Hospitales y anécdotas paranormales
Los hospitales son centros de tragedia diaria y el equipo profesional de salud lo experimenta diariamente, junto a jornadas extenuantes que se definen con todas las letras de explotación laboral. Peor aún, aunque estas personas viven la tragedia y la sobre-explotación diariamente, son insuficientes en los centros de salud y hospitales públicos, lo que puede hacer común la fatiga y el estrés. El síndrome del agotamiento médico es un asunto que ha comenzado a ser estudiado en décadas recientes, aunque el ambiente laboral de las ciencias de la salud aún mantiene muchas deficiencias. En convinación con todo lo anterior, debemos añadir algo que parece una obviedad, pero es importante: el personal de salud es humano. Esto significa que ellos también tienen creencias, también se ven psicológica y culturalmente influenciados por su entorno, y también son capaces de engañar o mentir, probablemente la mayoría de las veces para divertirse como puedan.
Los hospitales también son lugares donde se encuentran muchos grupos distintos de personas, con necesidades distintas, pero que al estar en estrecha convivencia, y con el tiempo, se crean costumbres, tradiciones y leyendas. Y así como las tragedias, algo que no falta en los hospitales son las historias de fantasmas. Tal vez, junto a los cementerios, los hospitales se encuentran entre los lugares embrujados más populares en el mundo.
Basta con una búsqueda rápida por YouTube para encontrarse con videos caseros y de cámaras de seguridad, o en los videopodcasts de enfermeros y médicos que cada Halloween nos platican sus experiencias paranormales. Para muestra, podemos ver estos videos:
Algunos portales de salud, como Austin Health, Working Nurse, entre otros, presentan anécdotas variadas de fantasmas de hospital. No solo el personal de salud llega a ser testigo de presuntos fenómenos paranormales, también los pacientes y familiares de pacientes llegan a ser testigos de espíritus bondadosos o juguetones.
En mi familia tengo ya a varios parientes de la tercera edad, y en las últimas décadas he tenido más de un familiar internado. También tengo familiares que estudiaron, trabajan o trabajaron en enfermería, por lo que las historias de fantasmas de hospital las llevo escuchando desde que soy niño. La más célebre la cuentan mis tías del lado paterno, tal como conté hace un tiempo:
Una de mis tías más grandes recuerda que estuvo muy enferma hace ya muchos años. Estuvo internada en el Hospital Civil de Guadalajara (también conocido como "Hospital viejo"), uno que está hasta el tope tanto de enfermos como de supuestos fantasmas (después de todo, fue construido encima de una parte del también popular Panteón de Belén), según cuentan las leyendas.
Mi tía estaba muy mal, hasta que llegó una monja con ella (cuando estaba sola) y le inyectó un líquido. La monja se fue (no recuerdo si mi tía charló con ella o no); al poco tiempo, cuando el doctor (o la enfermera, la verdad no recuerdo bien el relato) le preguntó cómo se sentía, ella respondió que desde que la monja la había inyectado se sentía mejor. Lo raro es que el hospital no contaba con servicio de monja alguna, y nadie de los que cuidaban a mi tía vieron a la susodicha. Casualmente, hay una leyenda del hospital sobre una monja fantasma que alivia a los enfermos y que ronda por el hospital. Los creyentes afirman que se trata de Sor Manuelita, jefa de enfermeras y una monja muy dedicada que murió a principios de los 90s, aunque se supone que hay otras apariciones similares. Pero tal vez el fantasma de hospital por excelencia, es el de la enfermera fantasma.
En México, contamos con la historia de "La Planchada", el fantasma de una enfermera de principios del siglo pasado llamada Eulalia que se supone comenzó a aparecerse después de morir en el Hospital San Pablo (destruido por el terremoto del 85, sobre el que se inauguró el Hospital Juárez de México a finales de los 80's), pero que hoy se tienen "avistamientos" suyos desde Sonora a CDMX (como una "Santa Claus" espectral y que no da regalos, sino que espanta al personal de salud). De hecho, dependiendo de quién cuenta la leyenda, La Planchada presenta distintas características. Generalmente se trata de una mujer joven, con un traje anticuado pero impecable de enfermera (de ahí su apodo), que ayuda e incluso cura a los pacientes que se encuentran internados. Se dice que es bastante amable con los enfermos porque en vida los llegó a tratar mal (algunas versiones dicen que, por despecho cuando un doctor le rompió el corazón, fue incapaz de concentrarse en su trabajo). Sor Manuelita parece ser una leyenda basada en parte en La Planchada, aunque solo especulo.La Planchada es un fantasma bastante famoso en este país, quizás al grado de la popularidad que goza la Llorona en nuestros días. Es común encontrarse con videos de exploradores urbanos que entran a hospitales abandonados buscando tener suerte y toparse con La Planchada. Igual que la Llorona, esta enfermera fantasma parece haber dejado de ser un individuo para volverse un símbolo paranormal. No se aparece en un hospital en específico, sino que en varios se cuenta que llega a manifestarse, volviéndose un espíritu "universal" (¿o nacional?).
¿Por qué (algunos de) los profesionales de salud creen en fantasmas de hospital?
Las anécdotas directas del personal de salud, pacientes y familiares en vigilia pueden coincidir en escuchar ruidos extraños, mirar sombras por algún pasillo, tocamientos del cabello o alguna otra parte alta del cuerpo, cambios de temperatura, esferas y destellos de luz y/o neblina, o sentirse observado. Hasta donde pude encontrar, el tema de los fenómenos paranormales en hospitales, fuera de hospitales legendarios, ha sido poco investigado tanto por científicos, como por investigadores escépticos de lo paranormal. Entre lo poco que encontré el artículo "Experiencias perceptuales inusuales en personal de enfermería y su relación con estrés laboral, esquizotipia, absorción y empatía" de la revista mexicana Enfermería universitaria, es una interesante introducción y resumen sobre lo que se sabe acerca del tema, como lo común es, al menos en el caso del personal de enfermería, la experiencia paranormal. Su autor compara algunas características básicas entre las 344 enfermer@s encuestadas de 36 hospitales y centros de salud argentinos: grado de estrés laboral, propensión a la esquizotipia, absorción psicológica y empatía con el paciente entre enfermera/os con experiencias y sin experiencias. Tal vez los puntos dos y tres necesiten algo más de claridad.
La esquizotípia o personalidad esquizotípica
se ha definido como “un constructo multifactorial de personalidad, cuyos aspectos parecen estar en un continuo con la psicosis”. La esquizotipia positiva, que incorpora el pensamiento mágico y otras experiencias extrañas, tiene una asociación con las creencias religiosas y las experiencias espirituales.
En los estudios aplicados a la población usando test de personalidad esquizotípica se ha encontrado que las experiencias sobrenaturales están fuertemente relacionadas a una personalidad de este tipo, lo que "sugiere que hay dos procesos disociativos, la absorción y la propensión a la fantasía, asociados con las experiencias anómalas".
Por otro lado la absorción psicológica se refiere a:
la capacidad de enfocar la atención exclusivamente en algún objeto y disociarse de los eventos que distraen. La absorción se refiere a un estado de implicación imaginativa en el que las capacidades atencionales de un individuo se enfocan en un dominio, a la vez que excluyen el procesamiento explícito de información en otros dominios, por ejemplo, escuchar música en un concierto, involucrarse al ver una película, el recuerdo vívido que trae visitar ciertos lugares familiares, sentirse inmerso en la naturaleza o en el arte, recordar experiencias pasadas con mucha claridad y vividez, y alta capacidad para imaginar. En otras palabras, puntajes elevados de absorción indican la capacidad de inhibir momentáneamente el testeo de realidad, incluso tener experiencias paranormales, como tener experiencias de encuentro con apariciones y ver el aura. Pero la capacidad de absorción, por sí sola, puede no ser suficiente; tal vez la gente requiere tener una motivación o necesidad de la experiencia de absorción, así como una situación adecuada para inducir factores de estrés en el lugar de trabajo, como el entorno hospitalario.
El paper también señala que la absorción psicológica "es un rasgo de la personalidad predisponente para tener experiencias alucinatorias, que sugiere que la absorción puede ser un factor para varios tipos de experiencia anómalas no patológicas."
La parte principal que nos interesa del resultado al que llegó este estudio, se resume en los primeros párrafos de las conclusiones:
El presente estudio mostró que entre el 12–28% de los 344 participantes encuestados, indicó haber tenido al menos una experiencia anómala en hospitales; las más comunes fueron sensación de presencia o apariciones, oír ruidos extraños, voces o diálogos, llantos y quejidos, y saber intuitivamente enfermedades; en tanto que como auditores de las experiencias de sus pacientes/compañeras/os, fueron las experiencias cercanas a la muerte, intervención religiosa y experiencias anómalas en relación con niños. El grupo con experiencias no mostró mayor estrés laboral, pero cierto nivel de despersonalización resultó un rasgo diferencial con el grupo sin Experiencias. Estos profesionales también mostraron mayor absorción psicológica y propensión a la esquizotipia –tanto en su dimensión negativa como positiva– con énfasis en las experiencias inusuales, lo que confirmó resultados previos que indican que el personal de enfermería es más propenso a tener experiencias alucinatorias. Sin embargo, resultaron más empáticas/os con sus pacientes, con énfasis en mayor comprensión cognitiva y emocional, en comparación con quienes no tenían experiencias. Esta empatía posiblemente sea funcional al estilo cognitivo asociado a las experiencias paranormales, y un motivo adicional por el cual el personal es más receptivo a escuchar tales relatos. Además, los de mayor antigüedad laboral también tendían a relatar experiencias anómalo/paranormales, pero esto es inversamente proporcional a la tendencia a la esquizotipia que parece común en los más jóvenes, así como también experimentar un leve aumento del estrés laboral.
Aunque el personal de enfermería con experiencias no tendieron a manifestar mayor estrés laboral, mostraron mayor absorción psicológica, lo cual confirma que aquellos que en la población general experimentan una alta capacidad de absorción por lo general del mismo modo experimentan diversas formas de experiencias alucinatorias. El estado de absorción está asociado con el objeto focal de atención aunque sea imaginario, pero que se vuelve totalmente real para el individuo. Por otro lado, en el presente estudio, la capacidad de absorción parece ser sólo una, de una constelación de varios factores relacionados. Puede que el estilo cognitivo sea más importante que la capacidad o habilidad, como en el caso de la absorción, que se refiere a la medida en que una persona puede estar tan absorta en una experiencia mental en un momento dado que el control de la realidad se inhibe temporalmente, de manera tal que un pobre monitoreo de la realidad se convierte en un aspecto estable del estilo cognitivo. Pero no necesariamente significa que todas estas experiencias son puras fantasías alucinatorias, por ejemplo, las apariciones y otras experiencias similares están relacionadas con la absorción y la imaginación en estudiantes y creyentes en lo paranormal, de modo que la experiencia de ver fantasmas puede estar relacionada con procesos cognitivos que involucran fantasía y propensión a la esquizotipía cognitivo-perceptual y ambas están correlacionadas entre sí.
Asumiendo que el personal de enfermería tiene grados similares al resto del personal médico de las variables analizadas, no me parece descabellado que esta explicación psicosocial pueda ser extrapolable a las experiencias paranormales que médicos y paramédicos pueden experimentar. Hay que hacer notar que la personalidad propensa a las fantasías de la esquizotípia debe ser influenciada por un medio (cultura) y por la interacción con su entorno (el resto del personal y los pacientes), por lo que por sí misma, la explicación psicológica no tendría mucho sentido. Lo que nos dicen estos tipos de rasgos de personalidad, es que ciertas personas son más proclives a convencerse de haber sido testigos de un fenómeno paranormal, y la prueba infalible de ello es su propia experiencia.
El problema es que la experiencia, aunque sin duda percibida como algo completamente real para quien la tiene, puede no ser todo lo fiable que el testigo cree que es. Esto es algo bien conocido en la psicología anomalística o psicología de la experiencia paranormal, como lo explicaban sus cultores en 2007, Christopher French y Krissy Wilson en "Cognitive factors underlying paranormal beliefs and experiences":
Está claro que existe una amplia gama de situaciones que pueden llevar a las personas a creer que han experimentado lo paranormal cuando en realidad no es así. La cuestión relativa a las posibles diferencias entre los creyentes y los no creyentes en lo paranormal en términos de propensión a los sesgos cognitivos puede responderse ahora de forma mucho más definitiva que antes. Los creyentes en lo paranormal tienden a ser más pobres en el razonamiento silogístico, tienen un concepto más distorsionado de la aleatoriedad que los lleva a ver significados donde no los hay, son más susceptibles a experimentar sensaciones anómalas y, en determinadas circunstancias, son más sugestionables. También se han reportado a menudo sesgos de memoria en la precisión del testimonio de testigos oculares de eventos aparentemente paranormales, y se están empezando a acumular pruebas de que los creyentes pueden ser más propensos a los falsos recuerdos.
Esto me lleva a repetir una tesis mencionada de pasada párrafos arriba: los médicos, enfermeras y demás profesionales de la salud, antes que ser profesionales de la salud en sí, son seres humanos, y como tales, pueden ser víctimas de sesgos y autoengaños quizás incluso más seguido que la persona común, al enfrentarse todos los días a situación de estrés, tragedias, sobrecarga de trabajo, y todo en conjunción a los rasgos individuales de personalidad que han llegado a desarrollar en su formación. Teniendo esto en cuenta, lo realmente paranormal sería que nunca reportaran experiencias paranormales.
Aquí es donde ubico experiencias como las que cuentan mis familiares, pues hay que tener en cuenta dos puntos importantes: primero, que una cosa son las anécdotas, pero las evidencias de peso son algo totalmente distinto. Y segundo, este tipo de historias se componen de dos elementos esenciales: 1) el nivel de ignorancia de la persona sobre ciertos fenómenos, procesos (incluso procesos internos) y demás, y 2) el tiempo que transcurre luego de haber sido testigo de algo. Entre más tiempo pasa, es seguro que las personas tiendan a exagerar o embellecer más la historia (muchas veces de forma inconciente, debido a lo imperfecto de nuestra memoria, llegando incluso a generar falsos recuerdos). Algo que omití en la historia de mi tía, es que se trata de una anécdota muy vieja que en realidad la cuentan sobre todo mis otras tías. Esto significa que tenemos, primero, un largo tiempo de haber sucedido (se supone que pasó antes que yo naciera); segundo, que no tenemos el testimonio principal, sino una “tradición” oral en mi familia que la cuenta a los primos pequeños, y tercero, la anécdota se cuenta a manera de historia de fantasmas con toda la intención, lo que puede sugerirnos elementos extras dentro de la historia, seguramente colocados de modo inconsciente. Es posible que quien cuidaba a mi tía se descuidara un momento y fuera realmente una monja a atenderla que rompía las reglas del hospital al suministrarle algo. Siendo así, incluso podemos especular si tal monja era amiga de las enfermeras, alguna de ellas le encargó que le colocara el medicamento a mi tía, y como eso está aún hoy penado, se inventaron que fue Sor Manuelita o algún otro espíritu de hospital. Incluso si mi hipótesis suena poco probable, solo recuerde que, por el hecho de tener solo variables y sujetos materiales (personas vivas), es por mucho más verosímil que una monja fantasma.
Además de los factores psicológicos y sociológicos, deberíamos considerar los factores filosóficos detrás de la cuestión. Parece poco probable que aquellos médicos que no creen en dioses o en vida después de la muerte lleguen a experimentar presuntos encuentros con fantasmas en el hospital, y eso lo vemos en ejemplos de YouTube, como el Dr. Polo Guerrero, quien presenta casos escalofriantes pero eventos realistas, sin ninguna experiencia paranormal de relevancia:
Tal vez esta sería una futura línea de investigación a seguir, averiguar la relación, por ejemplo, entre el grado de religiosidad de los profesionales de salud y sus experiencias paranormales mientras trabajan. Los escépticos debemos ser sinceros con los testigos al confesar que no podemos saber qué es exactamente lo que vieron (o si vieron algo realmente), pero los testigos de presuntos encuentros paranormales también deberían considerar las posibilidades del autoengaño por las distintas posibilidades ya expuestas, o el posible intento de alguien por engañarlos. Al menos estas dos hipótesis son las únicas de las que contamos con pruebas.
Fraude y la ética de los hospitales
Tampoco podemos dejar fuera una última explicación: el fraude. Algunos de los casos más "populares" de fantasmas de hospital en internet lucen sospechosamente engañosos, como si pasaran en lugares o momentos muy convenientes con amplio espacio, y justo donde hay alguna cámara, sea casera o de seguridad. Un par de ejemplos:
El primer video ha sido usado hasta el cansancio por programas mexicanos de lo paranormal, incluido el extinto Extranormal, y el segundo, bueno, es evidente que salió en el noticiero, ¿hace falta mayor explicación? Bien, ¿en serio consideramos que los probables estudiantes o recién titulados profesionales de salud del primer video, o el guardia de seguridad (junto con quien sea que haya viralizado el video) del segundo, son física o psicológicamente incapaces de hacer una broma que, con intención o sin ella, terminara volviéndose nota nacional (o hasta internacional)?
Por último, este tipo de situaciones nos podría hacer que pensemos en otro problema filosófico: la ética de los hospitales. No creo que los hospitales puedan ni deban controlar las creencias y experiencias de su personal, más allá de procurar mejores condiciones laborales en la medida de lo posible, pero, ¿qué pasa cuando la institución misma promueve estas creencias? Esto mismo se preguntó el neurólogo Steven Novella cuando se enteró que en el Royal Derby Hospital, supuestamente "el hospital más embrujado de Reino Unido", su director llevó exorcistas para hacer sentir más cómodos a su personal. Novella le sugirió una alternativa:
Investiga el fenómeno científicamente. Considera la posibilidad de que tal vez estés lidiando con un fenómeno psicológico y no paranormal. Lo más probable es que sea una creencia estúpida la que esté impulsando estos avistamientos, no los avistamientos los que están volviendo locas a las personas. Puedes tomar en serio a tus empleados, pero aborda lo que probablemente esté sucediendo en realidad: un temor comunitario.
Casos así pueden hacer que hasta los más racionalistas, como Novella, se desesperen un poco y sean bastante duros en sus juicios:
A pesar de que se supone que este hospital es "el lugar más embrujado del Reino Unido", apuesto a que la mayoría de los avistamientos se deben a un pequeño número de empleados. También apuesto a que, a pesar de las numerosas supuestas oportunidades de documentar las apariciones, en realidad no hay pruebas convincentes. No he podido encontrar ninguna en Internet, y ninguno de los reportajes de noticias que he visto incluía alguna - sólo concepciones de artistas y fotos de Linda Blair de El Exorcista.
Es triste que una institución profesional y científica tenga la oportunidad de afrontar esta situación como profesionales y científicos o como imbéciles crédulos, y hayan elegido lo segundo. En lugar de llamar a un exorcista y al bobo local cazafantasmas, deberían haber llamado a un escéptico. Los escépticos han reflexionado sobre estos fenómenos desde una perspectiva basada en la realidad y han desarrollado una base de conocimientos relevante que puede ser útil.
Al final, luego de respirar un poco para volver a calmarnos, deberíamos considerar que este médico tiene razón. Una cosa es tener creencias paranormales personales, y otra es que una institución sería promueva las prácticas paranormales alentándolas y legitimándolas. Parece obvio que este problema ético está muy lejos de la relevancia que tienen problemas de la ética biomédica más ortodoxa, pero no debería de excluirse la posibilidad de la discusión académica y profesional de la cuestión.
El porvenir es lo que nos queda, sabemos que los fantasmas y otras entidades paranormales, por lo que la investigación psicológica, sociológica y ética debería de partir de este punto como un supuesto básico. Quizás la mejor manera de expresarlo sea adoptando las palabras del filósofo de la religión David Kyle Johnson:
[S]i tales entidades fueran reales, sería teóricamente posible demostrar su existencia científicamente y, al hacerlo, se podría justificar la creencia en su existencia. Pero hacerlo requeriría y conllevaría una revolución científica equivalente a demostrar que la Tierra es plana.
¡¡¡FELIZ HALLOWEEN!!!
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* "Experiencias perceptuales inusuales enpersonal de enfermería y su relación con estréslaboral, esquizotipia, absorción y empatía", por A. Parra, en la revista Enfermería universitaria, vol. 15.1, Enero-Marzo 2018.
* "On Angels, Demons, and Ghosts: Is Justified Belief in Spiritual Entities Possible?", por David Kyle Johnson, en la revista Religions, vol. 13.7, junio 2022.
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