viernes, 11 de agosto de 2023

Ovnis del Pentágono: Mucho mame y pocas nueces



Vamos para tres semanas después de la Audiencia sobre Fenómenos Aéreos No Identificados, en donde ex-militares y un ex-agente de inteligencia declararon ante el Congreso de EEUU que existen pruebas tanto de ovnis (bueno, UAPs, o fanis en español) como de restos biológicos "no humanos" de sus presuntos tripulantes. Tres semanas en las que los explotadores del misterio y la conspiranoia han hecho su agosto (literalmente), apareciendo como "expertos" para analizar las declaraciones tan asombrosas en medios de comuniación masiva clásicos, asegurándonos que estamos en "un momento histórico" (otra vez, ya van por el trigésimo momento así, y nomás no llega) y de una vez desapachando a los escépticos ya que "no hay motivo para prestarles más atención". Tres semanas después de este "momento histórico" que muchos medios informan (basados en su propia desinformación) que se trata de un evento único, en el que se cuenta con testigos de oficiales de relevancia afirmando que existe una conspiración para no hablar de ovnis, ignorando completamente los consejos de mesura que el CSI habría publicado (nadie esperaba algo distinto).

¿Y qué ha pasado? Pues, nada. ¿Dónde están esos supuestos 30 testigos que poseen evidencia directa de UAPs y sus tripulantes "no humanos"? Pues, quién sabe. ¿Y esas evidencias directas? Aún no las hay. ¿La ubicación de donde se pueden obtener? Sigue sin saberse, suponiendo que para empezar existen esos lugares. ¿Hay algún indicio que todo esto sea verdad? No, más allá del testimonio de los que declararon el 26 de Julio. ¿Se dio fundamento a alguna cosa que no conociéramos ya antes del 26 de Julio? Tampoco, solo unos videos igual de malos que los primeros que salieron en 2017 cuando comenzó esta nueva fiebre ovni.  Bueno, entonces, parece que hay algunas cosas que los escépticos aún tienen por decir y que valdría la pena escucharlos, si es que lo que nos interesa es realmente saber cuál es la verdad detrás de estas afirmaciones y si realmente estas declaraciones aportan algo que pueda sugerirnos, aunque sea sugerirnos, que tenemos pruebas de visitas de otro lugar del universo.


Lo de diario: afirmaciones extraordinarias sin pruebas extraordinarias

En estas tres semanas, ha habido interesantes aportes de una cantidad nada despreciable de especialistas y críticos que han analizado cuidadosamente las declaraciones de los ex-pilotos Ryan Graves y David Fravor, así como la "evidencia" del "ovni Tic-Tac". Quizás la más destacable sea la del también ex-piloto y astronauta Scott Kelly, tal como lo recoge un artículo en Space de unos cuantos días antes de la audiencia del 26 de Julio. Kelly también fue participante de la primera reunión pública del grupo de estudio de la NASA formado para examinar datos relacionados con ovnis/uaps, celebrada en mayo de este año. Y sus opiniones sobre sus ex-colegas son bastante clarificadoras entre tanta confusión:

"¿Qué fue lo que dijo Carl Sagan, 'las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria'? Sabes, tienen todo el derecho de hacer afirmaciones extraordinarias, pero sin la evidencia extraordinaria, son solo afirmaciones", dijo Kelly. "En un tribunal de justicia, el testimonio de un testigo ocular, no estoy seguro de esto, pero eso se considera evidencia. En ciencia, es parte de una hipótesis. Es como, '¡Oh, vimos esto!' Vamos a investigarlo".

Kelly dijo que el tipo de reclamos extraordinarios asociados con algunos de los avistamientos de UAP informados popularizados en los medios en los últimos años, o mencionados en la reunión del miércoles, se debe en gran parte al hecho de que cuando se vuela sobre el agua o en el espacio, puede ser difícil medir la velocidad y el tamaño de los objetos debido a la falta de puntos de referencia. 

"Si ves algo que sabes que es un avión, y generalmente sabes qué tan grandes son los aviones, puedes saber la distancia relativa", dijo Kelly. "Pero cuando no tienes puntos de referencia, ya sea en el espacio o volando sobre el agua, es realmente un entorno que es realmente propenso a las ilusiones ópticas". Kelly agregó que no solo los globos oculares humanos están sujetos a percepciones erróneas, sino que muchos de los sensores a bordo de los aviones de combate y otras aeronaves tienen los mismos problemas.

Estos son puntos recordados hasta el cansancio por parte de los críticos de la ufología. Hablo en serio cuando me refiero que es hasta el cansancio, pues se ha explicado durante décadas que los pilotos están entrenados para pilotar un avión (y los pilotos de las fuerzas armadas para pilotar y combatir en un avión), no para identificar todo lo que llegan a ver, por lo que su testimonio puede servir para iniciar alguna investigación interesante, pero no sirve como evidencia de naves extraterrestres o de otro tipo que desafíen las leyes de la física. La hipótesis más probable, y la única que ha contado con respaldo documentado hasta ahora, es la del error de percepción. Kelly narra una anécdota curiosa que refuerza esta conclusión:

"Recuerdo una vez que estaba volando en las áreas de advertencia del área de operaciones militares de Virginia Beach", dijo Kelly. "Y mi RIO [oficial de intercepción de radar] pensó, el tipo que se sienta en la parte trasera del Tomcat, estaba convencido de que volamos cerca de un ovni. Yo no lo vi. Dimos la vuelta y fuimos a verlo. 

Resultó que era Bart Simpson, un globo."

Otro escrito que vale la pena rescatar es el ensayo de Michael Shermer en su blog de Substack, "Hay un ovni en mi garaje".  Haciendo un homenaje al conocido capítulo "Un dragón en el garaje", del libro El mundo y sus demonios (1996), de Carl Sagan, Shermer elabora un bello diálogo imaginario entre un escéptico y un convencido de que ahora sí se demostró que ET nos visita. El hipotético escéptico, al ser amigo del crédulo convencido de tener un ovni en su garaje, se muestra con mente abierta pero no tanto como para que se le caiga el cerebro. Le pide evidencias al crédulo, como una observación directa (el ovni resulta ser invisible), rastreando su rastro o su calor (es un ovni que levita y no emite calor), se postula llenar de pintura al ovni invisible (tiene un campo de energía que desvía todo lo que se le puede atravesar), y después de medio desesperarse, el hipotético escéptico le cuestiona entonces qué fundamento podría ofrecerle para creer que tiene un ovni invisible, levitando, intangible y sin dejar rastro alguno en su garaje. El crédulo le informa que tiene testigos, pilotos, astronautas, generales y un ex-agente del gobierno, pero estos testigos tampoco pueden ofrecer pruebas, solo sus credenciales oficiales que son impactantes. Entonces:

¿Cuál es la diferencia entre un OVNI indetectable que levita invisible sin calor supuestamente presenciado por personas que no pueden o no quieren proporcionar ninguna evidencia de su existencia… y ninguna nave espacial extraterrestre en absoluto

La diferencia es, sencillamente, nula. Y tal vez hay que explicar mejor este punto (o si lo prefiere, puede mirar el ensayo de Shermer, o mejor aún, el original de Sagan): hay que entender que los escépticos no negamos la posibilidad de visitas extraterrestres, seres interdimensionales o lo que prefiera, sino que esta es una de esas afirmaciones lo bastante asombrosa, contundente y ridícula que solo podría ser considerada seriamente con pruebas del mismo peso. Lo que los escépticos piden son razones suficientes para asegurar que conocemos algo concreto, y no solo que lo queremos creer porque la idea nos parece fascinante. El testimonio de personas, por más credenciales de gobierno que puedan tener, no representan evidencia alguna, o sea, no es una razón suficiente para establecer un conocimiento, que es lo que nos interesa si queremos que el asunto sea algo más que una cuestión de fe.¿Podría ser verdad todo lo que se afirmó ante el Congreso? Sí, podría ser, aunque por lo que sabemos, no parece ser el caso.  ¿Y qué es lo que sabemos?

Conflicto de interés y retórica conspiracionista

Lo que sabemos, es que, para tomarnos en serio una hipótesis, es necesario por lo menos que 1) sea públicamente contrastable, y 2) se apoye en el fondo de conocimiento que tenemos sobre el tema, campo o línea de investigación al que pertenece. Estos criterios básicos son los necesarios para hablar de una hipótesis científica seria, que pueda ser objeto de investigación para producir conocimiento nuevo. Las afirmaciones durante la audiencia del 26 de Julio son todo lo contrario, y podemos enlistar el por qué, punto por punto:

1. Ninguno mostró una idea clara, sino que hicieron uso de afirmaciones previas igualmente sin precisar nada y sin respaldo, más allá de videos desclasificados que, por sí mismos, no representan evidencia superior a todos los videos y fotografías borrosas de toda la historia de la ufología.

2. El objetivo de la audiencia era proporcionar nueva información e, idealmente, evidencias que corroboraran los alegatos anteriores ya conocidos sobre presuntos encuentros con ovnis y una presunta ocultación de restos "no humanos". En lugar de eso, solo se repitió el mismo alegato sin mostrar prueba alguna, con la ambigüedad adicional de ya no asegurar que se trata de extraterrestres sino de "material biológico no humano". 

3. El supuesto de que esta era una audiencia históricamente inédita es una afirmación falsa, promovida por quienes la orquestaron y por varios medios de comunicación masiva. Realmente, han existido otros casos de antiguos oficiales o agentes de distintos cargos que afirmaron cosas similares durante décadas, siempre augurando un "momento histórico" y siempre que acabando en nada. También es común en la historia de la ufología encontrarse con "investigadores" que dicen tener decenas de testigos relevantes dentro del gobierno, que están bajo amenaza por "alguien" en "las sombras", y viven el resto de sus días de libros y conferencias en grupos de etélatras. Tal vez hablemos de esos casos con mayor profundidad en alguna entrada futura.

4. Tanto los medios masivos acríticos como los ufólogos y misteriodistas solo destacan la relevancia de los testimonios a partir de sus credenciales, lo que aquí y en China se conoce como apelación a la autoridad, todo lo contrario a ofrecer pruebas que sean públicamente contrastables.

5. Los testigos no solo son ex-pilotos experimentados o ex-agentes de inteligencia, sino que además son activos promotores de la creencia en ovnis. Ryan Graves y David Fravor son miembros fundadores de Americanos por la Seguridad Aeroespacial (ASA), una organización de ufólogos, ex-pilotos y científicos marginales que buscan pruebas de ovnis; mientras que David Grusch, la estrella de la audiencia del 26 de Julio, es un creyente sincero en ovnis. En palabras del periodista argentino, Alejandro Agostinelli:

El "delator" o "informante" Grusch es un viejo conocido de ufolandia, se lo ha visto en eventos plativolistas en fechas recientes y parece haber más evidencia de su participación en ambientes frecuentados por personas con creencias intensas sobre ovnis y afines que por tener acceso a documentos recuperados de recovecos reservados de archivos negros del Pentágono que resulten dignos de ser compartidos. Algo sabemos, en verdad, sobre cuán confiables pueden ser esas “revelaciones”. Supuestamente están en posesión de personas demasiado cercanas al fraude del rancho Skinwalker. Por carácter transitivo, esta cercanía también vuelve fantasmagórica la justificación de las sesiones que se celebran en el Congreso de los EEUU. Esa “gente mala que oculta espantosos secretos a la humanidad” es excesivamente misteriosa para pretender que saben que los ovnis o uaps son una amenaza. Sus rimbombantes pero vacuas declaraciones se parecen demasiado, además, a otras “revelaciones” que amagan los creyentes en ovnis desde fines de los años 50. Desgraciadamente, Grusch parece una persona excesivamente confiada en ese tipo fuentes, viciadas por las manipulaciones de aquellos ufólogos metidos a periodistas, los omnipresentes Leslie Kean y Ralph Blumenthal, que son quienes están “revelando” secretos tremebundos desde The New York Times en 2017, puntapié inicial de esta bola de nieve, y luego, cuando ya no fueron admitidos en el primero, en The Debrief.

Entonces, no solo se trata de ex-trabajadores del gobierno preocupados por lo que vieron, sino activos en el negocio de la ufología del que llevan lucrando bastante tiempo, lo que apunta a un claro conflicto de interés para el caso, como todos los involucrados en todo el asunto de los "ovnis del Pentágono" desde 2017.  

¿Son los escépticos parte del mismo negocio del misterio?

Nada de lo anterior es suficiente para repetir la misma tesis: no hay nada nuevo en el asunto ovni. Ya antes tuvimos ex-trabajadores de gobierno y ufologos asegurando que pronto se revelarían las pruebas de naves espaciales que se estrellaron, cuerpos de tripulantes, y un momento histórico del que serían protagonistas pero que nunca llegó. Ya hemos tenido medios masivos replicando estas historias como eventos únicos, para olvidarse por completo del asunto con el pasar de los días. Quizás lo único productivo de estos casos, es la divulgación científica y del pensamiento crítico que se llega a realizar como respuesta a la avalancha de desinformación y sensacionalismo.

Hay quienes ven en esta respuesta algo natural, que al final es tomar "una rebanada de un enorme pastel" de todo el negocio alrededor de los ovnis. Aunque es cierto que los creadores de contenido escéptico o divulgativo, como todo creador de contenidos, persigue aquellas tendencias que están dentro de su dominio y su público objetivo, lo cierto es que no puedo pensar un escéptico que se haya vuelto rico solo por su escepticismo. No podemos afirmar lo mismo de los Jaimes Maussán que han logrado vivir del tema ovni durante décadas, volviéndolo su principal fuente de ingresos. Tampoco podríamos olvidarnos de que, aún cuando fuera cierto que queda una buena tajada del "pastel" económico de los ovnis para los escépticos, no hay comparación válida en términos éticos. Mientras los misteriodistas viven de explotar el misterio perdurable haciéndolo perdurable para que su público permanezca creyendo y consumiendo, el divulgador escéptico ofrece las herramientas básicas para que el público ponga a prueba todo alegato extraordinario que pase por sus narices, y sea capaz de cuestionarse si está debidamente fundamentado en argumentos y pruebas del mismo peso. Si el divulgador escéptico obtiene alguna retribución económica, ¿podría alguien decir que no se la ganó? Después de todo, no es fácil ser el escéptico cuando la ley de Brandolini está en tu contra. 

Con todo, el contenido escéptico no está exento de ser cuestionado, especialmente sus métodos de divulgar alguna idea o si las conclusiones a las que llega se sustentan siempre de las premisas válidas que ya expuso. Por ejemplo, el video dedicado al asunto en La gata de Schrödinger, por Rocío Vidal:


Vidal hace un análisis muy original, no solo desde la caja de herramientas del pensamiento crítico que todo escéptico tiene para revisar estas noticias, sino también desde su experiencia directa entrevistando célebres (y delirantes) etélatras en los congresos de ufología a los que ha asistido como periodista. Su defecto principal se presenta hacia sus conclusiones, cuando apela a la famosa teoría de la "cortina de humo", esa idea de que alguien (¿los gobiernos? ¿los medios? ¿las empresas?) usa o incluso crea directamente eventos paranormales para distraer a las masas de los problemas realmente importantes. Esta conspiranoia ya había sido promovida con anterioridad por Rocío en un video corto. Debo admitir que, ni en mi época de magufo me he creído esa hipótesis de los fenómenos "inexplicables" (ovnis, chupacabras, mothman, crop circles, etc.) como presuntas cortinas de humo para que la gente no comente noticias de auténtica relevancia. 

No me la creo ni siquiera a un nivel local, como algún presidente municipal ocultando un desvío millonario con mutilaciones de ganado o platillos voladres, a no ser que se cuente con evidencia de un acto abiertamente intencional entre políticos, medios y/o empresarios. Un ejemplo auténtico podrían ser las "encuestas patito" que durante épocas electorales son encargadas por los candidatos para ser favorecidos en ciertos medios pagados. Ahí vemos cómo políticos, ciertos empresarios (casas encuestadoras) y algunos medios se prestan para desinformar en favor de una idea (él/ella es el candidato más popular o el mejor), pero en tales casos el bulo es evidente al contrastar sus datos con fuentes distintas, y no hay ningún caso demostrado de una cortina de humo paranormal contra un gran público.  

La razón es sencilla: no es posible ocultar algo de gran relevancia así a un grupo considerable de personas. Siempre estará el que mira detrás de la presunta cortina y le termina avisando a los demás. No es ni siquiera una estrategia. Primero, porque se puede entender cómo es que las noticias de "ovnis derribados" (sea que se les presente como algo desconocido o como posibles globos espías chinos) se vuelven rápidamente en noticia internacional, mientras que noticias geopolíticas o económicas, aunque mucho más trascendentes, son también menos llamativas en una primera impresión para el público no especializado. Todos amamos las historias sensacionales, los medios saben que son un gran gancho para su negocio, lo mismo que las redes sociales y los influencers que buscan visualizaciones antes que informar o educar a sus seguidores. Y segundo, porque contrario a la imagen simplista que se vende como crítica, es falso que la mayoría de las personas sean tan apáticas o estúpidas como para concentrarse solo en una noticia de ovnis a la vez que ignora la crisis económica de turno, la guerra que sigue en curso o las reformas políticas que parecen retrógradas. La hipótesis de la cortina de humo, entonces, no solo es una explicación innecesaria (porque no explica nada, una vez entendemos cómo se viraliza una noticia), sino que se vuelve una conspiranoia promovida en ocasiones por quienes se muestran como difusores del pensamiento crítico.

Un último punto, y que ha sido poco comentado en general, son los intereses políticos detrás de quienes promueven desde dentro del gobierno eventos como el del 26 de Julio, que provoca una desconfianza generalizada en las instituciones democráticas. A diferencia de la conspiranoia de la cortina de humo, quienes han promovido la conspiración del silencio (la idea que el gobierno oculta "la verdad" sobre los ovnis por temor a lo que pasaría si se supiera que hay vida inteligente de otros planetas visitándonos) son actores políticos activos, principalmente del partido republicano de EEUU (o sea, la derecha más rancia y anti-democrática de ese imperio), quienes cuentan con antecedentes de promover la desinformación como medio para ganar adeptos y minar las de por sí defectuosas instituciones democráticas. No hay mayor ejemplo de eso que la conspiración Q'Anon, defendida por importantes líderes republicanos y explotada en su momento por el ex-presidente Donald Trump

Algo más a fondo sobre esto comentó Mauricio-José Schwarz en su canal El rey va desnudo



Como puede inferirse de las observaciones de Schwarz, esta conexión entre las estrategias desinformativas del partido republicano y la explotación del fenómeno ovni presentan muchos puntos (y personas) en común como para ser casualidad. Puede que los ex-oficiales y ufólogos estén sinceramente convencidos de lo que afirman, y además ser víctimas o estar plenamente conscientes que sus convicciones también pueden traducirse en votos para su partido de preferencia, importando poco si las instituciones democráticas reciben algún daño en el proceso. Hay que entender que esta posible conspiración bien podría hacerse sin que sus participantes sean conscientes del daño que causan, simplemente estarían actuando de acuerdo a lo que creen es verdad y correcto: que los ovnis existen, que se han estrellado, que el gobierno de EEUU tiene restos de esos incidentes y que la maquinaria de su gobierno impide saber la verdad, así que hay que revertirla.

En un terreno tan frágil y especulativo, como la política, puede ser fácil perderse y no debe olvidarse que, si bien estas son hipótesis que no podemos demostrar (hasta el momento), no son equivalentes a las conspiranoias defendidas por los etélatras. La hipótesis de la conexión entre los intereses de un partido político y la conspiranoia tiene un trasfondo bien conocido, las conspiranoias y la desinformación que con anterioridad este partido ha usado en su beneficio (como Q'Anon), ganando votos y minando las instituciones. Tampoco es como que se trate de una afirmación tan extraordinaria (los políticos usan herramientas éticamente cuestionables en su beneficio) ni que no existan pruebas de otros casos similares que nos sirven de respaldo para, al menos, considerar la hipótesis como un punto importante para entender todo lo que está pasando.

Al final, los escépticos sí terminan jugando un papel en toda la trama, quieran o no. Pero algo peor, sería ignorar el asunto y dejar que charlatanes y políticos campen a sus anchas, alimentándose impunemente a costa de quienes creen, pero de los que además quieren saber si su creencia está suficientemente justificada. El tema ovni puede llevarnos de la astronomía a la política, de la búsqueda de vida extraterrestre a la conspiranoia más delirante. Pero darnos el lujo que esas opciones se cierren (siendo que, a nivel de audiencia, no es como que la divulgación científica salga ganando) solo harían más oscuro el panorama. 

SI TE INTERESA ESTE TEMA 

* "There's a UFO in My Garage", por Michael Shermer en su blog Skeptic

* "Cutting the Chaff: Overlooked Lessons of Military UAP Sightings for Joint Force and Interagency Coordination", por Luke M. Herrington, en National Defense University Press, traducción por Luis Ruiz Noguez en su blog Marcianitos Verdes

* "Informe ovni del Pentágono: consejos que los medios de comunicación seguramente no van a seguir", artículo de mi autoría en este blog. 

* "¿Ahora que va pasar después de que los estadounidenses han dicho sobre los ovnis y extraterrestres?", mi respuesta en Quora en Español

* "¿ALIENS REVELADOS?", capítulo del podcast Cosas de Sapiens donde participo junto al profesor Durruty de Alba, comentando el estatus de la evidencia actual de visitas extraterrestres:




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