Por Fabián Granobles Ocampo.
En el mundo del pensamiento crítico, el movimiento escéptico y el ateísmo militante se suele encontrar con varias mal interpretaciones deificaciones y errores que como personas, movimiento y asociaciones no se deberían cometer, ya que no son más que problemáticas resultantes de una mala comprensión de los conceptos básicos que se manejan para el activismo en pro de la cultura científica y la denuncia de la irracionalidad en todas sus expresiones.
Conscientes de esto, desde la Asociación de Ateos de Cali, en Colombia, el licenciado en filosofía (y uno de mis ciber amigos) Fabián Granobles Ocampo nos comparte estas respuestas a preguntas básicas sobre conceptos básicos que todo interesado en la divulgación científica, el pensamiento crítico, el laicismo y el ateísmo militante deben conocer. Sin duda alguna, tal como he notado, esta información no está libre de controversia, pero para eso estamos, para un diálogo racional y tolerante sobre diversas temáticas a fines. Sin más de mi parte, les dejo con el escrito del señor Granobles Ocampo (quien ya ha colaborado en más de una ocasión en este blog), esperando que lo disfruten (y que investiguen más por su cuenta) tal como yo lo disfruté.
-Daniel Galarza Santiago.
1) ¿Qué es el ateísmo? El ateísmo (del griego “a”, “sin” y “Teos”, “dios”) es la postura que niega o no acepta explícitamente la existencia de divinidades o deidades (dioses y diosas) ni de ninguna entidad sobrenatural o lugar sobrenatural (alma, cielo, infierno, purgatorio, demonios, ángeles, semidioses, elementales, gnomos, duendes, pitufos, elfos, unicornios alados rosas entre otros) sin importar el contexto sociocultural e histórico. El uso del concepto ateo en griego antiguo iba desde el sentido más o menos literal de no creer en los dioses o abandonado por los dioses, hasta sentidos más peyorativos y discriminatorios como malvado, infame, impío, desgraciado, que se entienden en el seno de una sociedad profundamente religiosa. En la Roma antigua, se utilizaba para designar a todo aquel que no creyera en los dioses del panteón romano, en particular a los cristianos.
En el mundo del pensamiento crítico, el movimiento escéptico y el ateísmo militante se suele encontrar con varias mal interpretaciones deificaciones y errores que como personas, movimiento y asociaciones no se deberían cometer, ya que no son más que problemáticas resultantes de una mala comprensión de los conceptos básicos que se manejan para el activismo en pro de la cultura científica y la denuncia de la irracionalidad en todas sus expresiones.
Conscientes de esto, desde la Asociación de Ateos de Cali, en Colombia, el licenciado en filosofía (y uno de mis ciber amigos) Fabián Granobles Ocampo nos comparte estas respuestas a preguntas básicas sobre conceptos básicos que todo interesado en la divulgación científica, el pensamiento crítico, el laicismo y el ateísmo militante deben conocer. Sin duda alguna, tal como he notado, esta información no está libre de controversia, pero para eso estamos, para un diálogo racional y tolerante sobre diversas temáticas a fines. Sin más de mi parte, les dejo con el escrito del señor Granobles Ocampo (quien ya ha colaborado en más de una ocasión en este blog), esperando que lo disfruten (y que investiguen más por su cuenta) tal como yo lo disfruté.
-Daniel Galarza Santiago.
1) ¿Qué es el ateísmo? El ateísmo (del griego “a”, “sin” y “Teos”, “dios”) es la postura que niega o no acepta explícitamente la existencia de divinidades o deidades (dioses y diosas) ni de ninguna entidad sobrenatural o lugar sobrenatural (alma, cielo, infierno, purgatorio, demonios, ángeles, semidioses, elementales, gnomos, duendes, pitufos, elfos, unicornios alados rosas entre otros) sin importar el contexto sociocultural e histórico. El uso del concepto ateo en griego antiguo iba desde el sentido más o menos literal de no creer en los dioses o abandonado por los dioses, hasta sentidos más peyorativos y discriminatorios como malvado, infame, impío, desgraciado, que se entienden en el seno de una sociedad profundamente religiosa. En la Roma antigua, se utilizaba para designar a todo aquel que no creyera en los dioses del panteón romano, en particular a los cristianos.
A nivel histórico, el primer ateo explícito
fue Chārvaka Muni (en sánscrito “Chaari”, “Atractivo”, “Dulce”, “Vaak”,
“Palabra”, “que habla” y “Muni”,
“Sabio”) o Cārvāka Muni (o simplemente Chārvaka
o Cārvāka, s. VII a.n.e.), filósofo
materialista indio, fundador de la primera escuela de filosofía (entendiendo
filosofía como una “forma de vida”)
explícitamente atea, materialista, atomista, empirista, escéptica,
antirracionalista y hedonista (que tuvo seguidores por lo menos hasta 1578),
conocida como la Escuela Lokāyata (en sánscrito “Loka”, “Mundo” “aiata”, “prevaleciente”; “perteneciente al mundo de
los sentidos”) y “Lokayatamata” (en
sánscrito “punto de vista del vulgo”), perteneciente a los “Dársanas” (en pali “Dāssanas”, “Punto de Vista”,
“Vista”, “Sistema”, “Doctrina”) “Heterodoxos”,
“Impíos”, “Negadores”, “Ateos” o “Nāstikas” (contrario a los 6 “Sistemas Ortodoxos” o “Āstikas”: Nyaya, Vaisesika, Sankya, Yoga, Mimamsa y el Vedanta, los cuales parten de los Vedas). En India no se conserva prácticamente ningún
texto ateo por destrucción. En Grecia
(y Occidente), el primer ateo explícito a nivel histórico fue Teodoro el Ateo (340 a.n.e. - 250 a.n.e.), filósofo hedonista y
misógino de la Escuela Cirenaica, discípulo del filósofo griego Aniceris.
El ateísmo no es una religión (conjunto
simbólico unificado de dogmas, costumbres, ideas, ideales y creencias
simbólicas que se aceptan sin cuestionamiento en un contexto sociocultural e
histórico determinado, aunque han habido
y aún hayan ateos dogmáticos e intolerantes), pues en el ateísmo hay
diferentes vertientes como el ateísmo materialista, el ateísmo pesimista, el
ateísmo vitalista, el ateísmo existencialista, el ateísmo idealista, el ateísmo
positivista, el ateísmo escéptico, el ateísmo anarquista, el ateísmo marxista,
el ateísmo objetivista, entre otros. El ateísmo tampoco implica una forma de
vestir determinada, ni un gusto musical determinado ni un gusto literario,
artístico o deportivo determinado ni la pertenencia a un partido político
determinado. El ateísmo no debe confundirse con el librepensamiento, ni con el
pensamiento crítico ni con el escepticismo, ni tampoco debe ser idealizado como
la encarnación de la razón. El
ateísmo no es lo mismo que la indiferencia religiosa (apatía hacia la religión
o a hacer debates sobre la religión), pues esto no indica una negación
explícita o no creencia de la creencia en la existencia de dioses y de lo
sobrenatural, pues en muchas ocasiones es la versión light o laxa que tienen
algunos creyentes religiosos en sus concepciones acerca de lo sobrenatural, ni
es sinónimo de ciencia, así como la ciencia tampoco es sinónimo de ateísmo, ya
que la ciencia como cuerpo de conocimiento racional, riguroso, y basado en
evidencias, va más allá de una postura ideológica determinada (social,
ético-política, económica o religiosa), ni tampoco es sinónimo de superioridad
intelectual y moral como lo afirman algunos ateos, los cuales han idealizado y
sacralizado ingenua y falsamente el ateísmo, y representa un mito social igualmente
erróneo que el mito social que afirma la superioridad moral e intelectual por
el sólo hecho de la pertenencia a una religión determinada. El ateísmo no es
tampoco equivalente a la homosexualidad ni conlleva a la homosexualidad (ni la
homosexualidad es equivalente al ateísmo o conlleva al ateísmo, como lo creen y
piensan algunos creyentes religiosos debido a su homofobia, pues no hay ninguna
relación directa ni indirecta comprobada entre la no creencia en dioses y lo
sobrenatural y la orientación sexual, de la misma forma que no hay relación
directa entre la religión y la orientación sexual), tampoco es satanismo (como
lo afirman algunos creyentes teístas que muestran su intolerancia e ignorancia
de lo que es realmente el ateísmo), pues eso sería una contradicción, ya que la
creencia en Satanás, Luzbel, Lucifer, Micifuz o Belcebú es también una forma de
creencia en lo sobrenatural y desde luego, también es una creencia religiosa.
El ateísmo ni conlleva ni es sinónimo de inmoralidad, ya que la moral es una
construcción humana y cultural hecha para poder convivir con los demás y no es
potestad de ninguna religión o partido político.
2) ¿Qué es el materialismo? El materialismo es una corriente filosófica que surge
en oposición a la superstición y las explicaciones religiosas, y que resuelve la cuestión fundamental de la
filosofía dándole preeminencia al mundo material y concreto (y la vida en
el aquí y ahora) y afirma que los fenómenos humanos (biológicos y
socioculturales e históricos) son fenómenos materiales, con un fundamento material
y concreto. Según el materialismo, el universo es material, existente
objetivamente fuera e independientemente de la conciencia (mente) humana. Plantea pues la afirmación de la realidad concreta. Para
el materialismo, la materia es primaria y la conciencia y el pensamiento son
propiedades de la materia a partir de un estado altamente organizado. El
pensamiento es un nivel superior del conocimiento humano, un proceso de reflejo
de la realidad objetiva, material, concreta y empírica. Sostiene, además, que
la materia no ha sido creada de la nada, que existe en la eternidad y que el mundo y sus regularidades son
cognoscibles. Si bien es cierto que el materialismo y el ateísmo han estado muy
relacionados a lo largo de la historia, ha habido excepciones como la del
filósofo materialista y deísta italiano Pietro Pomponazzi (1462-1524) o la del
filósofo y sacerdote católico italiano Pierre Gassendi (1592-1655), los cuales
eran creyentes y materialistas. Lo mismo ocurre con los marxistas o los
anarquistas (no todos los marxistas y anarquistas son ateos ni todos los ateos
son marxistas o anarquistas).
3) ¿Qué es
el agnosticismo? El agnosticismo (del griego “a”, “sin” y “gnōsis”,
“conocimiento”) es la postura considera
inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que
trasciende o va más allá de lo experimentado, y por lo tanto ni niega ni
afirma la existencia de divinidades o deidades ni de ninguna entidad
sobrenatural, por lo que se queda a medio camino entre las posturas del teísmo
y deísmo (que no son lo mismo) y el ateísmo. Es por esto que no debe
confundirse con el ateísmo. El biólogo inglés ThomasHenry Huxley (1825-1895) acuñó el concepto agnóstico
en una reunión de la Sociedad Metafísica
de 1869. Sin embargo, filósofos
antiguos ya habían promovido puntos de vista agnósticos, como el filósofo griego Protágoras de Abdera (485-411 a.n.e.), el filósofo
griego Gorgias de Leontini (485-380 a.n.e.) y el filósofo indio
Sanjaya Belatthaputta (s. V a.n.e.). Para algunos agnósticos, el valor de verdad de ciertas afirmaciones
(particularmente las metafísicas respecto a la teología, el más allá, la existencia de dios, dioses, ángeles, demonios, o una realidad última) es incognoscible debido a la naturaleza subjetiva de la
experiencia; para otros agnósticos son afirmaciones falsas al no tener fundamento
experimental o racional. El
agnosticismo no es sinónimo de antirreligiosidad, ya que no tiene una relación
directa y causal con el respeto o no hacia unas u otras creencias religiosas.
Para algunas formas de
agnosticismo, el valor de verdad de ciertas afirmaciones
(particularmente las metafísicas respecto a la teología, el más allá, la existencia del alma, la
existencia de dios, dioses, diosas, demonios, ángeles o
una realidad última) es incognoscible debido a la naturaleza subjetiva de la
experiencia, para otros son afirmaciones falsas al no tener fundamento
experimental o racional, por lo que es una búsqueda de la verdad. En algunas
versiones esta falta de certeza o conocimientos es una postura personal
relacionada con el escepticismo religioso. En otras versiones del agnosticismo se
afirma que el conocimiento sobre la existencia o no de seres superiores no solo
no ha sido alcanzado sino que es inalcanzable. Finalmente hay versiones del
agnosticismo (apateísmo) en las
cuales se afirma que la existencia o no de seres superiores, no solo no es
conocida sino que es irrelevante. El agnosticismo no implica necesariamente
antirreligiosidad, lo cual no tiene vinculación con el respeto o no hacia unas
u otras creencias. El agnóstico
puede o no entender las creencias en lo sobrenatural como una opción personal
de cada sujeto, que él no comparte, o como ideas falsas, o simplemente como
ideas no comprobadas. Entre
los más famosos agnósticos se encuentran Thomas
Henry Huxley (1825-1895), Thomas
Alva Edison (1847-1931), David Hume (1711-1776), Charles Robert Darwin (1809-1882), Paul Pierre Broca (1824-1880), Marie Curie (1867-1934), Bertrand Arthur William Russell
(1872-1970), Martín Heidegger (1889–1976),
Stephen Jay Gould (1941-2002) y Stephen Hawking (1942-).
4) ¿Qué es
el escepticismo? El escepticismo (del griego “skeptikoi”, de
“skeptesthai”, “mirar”, “examinar”, “indagar”, “investigar”), es la postura y actitud que plantea
que no es posible llegar a ningún tipo de certeza absoluta o de conocimiento
absoluto y fue el nombre dado a la corriente
filosófica planteada por los seguidores del filósofo griego Pirrón de Elis
(369-270 a.n.e.), y también puede dársele ese nombre a los seguidores del
filósofo indio Sanjaya Belatthaputta (s. V a.n.e.). El
dogmatismo de la Edad Media no favoreció en nada al escepticismo, que no volvió
a resurgir sino hasta el s. XVI, con las figuras del filósofo y escritor
francés Michel Eyquem de la Montaigne (1533-1592) y del filósofo y médico español Francisco Sánchez (1551-1623) y en el Empirismo del
filósofo, historiador, economista y
político inglés David Hume (1711-1776). El
escepticismo no es sinónimo de ateísmo ni de agnosticismo, ya que autores como Michel Eyquem de la Montaigne y
Francisco Sánchez combinaron el escepticismo con el teísmo y el deísmo.
Hay diferentes formas de escepticismo (escepticismo epistemológico,
escepticismo religioso, escepticismo moral, escepticismo político, escepticismo
ecológico o escepticismo ambiental) y niveles del escepticismo (escepticismo
medio, escepticismo radical o extremo), que no se reducen las unas a las otras
y que no deben confundirse entre sí. El escepticismo científico o escepticismo racional es la posición
de los que cuestionan las pseudociencias y, en general, la veracidad de las
afirmaciones que carecen de prueba empírica suficiente. En la práctica, esta
posición suele aplicarse al examen de afirmaciones y teorías que van en contra
del razonamiento lógico y del método científico. Algunos de los objetivos de los
escépticos incluyen a los psíquicos, parapsicólogos, mentalistas, espiritistas, apariciones
sobrenaturales, curaciones
milagrosas, estigmas, astrólogos, numerólogos, diversas
creencias religiosas, homeópatas, cartas del tarot, abducciones alienígenas y percepción
extrasensorial. A pesar de que muchos escépticos científicos también son ateos o agnósticos y tienen una visión del mundo
naturalista, sin embargo también existen escépticos de la pseudociencia como
por ejemplo el filósofo, matemático y
escritor estadounidense Martin Gardner (1914-2010)
que expresan su deísmo o teísmo. El escepticismo religioso (que no debe
confundirse con el ateísmo) es la posición que cuestiona la autoridad religiosa
y desconfían o dudan de la verdad o eficacia de alguna o varias prácticas
religiosas.
El escepticismo
ecológico o escepticismo ambiental es
la argumentación de que son falsas o exageradas las demandas particulares presentadas
por los ecologistas y los científicos ambientales que apoyan a los primeros, o
que es demasiado pronto para introducir recortes en estas actividades sobre la
base de la evidencia existente, o que se necesita más discusión acerca de quién
debe pagar por este tipo de iniciativas ambientales. Uno de los temas centrales
en el movimiento de los escépticos del ambientalismo es la idea de que el
ecologismo es una creciente amenaza para el progreso social y económico y para
las libertades civiles. El concepto de escepticismo
ecológico se ha popularizado con el libro “El Ecologista Escéptico” del escritor ecologista y homosexual
danés Bjørn Lomborg (1965-
).
El escepticismo moral es la
postura que plantea que no existen verdades absolutas en el aspecto moral o, si
existieran, el ser humano es incapaz de conocerlas, por lo cual no podemos
encontrar ningún criterio objetivo para preferir una opción u otra, ya que ninguna
es mejor, y es imposible distinguir entre lo justo y lo injusto, entre lo bueno
y lo malo. El escepticismo moral se opone particularmente al realismo moral: la
idea de que existen verdades cognoscibles morales, independiente de la mente
del sujeto. Entre los representantes más importantes del escepticismo moral se
encuentran David Hume, Jhon Leslie Mackie, Max Stirner, Friedrich Wilhelm
Nietzsche, Richard Joyce, Michael Ruse, Joshua Greene, Richard Garner, Walter
Sinnott-Armstrong, James Flynn. Escepticismo moral se divide en 3 subclases:
la teoría moral del error, el escepticismo moral epistemológico y el
cognitivismo. Estas 3 teorías comparten las mismas conclusiones, que son: “Nunca estamos justificados en creer que
las afirmaciones morales son verdaderas y, nunca sabemos que reclamo moral es
verdadero”.
La teoría
moral del error sostiene que no sabemos que cualquier reclamo moral es verdad
porque todas las afirmaciones morales son falsas, tenemos razones para
creer que todas las afirmaciones morales son falsas, y por eso, porque no
estamos justificados en creer cualquier reclamación que tenemos razones para
negar, estamos por lo tanto, no está justificado en creer las afirmaciones
morales. El escepticismo moral epistemológico es
una subclase de la teoría, los miembros de los cuales incluyen el escepticismo
moral pirroniano y el escepticismo moral dogmático. Todos los miembros del
escepticismo epistemológico moral comparten 2 cosas en común: primero,
reconocen que somos injustificada en creer cualquier derecho moral, y segundo,
que son independientes de si es cierto. El cognitivismo sostiene que nunca
podemos saber que cualquier reclamo moral es cierto porque las demandas morales
son incapaces de ser verdaderas o falsas. En cambio, las demandas morales son
imperativos, expresiones de emociones, o expresiones de actitudes.
En su forma radical, el
escepticismo filosófico afirma que la verdad no existe o en todo caso, el ser
humano es incapaz de encontrarla, es decir, niega la posibilidad de alcanzar un
conocimiento de la realidad, como es en sí misma, fuera de la razón o de la percepción
humana. Los escépticos griegos e indios no creían en una verdad
objetiva, porque para ellos todo era subjetivo, dependía del sujeto y no del
objeto. A esta postura de no emitir juicios, sino exclusivamente opiniones, se
la llamó suspensión de juicio (epojé).
Esta actitud los llevaría a la imperturbabilidad
del alma porque, al no creer en nada, no entraban en conflictos con nadie y
no se veían obligados a defender sus opiniones ya que, para ellos, no existían
verdades objetivas. El escepticismo no debe ser confundido con el agnosticismo.
Representantes: Protágoras de Abdera, Gorgias de Leontini, Pirrón de Elis,
Timón el Silógrafo, Carnéades de Cirene, Ptolomeo de Cirene, Enesidemo de
Cnosos, Arcesilao de Pítane, Sexto El Empírico, Antíoco de Laodicea, Zeuxis de
Laodicea, Teodas de Laodicea, Zeucipo, Hecateo de Abdera, Filón de Atenas,
Nausífanes de Teos, Menodoto de Nicomedia, Herodoto de Filadelfia, Sanjaya
Belatthaputta, Jayarāśi Bhaṭṭa, Michel
Eyquem de la Montaigne, Francisco Sánchez, David Hume.
5) ¿Qué es el hedonismo? El Hedonismo (del griego “hedoné”,
“placer”; el equivalente en sánscrito y pali “kāma”,
“plenitud sexual”, “placer de los sentidos”, “gratificación sensual”, “amor deseante”,
“disfrute estético de la vida”, “deseo”, “placer”) es la doctrina
filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como
objetivo o razón de ser de la vida. Considera el placer como el fin de la vida,
por lo que se deduce que los seres humanos deben dedicarse exclusivamente a
vivir en la eterna búsqueda del placer. Las 3 escuelas clásicas del Hedonismo
son: “La Escuela Lokāyata (en
India), Yan Chu (395 a.n.e. – 335 a.n.e.), la Escuela Cirenaica
y la Escuela del Jardín (formada tanto por hombres como por mujeres) o Escuela
Epicureísta (en Grecia)”. Si bien la Escuela Cirenaica y la Escuela
Epicúrea convergen en detestar la superstición y la religión y basar la
conducta y el juicio mediante la experiencia y la razón, no se debe confundir
el hedonismo con el ateísmo ni con el escepticismo. Se divide en 2
ramas:
*Hedonismo
Egoísta o Extremo: El Hedonismo Egoísta o Extremo plantea que los deseos y
placeres personales (no solamente los intelectuales sino también los sensuales)
se deben satisfacer de inmediato sin importar los intereses de los demás (el
placer por el placer). Esta teorización fue expuesta por la Escuela Lokāyata (en India), Yan Chu (En China) y Aristipo de Cirene (en
Grecia).
*Hedonismo
Racional, Refinado o Moderado: El Hedonismo Racional, Refinado o Moderado fue
formulada por los “Epicúreos” o “Hedonistas Racionales”, seguidores del
filósofo griego Epicuro de Samos, quien vivió en Grecia entre el (341 a.n.e.) y
el (270 a.n.e.). La doctrina que predicó Epicuro de Samos ha sido tergiversada
a través de la historia, hasta el punto de que algunos lo toman como un
libertino mientras que otros lo consideraron una faceta.
6) ¿Qué es
el librepensamiento? El librepensamiento es la postura racional y
razonable que no se basa o fundamenta sus afirmaciones, puntos de vista,
perspectivas y creencias en la imposición de ninguna autoridad (tradición,
prejuicios culturales arraigados, instituciones religiosas, libros sagrados,
aparato militar, Estado). Un error común es la
perspectiva de que el librepensamiento y el pensamiento crítico están
directamente relacionados o vinculados (mediante una relación causal) con la
libertad económica y el derecho a la propiedad, que es la libertad del ser
humano del libre comercio, de no tener restricciones para hacer negocios y el
derecho a tener propiedad privada nada más, pues los prejuicios socialmente
arraigados como el racismo, la xenofobia, el sexismo, la homofobia, la bifobia,
la discriminación socioeconómica, la discriminación religiosa o el especismo no
se destruyen de una sociedad-cultura simplemente porque esté garantizada la
libertad económica. Otro error es creer que el librepensamiento es el
relativismo extremo, simplista y vulgar que domina actualmente en muchas
sociedades que trata a todas las ideas como equivalentes; sin embargo el
librepensamiento utiliza a las ciencias naturales, las ciencias humanas, la
filosofía y la lógica para discriminar las ideas y creencias falaces.
No todo ateo y agnóstico es librepensador ni
todo librepensador es ateo o agnóstico. Lamentablemente ateos como Teodoro el Ateo (340 a.n.e.–250 a.n.e., filósofo ateo,
hedonista y misógino griego), Arthur Schopenhauer (1788-1860, filósofo idealista, pesimista, misógino y
ateo alemán), el Marqués de Sade (1740-1814,
filósofo, escritor, dramaturgo y poeta ateo, materialista hedonista y misógino
francés), Jakob Moleschott (1822-1893,
filósofo y médico ateo, materialista, determinista, empirista y racista
holandés, uno de los más
destacados representantes del Materialismo
Científico-Filosófico del s. XIX), Friedrich
Karl Christian Ludwig Büchner (1824-1899, filósofo, psicólogo y médico ateo,
materialista y racista alemán, uno de los más destacados representantes del Materialismo Científico-Filosófico del s. XIX), Karl
Christoph Vogt (1817-1895, biólogo, geólogo, antropólogo y filósofo
materialista, racista y ateo alemán, uno de los más destacados representantes
del Materialismo Científico-Filosófico del s. XIX), Louis Lodewijk Bolk (1866-1930, biólogo y
médico ateo y racista holandés), Arnold
Gehlen (1904-1976, biólogo, antropólogo, psicólogo y filósofo ateo
alemán, simpatizante del Nazismo), James
Dewey Watson (1928-, biólogo ateo y racista estadounidense), Howard Phillips Lovecraft (1890–1937,
escritor ateo y racista estadounidense) y Georges Bataille (1897–1962, filósofo, antropólogo y escritor ateo y
misógino francés) o los
agnósticos David Hume (1711-1776, filósofo,
economista, historiador y político agnóstico, escéptico y racista inglés),
Thomas Henry Huxley (1825-1895, biólogo agnóstico, evolucionista y racista
inglés), Paul Pierre Broca (1824-1880, médico, biólogo, anatomista y antropólogo agnóstico, racista y misógino francés)
y Martín Heidegger (1889–1976, filósofo
agnóstico alemán, simpatizante del Nazismo), no fueron librepensadores,
pues se atuvieron a los prejuicios aceptados y arraigados en sus contextos
socioculturales e históricos, aceptándolos como una autoridad, como algo justo, racional, razonable y natural.
7) ¿Qué es
el pensamiento crítico? El pensamiento crítico es una actitud y postura intelectual
que se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de los
razonamientos, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida
cotidiana suelen aceptarse como verdaderas e incuestionables. También se
define, desde un punto de vista práctico, como un proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar, de forma efectiva, a la
posición más razonable y justificada sobre un tema, y en la cual se procura
identificar y superar las numerosas barreras u obstáculos que introducen los prejuicios o sesgos
arraigados. Tal evaluación puede basarse en la observación, en la experiencia,
en los hechos y acontecimientos históricos, en el razonamiento filosófico o en
el método científico. No todo ateo es pensador crítico ni todo
pensador crítico es ateo.
8) ¿Qué es
el deísmo y el teísmo? El teísmo (del griego “Teos”, “dios”) es la postura que
afirma la creencia en lo sobrenatural y en los dogmas de una religión
establecida. El deísmo (del griego “Teos”,
“dios”) es la postura que afirma la creencia en un dios, pero se niega a
aceptar los dogmas de religiones establecidas y organizadas y los dioses
personales revelados, e incluso la
creencia en otras entidades sobrenaturales (ángeles, demonios, semidioses,
brujas, duendes, gnomos, entre otros). Las
raíces del deísmo están ligadas a los antiguos
filósofos griegos y, en especial,
a la reflexión filosófica aristotélica
de la primera causa. Posteriormente el deísmo florece durante el Renacimiento con el soporte de científicos ingleses
e italianos, como Galileo Galilei (1564-1642) e Isaac Newton (1642-1727); pero no es hasta
la época de la Ilustración (s.
XVIII), que el deísmo llega a su apogeo a partir de los escritos de filósofos
ingleses y franceses, como Thomas
Hobbes (1588-1679), Jean Jacques
Rousseau (1712-1778) y Voltaire (1694-1778). También con los
escritos de los padres fundadores de EUA, como John Quincy Adams (1767-1848), Ethan Allen (1738-1789), Benjamín Franklin (1706-1790), Thomas Jefferson (1743-1826), James Madison (1751-1836), George Washington (1732-1799) y Thomas Paine
(1737-1809), el deísmo tuvo una gran acogida en EUA. Los principios deístas tuvieron
un efecto en las estructuras
políticas y religiosas de EUA, como son el laicismo (separación entre la
religión y el Estado), la libertad
religiosa y la libertad de conciencia.
9) ¿Qué es
el laicismo y por qué es importante el laicismo? El Laicismo (del griego “laikós”, “alguien del pueblo”,
de la raíz griega “laós”,
"pueblo") es la postura racional y filosófica que defiende
la necesidad de la existencia de una sociedad
organizada aconfesionalmente, es decir, de forma independiente, o en su caso
ajena a las confesiones
religiosas (sin importar la que sea), pues plantea la separación radical
y real entre las religiones y el Estado, no sólo a nivel de la Constitución
política, sino de las prácticas sociopolíticas reales y concretas, es decir, en
donde las decisiones sociopolíticas y económicas no dependan de ninguna
religión y que las discusiones teológico-religiosas queden totalmente excluidas
de las discusiones políticas en el Estado. El laicismo es importante porque es
una garantía real de la libertad humana, al no permitir la imposición
de las normas y valores morales y políticos particulares de ninguna
religión o de la irreligión, que
tanto daño moral, intelectual, social, político y económico han hecho en la
historia humana, con el caso concreto de las cruzadas, la persecución y quema
de herejes y brujas por parte de los católicos y los protestantes, las guerras
religiosas entre católicos y protestantes, la yihad, las razzias.
10) ¿Qué es
el dogmatismo? El dogmatismo según el filósofo, pedagogo y
escritor colombiano Estanislao Zuleta (1935-1990), es la negación de la
existencia del otro y de la capacidad de pensamiento del otro, es la negación
del esfuerzo por debatir argumentativamente y por demostrar. Es monólogo,
totalmente opuesto a un verdadero diálogo abierto. La demostración siempre
implica la igualdad y la racionalidad: A un igual, se le demuestra, a un
inferior se le intimida, se le amenaza, se le tortura, se le ordena, se le
impone: A un superior se le ruega, se le seduce, se le obedece. La demostración
es la lección de tratar con igualdad a los otros, en el sentido que se acepta
que el otro existe y que tiene capacidad de pensamiento. El ser humano racional
no es un ser impositivo. No hay igualdad sino en la razón. La razón es igualitaria,
ya que el ser humano racional presenta sus puntos de vista, sus criterios,
respetando los puntos de vista y criterios de los otros. La necesidad del pensamiento
único y de las respuestas absolutas e
irrefutables es un problema de las religiones y de los absolutos, en cualquiera
de sus formas, no de la filosofía ni de las ciencias humanas y
las ciencias naturales.
Según Estanislao Zuleta, no es fácil combatir
y erradicar el dogmatismo y la intolerancia, porque es algo está demasiado
arraigado y arcaico en los seres humanos, viene desde nuestros orígenes, desde
los padres que introducen a los hijos en un mundo que ya estaba reglamentado,
normativizado y fijado por el lenguaje y la cultura que se interioriza en los
sujetos, porque el dogmatismo es la manera como el ser humano se configura
simbólicamente, interpretativamente y significativamente el mundo, su relación
con el mundo y con los otros, su identidad como sujeto y las representaciones
colectivas y subjetivas. Además,
porque por lo general, nadie se considera o concibe a sí mismo como un ser
humano o un grupo dogmático e
intolerante, sino solamente un gran defensor intransigente de la verdad, de la verdadera fe, de la ley divina, de la palabra de dios o de los dioses, de la raza pura y elegida, de la casta,
del pueblo elegido, de la historia, de la libertad, de la igualdad,
de la seguridad, de la justicia, del progreso, de la honra, el honor, la moral y las buenas costumbres, de la pureza o de la tradición, al igual que nadie se considera como un opresor, déspota, autócrata, dictador,
carnicero, genocida o tirano, sino como el
gran líder, el gran padre y el gran guardián y redentor del bien, el orden, la
moral y las buenas costumbres y de aquellos cuyos excesos o trasgresiones es
preciso evitar y erradicar de manera radical y para siempre. Ningún ser
humano ni ningún grupo social y político (mayoritario o minoritario) sin
excepción (incluyendo al ateísmo) es inmune a caer en el dogmatismo. El
dogmatismo no se reduce a la religión (la cual se basa en dogmas revelados o dogmas de
fe y ha sido una de las grandes fuentes del dogmatismo, la intolerancia y
el fanatismo, en especial el monoteísmo en sus 3 vertientes: judaísmo,
cristianismo e islam) o la política, aunque estos sean casos específicos y muy
frecuentes de dogmatismo. Pueden haber diferentes formas de dogmatismo, sea de
forma individual o colectiva: La
tradición en sus diversas manifestaciones siempre ha sido un referente
dogmático y autoritario.
Lo mismo es una autoridad establecida, un
absoluto (Jehová, Yahvé, Alá, Brahmá, Vishnú, Śivá,
Krishna, Zeus, Odín, Thor, Xenú, Satanás o cualquier Divinidad o Divinidades,
Jesús de Nazareth, el Espíritu Santo, la Iglesia, el Papa, el Cardenal, el
Obispo, el Sacerdote, el Pastor Protestante, el Patriarca, el Rabino, el Gurú,
el Chamán, el brujo, el adivino, el médium o canalizador, el astrólogo, el
numerólogo, el Imán, el Ayatolá, el Califa, el Sultán, el Dalai Lama, el Pachen
Lama, el Faraón, el Cacique, la Biblia, el Corán, el Talmud, la Torá, los
Vedas, el Libro de los Muertos, el Destino, la Divina Providencia, el Dharma,
el Karma, la Verdad Revelada, el Mesías, el Salvador, el Profeta, Mahoma, el
Monarca, el Presidente, el Líder Carismático, el Führer, el Duce, el Caudillo,
el Poglavnik, el Estado, el Partido Político, el Comité Central, la policía, el
ejército, la agencia de inteligencia y contrainteligencia, el pueblo, el
proletariado, el dinero, el amo, el patrón, la empresa, la moda, el objeto de
amor, la familia, la casta, la institución educativa, el docente, el equipo de
fútbol, la comunidad, la mayoría, la opinión popular, la raza, la patria, la
revolución, el bien, la paz, la libertad, la igualdad, la justicia, el
progreso, los Derechos Humanos, la historia e incluso la ciencia) o la presión
o fuerza de la opinión mayoritaria o
general.
El dogmatismo que caracteriza a los absolutos
y las ideologías totalizantes buscan su validación o legitimación en la
autoridad, en lo sagrado, en la idealización, en el fanatismo y el
fundamentalismo, en la jerarquización, en la palabra que no contenga y admita
la posibilidad de su propio cuestionamiento, en la tonalidad mítico-profética y
de seguridad absoluta, obliga a escoger entre una aprobación total o un rechazo
total, en la tradición en la fuerza de la opinión mayoritaria, en la
homogenización y la estandarización, en la exclusión, en la estigmatización, en
la arbitrariedad, en la humillación, en la imposición, en la sugestión, en el
adiestramiento, en el totalitarismo, en la censura, en el silencio, en la
violencia, en el terror, en la explotación, en la destrucción, en la barbarie,
en la tortura, en el derramamiento de sangre, en la intimidación, en la
negación y eliminación del otro y de la oposición, en el delirio de persecución, en el miedo a lo
desconocido y a lo diferente, en el miedo al vacío y a las preguntas abiertas.
En el dogmatismo que ha caracterizado a las ideologías totalitarias, el miedo a
la duda, el miedo y designación de los enemigos internos y externos, en el todo
o nada, en la unidad o la muerte y nunca
en la demostración, la refutación, la reflexión o la crítica, ni en la
aceptación de preguntas abiertas o sin posible respuesta, se convierten en las
principales características fundamentales, ya que ofrece una respuesta de
manera absoluta para todos los interrogantes, además que desconoce el respeto y
la tolerancia hacia la diferencia.
Lo diferente es tratado por los absolutos y
por todas las formas de dogmatismos, absolutismos y totalitarismos como lo destructivo, lo perjudicial, lo
contaminado, lo sucio, lo sospechoso, la amenaza, el peligro, el enemigo, el
malo, el anormal, el inferior, el bárbaro, el apestoso intelectual, el
decadente, el inmoral, el delincuente, el traidor, el hereje, el blasfemo, el
impío, el infiel, el pecador, el satánico, el hijo de Lucifer, el luciferiano,
el adorador de Satanás, el esclavo de Satanás, el enemigo de Dios, el enemigo
de la verdadera fe, el no salvo, el falso creyente, el enfermo, el loco, el
enfermo mental, el desechable, el degenerado, el zarrapastroso, el muerto de
hambre, el marica o maricón, el impuro, el
disidente político, el enemigo de clase, el enemigo de raza, el enemigo
de la revolución, el enemigo del pueblo, el mamerto, el apartida, el infiltrado,
el espía, el oportunista, el revisionista, el chauvinista, el revolucionario,
el comunista, el rojo, el reaccionario, el enemigo contra-revolucionario, el enemigo burgués, el enemigo de
la moral y las buenas costumbres, el pequeño burgués, el pseudohombre, el
infrahombre, el terrorista, el ateo tibio, el pseudoateo.
El dogmatismo de los absolutos los llevó a
usar las incineraciones de libros, la expropiación de bienes intelectuales y
materiales, los medios masivos de comunicación, las cárceles, los hospitales
psiquiátricos, el sistema educativo, los derramamientos de sangre, las palizas,
las masacres en masa y masacres en serie, los campos de concentración y
exterminio y de reeducación laboral y el aparato militar como formas de
vigilancia, control y dominación y como formas para limpiar y purificar de lo
diferente, para vivir en el reino de las
verdades absolutas, en el reino del gran destino, en el reino de mil años, en
el reino del nuevo hombre, en el reino de Dios en la Tierra, como es el
caso concreto del Tercer Reich en
Alemania con Adolf Hitler, la Tercera
Roma en Italia con Benito Mussolini y la Tercera Civilización Helénica en Grecia con Ioannis Metaxas.
Siempre pueden surgir diversas formas de absolutos y siempre habrá muchos seres
humanos que amen sus cadenas y que estén dispuestos a seguir estos absolutos, a
asesinar y a morir por ellos.
La historia del s. XX, a pesar del despliegue
y avance tecnológico, fue particularmente la época de los grandes dogmatismos,
los grandes absolutos, las promesas utópicas y los reinos religiosos y
políticos milenaristas (como el fascismo, el franquismo, el nacionalsocialismo
o nazismo, las dictaduras en Latinoamérica, África y Asia y el comunismo,
particularmente en su versión estalinista), y las dictaduras en Latinoamérica,
Asia y África, que convirtieron al s. XX en la época de la Primera Guerra
Mundial (1914 – 1918) y de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945), las grandes
purgas y masacres en masa y en serie, los campos de concentración, exterminio y
de reeducación laboral, de la bomba atómica (y las armas de destrucción masiva
en general), la Guerra Fría y la carrera armamentística de las dos grandes superpotencias
mundiales y militares vencedoras en la Segunda Guerra Mundial: EUA y Rusia
(ant. URSS o Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).
11) ¿Qué es
la tolerancia y por qué es importante la tolerancia? La tolerancia es la capacidad humana de entender y
aceptar explícitamente las diferencias (y aquellos que tienen esas diferencias,
su posibilidad de existencia), así no se compartan. Ningún ser humano o grupo
social y político (sea mayoritario o minoritario discriminado) está exento de
tener prejuicios y cometer actos de discriminación debido a esos prejuicios. La
tolerancia y el respeto tampoco deben confundirse con el relativismo vulgar o
extremo, que hace equivalente todos los discursos. Se confunde la tolerancia y
el respeto con el irracionalismo militante ni con la idealización de la cultura
en la que se está inmerso o con la idealización de otras culturas, ideas,
costumbres, creencias, mitos, religiones, partidos políticos, drogas y formas
de vida, que se usan como formas de fuga, escape y oposición frente a la
angustia y el cansancio sociocultural e histórico de la cultura hegemónica.
Una cosa es la sociología y la antropología como ciencias humanas o ciencias de la
cultura que estudian al ser humano de manera integral y a otras culturas
diferentes a la nuestra, que muestran cómo funciona la cultura en la que
estamos inmersos y enseñan la alta capacidad que tienen otras culturas de
aprender, sin despreciarlas como primitivas y otra cosa muy distinta es el
irracionalismo militante, la drogadicción, las idealizaciones, los delirios,
los fantasmas, las quimeras, las utopías, el fanatismo religioso, la
superstición, el misticismo, el esoterismo, el ocultismo, la astrología, la
numerología, la homeopatía, la ufología, la cienciología (dianética), el
espiritismo, la quiromancia, la geomancia, la adivinación, la angeología, la
piramidología, la parapsicología, las lecturas de tabaco, de la mano y del
tarot, el vudú, la tabla ouija, las
auras, las pulseras mágicas, el neopaganismo, el chamanismo y la New Age (Nueva
Era), que son formas de oposición, cansancio, rechazo, reproche y defensa
inútiles, estériles, ineficaces e improductivas frente a la cultura en la que
se está inmerso. De hecho, las idealizaciones de la cultura en la que se está
inmerso o de otras culturas en nombre de Dios, la paz, el amor, la justicia, la
igualdad, la abundancia, la libertad, la democracia, el proletariado, el
progreso, la ciencia, la naturaleza, entre otros, siempre ha conducido
históricamente al terror, y su fórmula completa es: “libertad, igualdad, fraternidad…
de la muerte”.
12) ¿Por qué
es importante el ateísmo militante y por qué es importante asociarse como ateo? Debido a la fuerte influencia de las religiones que han
tenido históricamente (y aún en la actualidad) en las sociedades a nivel
mundial, y del avance del fundamentalismo religioso (no sólo el fundamentalismo
islámico o el fundamentalismo cristiano) en el s. XXI en el mundo (en donde
curiosamente también es el siglo del avance técnico-tecnológico, militar y
científico), algunos ateos hemos percibido la necesidad de unirnos para luchar
contra estos infortunados hechos culturales e históricos que han sido históricamente causas del derramamiento de
sangre, la barbarie, la destrucción de lenguas y pueblos enteros, la
ignorancia, la superstición, el irracionalismo militante, la quema de libros,
el racismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia, la bifobia, la
transfobia, la lesbofobia.
13) ¿Por qué
es importante la divulgación científica y de las humanidades? Ante el avance de los irracionalismos militantes, los
fundamentalismo o fanatismos religiosos y políticos y las pseudociencias, y
ante el recrudecimiento de prejuicios socioculturales que ya se creían
(falsamente) superados como el racismo, la xenofobia, el sexismo, la homofobia,
la bifobia, la transfobia, la discriminación socioeconómica, la discriminación
religiosa en el mundo en el siglo XXI, se hace necesaria la divulgación científica, debido a que las ciencias naturales, las ciencias
humanas (sociales), a pesar de tener implicaciones y efectos sociales, es
decir, de ser una institución y una actividad que está en continua relación con
la sociedad y la cultura, son actividades esencialmente críticas, debido a
su estructura racional y a su capacidad
poner en tela de juicio los contextos culturales e históricos y los prejuicios
de esos contextos culturales e históricos, contribuyen a la construcción de la
racionalidad, del librepensamiento y el pensamiento crítico.
14) ¿Los
ateos que piensan de las personas creyentes religiosas? El ateísmo es la negación explícita o no creencia en la
existencia de dioses o entidades sobrenaturales, pero no conlleva
implícitamente ninguna superioridad ni inferioridad intelectual ni moral, ni hace
alusión explícita a ningún tipo de postura moral y política concreta frente a
la sociedad y a los creyentes religiosos, es por esto que existen diversas
formas de ateísmo y diversas actitudes morales, políticas y sociales de los
ateos frente a los creyentes religiosos, a los agnósticos e incluso frente a otros
ateos, incluyendo lamentablemente en algunos casos el dogmatismo, la
discriminación y la intolerancia frente a los creyentes religiosos, a los
agnósticos y otros ateos.
Fabián Granobles Ocampo es licenciado en filosofía dela Universidad del Valle, Colombia.
Fabián Granobles Ocampo es licenciado en filosofía de
Autodeclarado ateo y hedonista, es miembro activo de la Asociación de Ateos de Cali, en Colombia.
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