sábado, 26 de marzo de 2011

Abominaciones de ocho tentáculos


Corregido y aumentado 25/01/21

Quedó claro ya, en los dos últimos capítulos (para quienes no los han visto, léanlos aquí y aquí) que el mar es un lugar lleno de enigmas. Para mí, existen tres regiones en el Universo que representan los mayores retos para descifrar sus misterios. Estos son: la mente humana, el océano, y el propio universo. A nadie le quedan dudas que las tres regiones (internas y externas a nosotros) son en efecto misteriosas, llenas de secretos y acertijos para la ciencia, y es probable que nunca podamos responder todas las preguntas que surgen al momento de pensar en ellos.

Por el momento (y tal como el título indica), solo me referiré a uno de las tres regiones más enigmáticas: el mar. Para muchas personas en el pasado, el presente y no dudo que en el futuro también lo consideren así, tanto para los hombres comunes como para los hombres de ciencia, uno de los mayores misterios del océano han sido las especies que en este existen o que podrían existir, y que aún el ser humano no conoce.

El ser humano, casi por naturaleza, al encontrarse ante algo que desconoce, busca una explicación aunque sea basada solo en su imaginación. Así es como surgen las historias de animales míticos a lo largo de la historia. La mitología de las civilizaciones antiguas pasando por el folklor de Edad Media y el Renacimiento, y combinado con las modernas formas de mitos, daría cabida a un estudio controvertido. La criptozoología, el "estudio" de animales que no existen o que no hay evidencias de su existencia. Los científicos ya han discutido sobre el estatus epistemológico de la criptozoología en varias ocasiones, y aunque resulta en un interesante debate, por el momento lo dejaremos para retomarlo en otra publicación (lo prometo). Si los críptidos no existen o no hay nada que demuestre su existencia, ¿cómo es que estudia a esos críptidos? Los adeptos a este tipo de “conocimientos”, aseguran que es posible conocer a estos “animales” a través del estudio del folklor y las anécdotas de las personas. Sin embargo, el folklor y las anécdotas son tan vagas, que pueden interpretarse de mil y un formas.

Uno de esos grandes mitos que ha perdurado hasta nuestros días es el de una de las criaturas que más temor ha causado a los que dedican su vida en el mar: el kraken (pronunciado kreiken). Este monstruo es uno de los más grandes imaginados por el hombre. Algunas historias aseguran que medía más de 2 kilómetros de longitud y con tentáculos mucho más grandes que los mástiles. Sus orígenes son rastreados en la mitología escandinava, en el que es descrito como un tipo de pulpo o calamar gigante que emergía de las profundidades, atacaba los barcos y devoraban a los marinos.

Si bien es bastante antigua la leyenda, lo cierto es que esta perduró por siglos. En 1555 el historiador Olaus Magnus narra la presencia de una criatura con largos y agudos cuernos redondos, "cada uno como una raíz de árbol." Carolus Linnaeus, conocido como el padre de la taxonomía (sin sus hallazgos y deducciones, posiblemente la teoría de Darwin no hubiera visto la luz), incluyó al Kraken en la primer edición de su Systema Naturae (identificándolo con el nombre de Microcosmus), escrito en 1735; la criatura mítica sería retirada de la obra en ediciones posteriores. También fue extensamente descrito en Historia Natural de Noruega, escrito por Erik Pontoppidan entre 1752 a 1753.



Aunque el misterio de los calamares gigantes fascina al mundo entero, también ha sido envuelto en fraudes. En la imagen se mira el montaje de un supuesto calamar de 48 metros varado en playas de Santa Mónica. El engaño circuló por las redes sociales en 2013.


Sin embargo, el mito dio un giro abrupto en el siglo XIX, cuando en las orillas de las playas del mundo comenzaron aparecer misteriosos cadáveres de criaturas gelatinosas, al mismo tiempo que se generaban reportes de criaturas con tentáculos gigantes que atacaban los barcos pequeños. En 1874 una goleta llamada The Peril, fue presuntamente atacada por un calamar gigante, al sur de Terranova. El evento según relata el investigador senior del Comité para la Investigación Escéptica, Joe Nickell, fue atestiguado por el barco The Strathowen:

De repente, una criatura gigantesca se levantó del mar y envolvió sus tentáculos alrededor del Peril. El capitán James Flood contó más tarde cómo había agarrado su rifle y, a pesar de la advertencia del terranova Bill Darling de no disparar y enfurecer a la enorme criatura, hizo precisamente eso. “El cuerpo oblongo”, dijo, “tenía por lo menos la mitad del tamaño de nuestra embarcación en longitud e igual de grueso. La cola debe haber tenido treinta metros de largo". Aunque los hombres atacaron la monstruosidad con hachas, tiró de la nave y la arrastró bajo las olas. El Strathowen se movió entonces y rescató al capitán y a los miembros de la tripulación que sobrevivieron.
Esta historia impactante, reconocida por algunos investigadores como cierta, hizo dudar a Nickell:
Buscando verificar la historia y documentar los hechos, puse a Google en el camino y con el tiempo fui conducido desde las aguas al sur de Terranova a través del Atlántico y alrededor de la punta de África hasta la Bahía de Bengala en el Océano Índico. A partir de ahí, en junio de 1874, según los informes, aparecieron relatos en los periódicos indios sobre un ataque a una goleta de 150 toneladas, relatos cuyo texto era casi idéntico al anterior.
Nickell rastreó la historia al Times de Londres, que tomó el relato a su vez de un artículo anónimo del Homeward Mail, un diario británico de la India, que relataba el mismo ataque a una embarcación en aquella región, el 29 de junio de 1874. Nickell señala que la fuente no es confiable, no hay tampoco registro de un barco llamado Strathowen, el Océano Índico no es considerado como un hábitat de calamares gigantes, por no mencionar además que el calamar gigante de mayor tamaño registrado pesaba menos de 1 tonelada. Era grande, pero no lo suficiente para atacar y mover un barco de 150 toneladas. Y no olvidemos que la nota original es anónima, por lo que no se sabe quién la escribió (si era un periodista, un testigo del hecho, o solo un inventor de historias de aventuras). Para Nickell resulta plausible que la historia del ataque haya sido un invento, inspirado quizás en la obra Veintemil Leguas de Viaje Submarino de 1864, escrita por el legendario Julio Verne. De hecho, no se tiene un solo caso confirmado de un calamar gigante atacando un ser humano, y mucho menos a una embarcación.

Pero eso no significa que no se despertara la fascinación por estas abominaciones de ocho tentáculos en aquellos años. Por ejemplo, el naturalista y clérigo irlandés Moses Harvey sería uno de los mayores especialistas de la época en este tipo de animales, llegando a presentar el primer espécimen de calamar gigante. Las criaturas no eran agradables a la vista (ni al olfato, dado que la mayoría de los restos fueron hallados en descomposición).

Un calamar gigante atrapando una cámara,
captado en 2019 por científicos
de la NOAA.
De este modo, a través de años de investigación, tanto de los restos de estos cefalópodos, como de la observación de sus parientes menos escurridizos (los pulpos gigantes o los calamares de Humboldt), todo lo que se halló es que estos animales son de lo más tranquilos. La última cosa que atacaría a un humano en el mar sería un calamar gigante, quienes habitan en zonas profundas del océano, prácticamente inaccesibles para nosotros. 

Basados también en los restos de cachalotes, sus depredadores naturales, se encontraron más datos sobre los calamares gigantes. Estos mantienen peleas a muerte con las carnívoras ballenas hasta que son devorados. En los cuerpos de los cachalotes se observan cicatrices en formas de sello. Las ventosas se aferran a la ballena en un último intento desesperado por sobrevivir. Así que, en todo lo conocido (y aún es poco lo conocemos), no hay una sola señal que nos indique que el calamar gigante o su pariente (también de las profundidades), el calamar colosal, pueda siquiera atacar un bote salvavidas. Posiblemente, además de comer peces, sean caníbales, devorando a los más pequeños de su especie. Una segunda razón por la que no devorarían a un ser humano es porque este no es una presa natural del océano. 

Siendo así, ¿cómo es que los mitos describen de manera tan certera su apariencia y tan equívocamente su comportamiento? La respuesta se encuentra en la propia definición: el Kraken es un mito. Si bien es cierto que en todo mito siempre se esconde algo de verdad, los mitos son más que nada imaginación, combinada con algo de folklor, algo de miedos y una pizca minúscula de realidad.

Los historiadores y folkloristas opinan que el Kraken es el resultado perfecto de la receta ya descrita. La verdad se encuentra en que posiblemente, en épocas antiguas fueron observados cadáveres de estos animales (u observado a éstos mismos vivos, pero enfermos). El mito y la superstición se encuentran en las historias de embarcaciones atacadas por ocho tentáculos. Pero la realidad, la gran mayoría de las veces, resulta más extraña y sorprendente que la imaginación. Esta mezcla de fantasía y fascinación también resulta coherente con las conclusiones de Joe Nickell:
Más allá de la mitología y la fantasía, el Kraken de antaño es de renovado interés como el calamar gigante ( Architeuthis ), de tamaño reducido pero auténticamente real. Incluso con "sólo" sesenta pies, rivaliza con el cachalote en longitud, y no sabemos realmente qué tan grande puede llegar a ser. Richard Ellis, en su libro definitivo [The Search for the Giant Squid, de 1998], afirma: “Es el animal grande menos conocido de la tierra, el último monstruo en ser conquistado”.
En 2007, un barco pesquero atrapó en sus redes a un calamar colosal vivo. Este fue atrapado, congelado y llevado para una autopsia única en la historia de la ciencia. Por primera vez se examinó el interior de una de estas criaturas completas, para luego formar parte de una exhibición en un museo de historia natural. En 2005 un grupo de investigadores en Japón logró captar un calamar gigante vivo en las profundidades, obteniendo imágenes que jamás en la historia habría imaginado la humanidad (pues hasta entonces, nadie había visto jamás un calamar gigante con vida en su hábitat). Para no irnos tan lejos, en 2019 se obtuvieron imágenes sorprendentes de un calamar gigante en el Golfo de México, por parte de un equipo científico de la NOAA. 

Y los océanos de hace millones de años tal vez albergaban a un cefalópodo lo bastante agresivo y feroz, como para cazar ictiosaurios. El "Kraken triásico", un animal hipotético que pudo habitar los mares de hace 250-200 millones de años. Esta criatura, a día de hoy, no ha sido confirmada por el registro fósil (¿un paleocríptido entonces?), y se planteó como hipótesis en 2011 por el paleontólogo Mark McMenamin, para un extraño hallazgo: un extraño conjunto de vértebras de ictiosaurio, formadas en hileras dobles, casi como si algo o alguien las acomodara de forma intencional. McMenamin, conociendo los hábitos de los cefalópodos, supuso que uno enorme pudo haber devorado y jugado con los restos del reptil marino,  acomodando los huesos siguiendo el mismo patrón del tentáculo, dejando así una marca distintiva, casi una "foto" de su tentáculo en el sedimento. La criatura, según la hipótesis, llegaría a medir al menos unos 30 metros de longitud. De confirmarse que el hallazgo es evidencia de un cefalópodo gigante que además muestra comportamientos reconocibles de las criaturas en nuestros días, podríamos hablar entonces de la primer prueba de inteligencia por parte de este grupo de animales.

El "Kraken triásico" pudo haber
sido un espeluznante cazador
de reptiles marinos.
Como era de esperarse, el monstruo de McMenamin fue recibido con mucho escepticismo por parte de la comunidad científica, y con razón, pues la única evidencia (las vértebras extrañamente ordenadas) solo es circunstancial. En 2013, este paleontólogo encontró otro grupo de vértebras acomodadas de forma similar a las de su primer hallazgo, además que identificó lo que parece el pico de la boca de un calamar gigante en el Parque Estatal de Ictiosaurios de Berlín, lo que ciertamente proporciona interesantes datos para el debate, pero no evidencia contundente de este kraken de la prehistoria.

A pesar de los hallazgos y nuevas investigaciones, aun tenemos mucho que aprender. Solo el 5% de los océanos ha sido explorado por el ser humano, por lo que nos quedan 95% por explorar. 95% por buscar; 95% de misterio aún por resolver. Posiblemente nunca sepamos todo sobre nuestro planeta y sus criaturas. Esta incertidumbre, sin embargo, no debe ser la justificación de mitos y supuestos imposibles de probar. Si alguien espera saber algo verdadero sobre algún tema en específico, la ciencia –con todo y sus extraños e imperfectos métodos- son la mejor opción. Difícilmente, cosas como la criptozoología u otras pseudociencias lograrán descubrir lo que la ciencia ha descubierto… y que está por descubrir.

SI TE INTERESA ESTE TEMA

* "Kraken: Monster of the Deep", artículo escrito por Joe Nickell, publicado en la revista Skeptical Inquirer, vol. 43.1, Enero/Febrero, 2019.

* "Kraken Rises: New Fossil Evidence Revives Sea Monster Debate", artículo de noticias del portal LiveScience, escrito por Stephanie Pappas.

* "Giant squid", entrada en el sitio web de The Ocean Portal del Smithsonian National Museum of Natural History.

* "La verdad sobre los monstruos marinos", un artículo escéptico de Claudio Rojas sobre la fascinación con los monstruos del mar.

* "Por qué nos fascinan los monstruos", artículo de Mary Colwell donde reflexiona sobre nuestro gusto por los misterios.

* La Calamarpedia posee abundante información sobre estas fascinantes criaturas.

* "Kraken", entrada en la Wikipedia. 

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