Como todos los falsos misterios de lo paranormal, el del chupacabras es un mito destinado a perdurar (por lo menos) en la cultura de Latinoamérica, de modo indefinido y siempre a la espera de volverse noticia de nuevo. Esto último fue lo que ocurrió hace unas semanas, cuando el diario argentino SL24 informó de un chupacabras en el municipio de Totoras, Santa Fe. La nota, de dos renglones de extensión y un video donde se escucha la descripción de un supuesto testigo, muestra la fotografía de la supuesta criatura causante de la muerte de dos perros grandes y del temor de los pobladores de Totoras.
En Nicaragua, en 1995, se informó que se había encontrado un chupacabras muerto. El cadáver fue examinado por científicos de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Después de examinar el cuerpo que desde el principio les pareció muy familiar, la Universidad concluyó que el cadáver era de un perro. Ante esto, la población comenzó a especular, y se decía que el verdadero cuerpo había sido escondido para ocultar la verdad sobre esta criatura. Los científicos de esta universidad incluso recibieron amenazas de muerte por su “complicidad” con el gobierno para “ocultar la verdad.”
Más allá de este incidente, en 2004 se presentarían nuevas “pruebas” de la existencia de este ser. Unos campesinos del estado de Texas, mataron a tiros a una extraña criatura. Después de varios días que las granjas de este lugar habían sido el blanco de un depredador, por fin dieron con la criatura. El animal era del tamaño de un perro, con una piel bastante extraña de un color grisáceo, sin pelo y con grandes colmillos.
En 2007 el equipo de investigación del programa Monsterquest de The History Channel, investigó y analizó muestras de pelo y de piel de la extraña criatura. Los laboratorios llegaron a una conclusión: el animal misterioso pertenecía a la familia de los cánidos, posiblemente un coyote. La razón de su extraña piel era que presentaba un caso severo de sarna. La sarna es una infección cutánea producida por el parásito (ácaro) de la sarna que excava “túneles” bajo las capas superficiales de la piel irritándola con sus heces fecales. Esta enfermedad se presenta normalmente en lobos, coyotes, y perros salvajes o callejeros.
El ahora llamado "chupacabras de Totoras" dio la vuelta al mundo en solo unos días. La fotografía del supuesto monstruo fue difundida en redes sociales por la revista People, por el diario The Sun y por New York Post; también mereció una nota informativa en el portal de noticias de Yahoo! Argentina. Un mes antes, en México, se reportó una serie de ataques extraños al ganado de Coahuila, creándose teorías conspiracionistas sobre el chupacabras como un invento de Televisa o del gobierno para distraernos en temporada de elecciones presidenciales. Tal vez al fin hemos encontrado la evidencia de la existencia de esta criatura avistada por primera vez desde mediados de los 90s. O tal vez solo tenemos un ejemplo más de lo que un periódico no debe hacer como medio responsable de comunicación.
Las pruebas que los investigadores de lo paranormal han aportado sobre la existencia del chupacabras a lo largo de dos décadas han sido variadas, pero ninguna ha servido de evidencia real. Se han mostrado cabellos, huellas, animales muertos (víctimas de la criatura), así como cadáveres de chupacabras. Incluso se han presentado supuestos chupacabras capturados vivos.
"Chupacabras" de Nicaragua. |
Los primeros tres tipos de evidencias se han descartado una y otra vez. Los cabellos presentados, hasta el día de hoy, han resultado ser de perros, animales de ganado, mapaches, etc. Lo mismo ha pasado con las huellas, siendo principalmente de cánidos. Los animales muertos, presentados en muchos medios amarillistas como muertes misteriosas donde no se aprecian signos de pelea y que se les extrajo toda la sangre o se mutiló algún órgano, en realidad unos han resultado ser cuerpos de animales que muestran resistencia ante un atacante salvaje (usualmente perros, chacales y lobos) y otros más muestran signos de muerte por alguna enfermedad y devorados por carroñeros y descomponedores.
En Nicaragua, en 1995, se informó que se había encontrado un chupacabras muerto. El cadáver fue examinado por científicos de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Después de examinar el cuerpo que desde el principio les pareció muy familiar, la Universidad concluyó que el cadáver era de un perro. Ante esto, la población comenzó a especular, y se decía que el verdadero cuerpo había sido escondido para ocultar la verdad sobre esta criatura. Los científicos de esta universidad incluso recibieron amenazas de muerte por su “complicidad” con el gobierno para “ocultar la verdad.”
Más allá de este incidente, en 2004 se presentarían nuevas “pruebas” de la existencia de este ser. Unos campesinos del estado de Texas, mataron a tiros a una extraña criatura. Después de varios días que las granjas de este lugar habían sido el blanco de un depredador, por fin dieron con la criatura. El animal era del tamaño de un perro, con una piel bastante extraña de un color grisáceo, sin pelo y con grandes colmillos.
En 2007 el equipo de investigación del programa Monsterquest de The History Channel, investigó y analizó muestras de pelo y de piel de la extraña criatura. Los laboratorios llegaron a una conclusión: el animal misterioso pertenecía a la familia de los cánidos, posiblemente un coyote. La razón de su extraña piel era que presentaba un caso severo de sarna. La sarna es una infección cutánea producida por el parásito (ácaro) de la sarna que excava “túneles” bajo las capas superficiales de la piel irritándola con sus heces fecales. Esta enfermedad se presenta normalmente en lobos, coyotes, y perros salvajes o callejeros.
Perros, chacales, mapaches y zarigüeyas con sarna, así como cánidos en descomposición han sido mal identificados y reportados por medios sensacionalistas como "chuapacabras." |
El misterio del chupacabras de Totoras... resuelto
Como estos casos, se han presentado unos cuantos más, pero todos han terminado siendo mapaches, perros, chacales o zarigüeyas con sarna (cuando las encuentran vivos) o casos de animales en estado avanzado de descomposición. Benjamin Radford, editor en jefe de la revista Skeptical Inquirer y autor de Tracking the Chupacabra (2011), piensa que esta clase de "chupacabras" sarnosos se presentarán cada vez más en las noticias, probablemente gracias al calentamiento global y con éste, el aumento de las infecciones por ácaros y otros artrópodos.
Pero el chupacabras de Totoras no parece ser un perro con sarna. Algunas personas han llegado incluso a asegurar que se trata de un demonio, conocido como Asuang en Filipinas. No han faltado los "testigos" de criaturas similares alrededor de toda América Latina. Según aseguraba The Sun se trataba de una bestia de más de dos metros de altura, mitad humana y mitad animal, suelta en la ciudad argentina de Santa Fe.
Ante esta falta de crítica periodística, tanto por diarios locales como por internacionales, el diario chileno PubliMetro informó sobre qué es lo que se observa en la fotografía compartida por SL24: es un fraude. La criatura no es ni un chupacabras ni un demonio, por lo menos no uno real. Se trata de un monstruo de la película Harry Potter. El prisionero de Azkaban, puesto sobre una fotografía de alguna calle de noche.
Esto tiene mucho sentido si tomamos en cuenta que el chupacabras es una creación colectiva, mezcla de leyendas locales de Puerto Rico a mediados de los 90s, histeria colectiva y medios sensacionalistas que antes que investigar las causas reales de extrañas matanzas de ganado, crearon un monstruo llamado chupacabras.
Remus Lupin, un hombre lobo de la novela juvenil Harry Potter es el "chupacabras de Totoras." |
Guía para identificar al chupacabras
Tal vez el chupacabras de Totoras no es un verdadero chupacabras. Tal vez tampoco lo fue el cadáver encontrado en Nicaragua en el 95. Tampoco los otros animales sarnosos atrapados en distintas partes de EEUU. Pero tal vez alguien lo bastante positivo (e ingenuo) pueda seguir creyendo que hay una criatura desconocida chupa sangre. ¿Cómo saber que nos encontramos con una? En Tracking the Chupacabra, Ben Radford nos ofrece la solución, una guía para saber identificar cuándo se está frente a un chupacabras (según traduce David Osorio):
1. ¿El animal fue visto atacando realmente a otros animales?
2. Si lo fue, ¿fue visto o grabado en video chupando la sangre de su(s) víctima(s)?
3. ¿A una presunta víctima del chupacabras le hicieron una autopsia por parte de un veterinario cualificado o un médico patólogo?
4. ¿Este patólogo o veterinario concluyó que la sangre en realidad había sido extraída del animal?
5. ¿El presunto chupacabras tiene una estructura bucal que le permita succionar físicamente la sangre de su presa?
6. ¿A la saliva del presunto chupacabras se le han hecho pruebas científicas para el anticoagulante y las propiedades anestésicas específicas que debe tener para chupar la sangre?
7. ¿Se ha examinado el tracto digestivo e intestinal del presunto chupacabras para encontrar estructuras especializadas o enzimas que sugieran que podría vivir con una dieta de sangre sin sucumbir a la toxicidad por hierro?
8. ¿Se ha examinado el contenido del estómago del presunto chupacabras para determinar si vivía con una dieta de sangre (en lugar de la ordinaria presa de los cánidos)?
9. ¿Se han sometido a la secuenciación de ADN las muestras del presunto chupacabras?
10. ¿Las pruebas científicas de las muestras de piel del presunto chupacabras han descartado de manera concluyente la sarna sarcóptica u otra enfermedad de la piel?
Se vale soñar, ¿no?
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* "Chupacabra", artículo en The Skeptic's Dictionary, por Robert Todd Carroll.
* "Pseudorelatos sobre el chupacabras", artículo de Benjamin Radford publicado en Skeptical Inquirer, Enero/Febrero 2016, traducido por Alejandro Borgo.
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