domingo, 6 de febrero de 2011

Lógica para Creacionistas



 (Obtenido mediante conversaciones en linea de un grupo creacionista.Este articulo fue publicado en el blog de  J.M. Hernández )
Normalmente, definimos razonamiento como el proceso que permite alcanzar una conclusión conectando ideas. Es un proceso sumamente complejo, donde intervienen multitud de factores, como la lógica y el conocimiento, pero también las emociones, los gustos o los cánones sociales.

Siendo generalista, y utilizando la definición anterior, podemos encontrar tipos muy diferentes de razonamientos, por ejemplo:

- Todos los humanos son mamíferos. Pedro es humano. Por lo tanto, Pedro es mamífero.

- Hoy está muy nubado. Hoy lloverá.

- Estas manzanas son peores que aquellas más caras. Voy a comprar las baratas y así ahorro dinero.

- Estas manzanas son muy caras y aquellas muy baratas. No compro ninguna.

Podemos detectar que no se trata del mismo tipo de razonamiento, aunque todos son razonamientos válidos, incluso a pesar de que unos nos parezcan más “lógicos” que otros.

TIPOS DE RAZONAMIENTO

Por todo lo anterior, ya desde Aristóteles, los filósofos y psicólogos han establecido diferentes categorías de razonamiento que suelen aplicarse en distintas situaciones. Aunque no sea una clasificación muy académica, básicamente podemos encontrar dos tipos de razonamientos principales:

Razonamiento lógico o formal: la conclusión se desprende exclusivamente de las premisas. Existen dos tipos básicos de razonamiento lógico: el deductivo y el inductivo.

A) Razonamiento lógico deductivo: La conclusión se deriva necesariamente de las premisas, por ejemplo, “Todos los humanos son mamíferos. Pedro es humano. Por lo tanto, Pedro es mamífero”. Es el tipo de razonamiento más empleado en ciencia, aunque es habitual utilizarlo también en la vida cotidiana.

B) Razonamiento lógico inductivo: En este caso, la conclusión general se obtiene a partir de datos particulares de las premisas, pero no representa la única posibilidad. Por ejemplo, “He visto un cuervo y es negro, negro, he visto otro cuervo y es negro, he visto un tercer cuervo y es negro, luego todos los cuervos son negros”. Este tipo de razonamiento también es muy utilizado, tanto en ciencia como en la vida diaria, pero es imprescindible entender que la conclusión siempre se expresa en términos de probabilidad, directamente relacionada con el número de datos de las premisas. La verdad de las premisas, por muchos datos que contengan (imaginemos que hemos observado un millón de cuervos y todos son negros) no hacen verdadera la conclusión, únicamente le otorgan mayor probabilidad.

La diferencia fundamental es que con el razonamiento deductivo alcanzamos una certeza (siempre y cuando las premisas sean ciertas), mientras que con el inductivo expresamos una probabilidad (más alta cuanto mayor sea la representatividad de las premisas).

Razonamiento no-lógico o informal: En este tipo de razonamiento, la conclusión no se desprende exclusivamente de las premisas, sino que intervienen otros factores como la experiencia, los sentimientos, la interpretación del lenguaje, etc. Este tipo de razonamiento está ligado con la toma de decisiones, y es ampliamente utilizado en la vida cotidiana. Por verdaderas que sean las premisas, la conclusión no es cierta -ni falsa- dado que únicamente se trata de la elección de una opción basada, además de en las premisas, en los aspectos subjetivos anteriormente citados.

Por ejemplo, en el razonamiento “Estas manzanas son peores que aquellas más caras. Voy a comprar las baratas y así ahorro dinero”, no deducimos la conclusión -voy a comprar las baratas- exclusivamente de las premisas, sino que además consideramos otros factores -poder adquisitivo, gusto, preferencia del ahorro a la calidad, etc.- para optar por una de las conclusiones posibles.


El razonamiento informal no es menos importante que el razonamiento lógico, ni tampoco es más incorrecto o menos serio. Simplemente es distinto y se emplea para otros menesteres en los que no podríamos aplicar un razonamiento lógico. En ciencia se utiliza el razonamiento formal, pero sería imposible aplicarlo a la elección de un cuadro para nuestro salón. De hecho, el razonamiento informal es de suma importancia en campos tan dispares como la inteligencia artificial o las tendencias de mercado.

LA LÓGICA FORMAL Y LA VÁLIDEZ DE UN RAZONAMIENTO

En la vida cotidiana solemos calificar de “ilógico” o “no lógico” a cualquier razonamiento que alcanza una conclusión diferente a la que nosotros hubiéramos llegado. Con semejante amplitud, metemos en el mismo cesto de “razonamientos ilógicos” cosas tan diferentes como “Juan no es mamífero” o “compraré las manzanas más caras”.

Pero la lógica es algo distinto: como ciencia, estudia la validez formal del razonamiento, es decir, en función de las relaciones que se establezcan entre las premisas y la conclusión, determina si el razonamiento está correctamente construido o no. Es importante señalar que la lógica no evalúa ni la verdad de las premisas ni la de la conclusión, ya que hace referencia a la estructura del razonamiento, no a los hechos. Así, el argumento “Juan es un hombre, los hombres son ovíparos, luego Juan es ovíparo”, es un razonamiento formalmente válido, a pesar de que una de las premisas -y por lo tanto la conclusión- no sean ciertas.

Siendo estrictos, por lo tanto, solo podríamos aplicar una evaluación lógica a los razonamientos formales -lógicos-, dado que los informales -no lógicos- no solo dependen de la relación premisas-conclusión, como hemos comentado anteriormente. Y esta evaluación lógica solo nos diría si el razonamiento es válido, no si es cierto, hecho que dependerá de si las premisas lo son.

Tenemos entonces dos cualidades diferentes para un razonamiento lógico: que sea válido -evaluación lógica- y que sea correcto -exactitud de las premisas-.

Pongamos un ejemplo de razonamiento lógico (ejemplo 1):

Premisa 1: Juan es un hombre

Premisa 2: Los hombres son mamíferos

Conclusión: Juan es un mamífero.

Éste sería un razonamiento lógico deductivo, ya que la conclusión se extrae necesariamente de las premisas, y es un razonamiento válido (A es B, B es C, luego A es C). Como las dos premisas son verdaderas, la conclusión es, además de válida, verdadera.

Pongamos ahora otro ejemplo (ejemplo 2):

Premisa 1: Juan es un hombre

Premisa 2: Los hombres son peces

Conclusión: Juan es un pez.

Se trata del mismo tipo de razonamiento lógico deductivo y también es un razonamiento válido (A es B, B es C, luego A es C). Sin embargo, la premisa 2 no es verdadera, por lo que a pesar de alcanzar una conclusión válida, no podemos asegurar que sea verdadera, ni tampoco podemos asegurar que sea falsa.

Es importante este matiz: en un razonamiento lógico deductivo válido, la verdad de las premisas nos asegura una conclusión verdadera, pero la falsedad de las premisas no nos asegura una conclusión falsa.

Pongamos ahora un tercer ejemplo (ejemplo 3):

Premisa 1: Juan es un hombre

Premisa 2: Los hombres no son pájaros

Conclusión: Juan es un pez.

De nuevo estamos ante un razonamiento lógico deductivo, pero en este caso se trata de un razonamiento inválido, no correcto. De las dos premisas no se deduce necesariamente que Juan sea un pez; puede serlo, pero también podría ser, por ejemplo, un caracol. De hecho, si la conclusión hubiera sido “Juan es un mamífero”, sería verdadera pero el razonamiento habría sido igualmente inválido. Obsérvese que aquí el punto importante es que, de un razonamiento inválido, se obtiene una conclusión sobre la que tampoco podemos afirmar ni su veracidad ni su falsedad, a pesar de que las premisas sean válidas.

Pongamos un último ejemplo (ejemplo 4):

Premisa 1: Ana García es mujer

Premisa 2: Ana Vázquez es mujer

Conclusión: Todo el que se llame Ana es mujer.

Ahora estamos ante un razonamiento lógico inductivo. A diferencia del deductivo, la conclusión no es necesariamente verdadera a pesar de que el razonamiento sea válido y las premisas sean ciertas. Aquí, simplemente sabemos que la conclusión tiene determinada probabilidad de ser verdadera. Cuanto más abarquen las premisas, más probabilidad de certeza: si conocemos 10.000 Anas mujeres, es mucho más probable que la conclusión sea cierta que si solo conocemos dos. No obstante, por muy alta que sea, la conclusión siempre será probablemente cierta.

Resulta evidente que la utilidad de estos procedimientos de razonamiento lógico son una herramienta fundamental en el método científico. Una conclusión alcanzada mediante un razonamiento válido puede ser empleada como premisa para el siguiente, permitiendo así la construcción de grandes árboles de conocimiento racional. De esta forma se entienden dos características básicas de la ciencia:

1.- Si se demuestra que una premisa es falsa, todos los razonamientos posteriores son invalidados.
2.- Si se emplea el razonamiento inductivo, los resultados son probablemente ciertos, no indiscutiblemente ciertos.

O, dicho de otra forma, toda teoría científica es provisional, por correcta que sea.

LOS RAZONAMIENTOS INVÁLIDOS EN EL CREACIONISMO Y EL DISEÑO INTELIGENTE

Por todo lo expuesto más arriba, comprobamos que un razonamiento no es válido simplemente porque no sea contradictorio o resulte coherente y, mucho menos, es cierto por ello. Para saber si es válido, debemos emplear una validación lógica y, para saber si es cierto -o probablemente cierto-, debemos comprobar la veracidad de las premisas.

Los predicadores del diseño inteligente, y los creacionistas en general, suelen emplear razonamientos inválidos, que siguen la estructura de un razonamiento lógico y que consiguen engañar al público que está más acostumbrado a utilizar razonamientos informales en su vida cotidiana.

Utilicemos un ejemplo muy usado por las doctrinas creacionistas: “La complejidad del código genético y el ADN, cuyo origen no puede explicar la ciencia, evidencian un diseño y, por lo tanto, la existencia de un diseñador inteligente“.

Ante cualquier crítica al razonamiento, sus partidarios afirman: “Pues si no es así, dígame como se origino el complejísimo ADN, ¿no lo sabe verdad? eso evidencia que mi razonamiento es válido“.

Dicho así, el argumento resulta muy convincente, difícil de rebatir y correctamente enunciado. Sin embargo, analicemos los dos razonamientos que contiene:

Razonamiento A:

Premisa 1: El código genético y el ADN son sumamente complejos.

Premisa 2: La ciencia no ha explicado como se originaron.

Conclusión: El código genético y el ADN fueron diseñados inteligentemente.

Esta conclusión sirve de premisa al siguiente razonamiento:

Razonamiento B:

Premisa 1: Si existe diseño, existe un diseñador.

Premisa 2: El código genético y el ADN fueron diseñados inteligentemente.

Conclusión: El código genético y el ADN fueron diseñados por un diseñador inteligente.

Una vez considerado todo lo expuesto en el artículo, resulta sencillo detectar las incorrecciones del planteamiento:

- El razonamiento A no es válido: pretende ser un razonamiento deductivo, pero la conclusión no se desprende necesariamente de las premisas: el que sea complejo y no conozcamos su origen no implica que sea diseñado. Es el mismo caso que el razonamiento 3 (Juan es un hombre, los hombres no son pájaros, luego Juan es un pez).

- El razonamiento B sí es válido, pero su premisa 2 no es verdadera necesariamente (se trata de la conclusión del razonamiento A, que era incorrecto). Estaríamos ante el ejemplo 2 (Juan es un hombre, los hombres son peces, luego Juan es un pez).

- No es necesario demostrar el origen del ADN para invalidar el argumento, ya que este es incorrecto (aunque también convertiría en falsa la premisa 2 del razonamiento A).

Así pues, no podemos deducir, a partir de los datos de los que partimos, que el ADN sea fruto de un diseñador inteligente. Tampoco significa esto que la conclusión sea falsa, sino que el razonamiento no es válido y parte de premisas no verificadas, no demostrando nada en absoluto.

Nos encontramos entonces ante una afirmación incorrecta (en el sentido formal) que solo puede ofrecerse como conjetura. Su probabilidad dependerá de la cantidad de pruebas válidas que la apoyen, no de ninguna “evidencia de diseño”.

Esta utilización de razonamientos inválidos o falaces es muy habitual no solamente en la doctrina creacionista, sino en todas las llamadas “pseudociencias”, como la ufología, las medicinas “alternativas”, el espiritismo o las teorías conspiratorias y es uno de los factores que las diferencian del método científico.

En nuestras manos está intentar seguir un pensamiento racional y utilizar en cada caso la herramienta adecuada: no empleemos fórmulas matemáticas para elegir los cuadros de nuestro salón ni elijamos el color que más nos guste como prueba del ph de un medio.

1 comentario:

  1. MUERTO ::...Hi...:: aaa aki biendo de new tu blog Saludos muertOpp todo un univerrsitario :D me de mucho gustoO ke andes muy biien saludoss ♥

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