Para todos aquellos “fieles” que van a misa a diario, seguramente escuchan la historia de cómo “Dios nuestro señor” hizo el mundo, de cómo Jesucristo vino a enseñar el evangelio y de cómo los romanos eran criminales atroces, crueles y desalmados que además de crucificar a Jesús, se ocuparon de eliminar a cuanto cristiano se encontraban y de cómo esta brutalidad contra la comunidad cristiana prosiguió por siglos hasta el imperio de Constantino y su conversión al cristianismo y con esto la creación de la “santa madre” iglesia católica apostólica romana, y hasta ahí termina la historia en misa.
Lo cierto, es que ya sea por vergüenza o amnesia –o incluso por ignorancia de los mismos pontífices-, la iglesia no suele recordar a sus fieles las atrocidades que han cometido en la historia.
Una de estas ocurrió a principios del año mil, una serie de batallas en nombre de Dios para liberar tierra santa (Jerusalén) de “los infieles” (el islam): las Cruzadas, iniciada en 1095. el final depende de a que autor se consulte, sin embargo la mayoría afirma que terminaron en 1207. Creando una serie de grandes masacres de cristianos y musulmanes por igual. El objetivo era lograr que Jerusalén fuera exclusivamente tierras católicas y para el papa Urbano II no fue muy importante el sacrificio humano, pues después de todo, eran soldados de Cristo así que, que podía pasar. Tales batallas, al final no cumplieron con el objetivo y hasta la fecha, católicos, judíos y musulmanes siguen teniendo conflictos entre si. Las tres religiones de occidente, alegan que es ahí, en tierra santa, donde Dios –el dios de cada uno-, vendrá para crear un reinado de justicia y amor. Además, es precisamente aquí donde se encuentran los principales lugares de peregrinación de las tres religiones.
Sin embargo pocas personas recuerdan tal acontecimiento, pues como ya fue hace mucho dicen “errores que no se volverán a cometer”. Pero la Historia, constantemente hace que nos demos “contra la pared” un gran golpe, y en cuestiones eclesiásticas no fue muy distinto.
Las guerras en nombre de Dios, se fueron hasta la era moderna, y no hay mejor ejemplo que la ocurrida aquí en México: la cristiada o guerra cristera. Esta rebelión inició en 1926 y terminó en 1929. Dicha rebelión no fue más que un intento para que el gobierno revolucionario no le quitara la riqueza a la iglesia mexicana, ayudada por banqueros y empresarios porfiristas. La constitución le quitaba, entre otras cosas el derecho de ejercer poder político en el país (la cámara de diputados y cenadores y la presidencia debían ser laicos), las escuelas serian laicas –y gratuitas pero hasta la fecha se espera eso-; se les quito gran numero de propiedades, los cementerios y escuelas pasaron a manos del gobierno federal. Todo esto, hiso que México se volviera enemigo publico de la iglesia católica hasta en el Vaticano, crenado lo que se le llamó el triangulo terrible, constituido por México, España (con la revolución española), y la URSS (con la ideología marxista). Aunque el pleito duro tres años, aprox, la iglesia perdió todo lo que ya mencioné, cosa que al parecer intentan recuperar (aunque sea un poco), al meterse en santos políticos y de discusión ajena a la iglesia, tales como la despenalización del aborto, o la forma de gobierno en algunos estados. Las cruzadas y la guerra cristera son ejemplos de cómo una constitución que profesa el amor hacia el prójimo –y hacia sus enemigos- utilizan su poder “espiritual” para manipular a las masas –ignorantes-.
Pero, aunque el los crímenes de guerra podrían establecer un buen juicio contra la iglesia, en la cultura pop se suele recordar otra era aun peor. La época de terror contra la herejía, es decir contra cualquier idea, acto, o persona que estuviera en contra de los cánones eclesiásticos –de la misma iglesia y contra sus intereses-. Dicha era duro mas de 800 años, rebasó la edad media y también ocupo parte de la era moderna. Me refiero al cruel dominio de la iglesia mediante su institución caza brujas: la Santa Inquisición o Santo Oficio.
¿QUÉ TENIA DE “SANTO” EL SANTO OFICIO?
A principios de la edad media, el mayor castigo ante un opositor de la doctrina cristiana y los dogmas católicos era la excomunión, y fue justamente con este castigo con que inicio la santa inquisición. Fundada en 1184 (conocida como inquisición medieval) no dejo de existir hasta 1965 (la inquisición romana). Sin embargo, dependiendo del país y la fecha, cada uno de los santos oficios se corrompieron por el poder que sus inquisidores ejercían sobre los demás, inventándose los mas variados –y crueles- métodos e instrumentos de tortura, que se supone, ayudarían a limpiar los pecados de los pecadores, y a la vez, ayudarían a que los presos confesaran sus “crímenes”.
Dependiendo de la ofensa, se podía tomar un castigo variado. Desde la excomunión, el encarcelamiento o incluso la pena máxima: la pena de muerte, pues con esta, solo Dios perdonaría al hereje. Puede sonar atroz y atemorizante, y lo fue, pues fue bajo este llugo eclesiástico que la Edad Media tomó su imagen popular (aunque durante la colonia y durante la ilustración, los castigos aun eran brutales); fue esta institución la que provocó que el progreso científico no siguiera su camino de forma normal durante siglos, callando a grandes pensadores como Giordano Bruno, Galileo Galilei o Nicolás Copérnico, personajes que aunque fueron callados, varios siglos después el papa tuvo que pedir perdón por todos los “errores” cometidos en épocas posteriores.
El santo oficio jamás es recordado en las iglesias y mucho menos las atrocidades de sus inquisidores. A la pregunta, de qué tenia de santo el santo oficio, cualquier persona puede fácilmente contestar que nada. Preguntarle a un sacerdote por el santo oficio seria en verdad una conversación interesante.
Durante su mandato, el papa Juan Pablo II, no solo pidió perdón a la comunidad –y a la comunidad científica- por el freno hacia la investigación, sino que además, pidió perdón en nombre de todos aquellos que habían humillado al padre de la biología evolutiva: Charles Darwin y su teoría de la evolución. No solo pidió perdón sino que admitió que la evolución, era la idea correcta para poder entender el origen de la vida.
REFLEXIONES FINALES
A pesar que todos los que me conocen saben que soy ateo, aun así, mis amigos creyentes – o por lo menos unos cuantos- defienden su fe católica con un argumento simple y que en apariencia parece razonable: las atrocidades cometidas por la iglesia, fueron cometidas por los hombres y no por Dios.
Para mí, este argumento tiene poca validez por una simple razón. Los sacerdotes –del pasado y presente- son los representantes de Dios en la tierra. Son los herederos de San Pedro para continuar con las enseñanzas de Jesús, y de acuerdo a la teología cristiana, sacerdotes, obispos, cardenales y papas, son elegidos por Dios mismo. Entonces, si Dios eligió al grupo sacerdotal ¿Por qué eligió a personas tan atroces, enfermas y corruptas a lo largo de la historia? Si Dios es sabio y todopoderoso ¿por que sus principales líderes son tan ignorantes e incompetentes? ¿Por qué Dios permitió – y permite aun- que sus principales “elegidos” asesinaran en su nombre?
¿Por qué lo permitió? Algunos me responden ante esto: por que es para ponernos pruebas de que le somos fieles. Y yo suelo contestar, si Dios es todopoderoso, omnipotente y omnisapiente –es decir que lo ve y lo sabe todo- ¿no vio que tantos de sus creaciones íbamos a fallar? Es como si uno, de alguna manera supiera que en tres meses tu mejor amigo morirá asesinado en la entrada de la escuela. Si tu lo supieras ¿dejarías que fuera por los pasos que lo llevarían a la muerte? Entonces si Dios sabia que papas y sacerdotes serian crueles con la población ¿Por qué lo permitió? ¿No vio acaso que iban a fallar en su mandato divino? Si no lo vio, entonces no es omnisapiente, por lo que entonces no puede ser Dios, o no tal y como se supone lo conocemos –mas bien creemos-.
Todo esto es algo por lo que toda persona que tiene uso de razón –y hasta donde se, todos los que leen esto tienen uso de razón-, debería reflexionar, y preguntarse a partir de esto: ¿realmente hay alguien vigilándonos? Aquel que diga que si, lo reto a que me envíe las razones por las cuales dice que si. Para esto, tiene que enviarme las respuestas que hice aquí en los últimos párrafos. Sus respuestas las daré a conocer en la siguiente parte de este artículo.
No me cabe duda que el peor crimen contra la humanidad que a perpetrado la iglesia, es el existir y gobernar nuestro pueblo, cuerpo y mente por tanto tiempo.
Por ahora, la misa ha terminado hijos míos, podéis ir en paz con Dios y con su honorable institución, ¿o no?
SI TE INTERESA ESTE TEMA
*americanatheist.org (web de los ateos americanos)
*sindioses.org (sitio de divulgación del ateísmo, el escepticismo y la ciencia)
*diosesimaginario.com (web en español de 50 razones por las cuales los ateos no creen en Dios)
*razonatea.blogspot.com (blog de ateísmo y materialismo filosófico)
*newadvent.org (web de la Enciclopedia Católica, con su versión sobre la historia de la iglesia)
* monografias.com/trabajos12/stainqui/stainqui.shtml (monografía muy completa sobre la historia de la santa inquisición)
*El católico Preguntón, de Rius, Edit. Grijalbo
*Manual del Perfecto Ateo, de Rius, Edit. Grijalbo
A modo de aclaración al lector lego en esta cuestión, reproducimos parte de la entrada de la Wikipedia acerca de la caza de brujas:
ResponderEliminarLa llamada caza de brujas por excelencia se realizó a comienzos de la Época Moderna sobre todo en Europa Central […]. En la persecución de 1450 – 1750 (con un máximo entre 1550 y 1650) se trataba sólo en parte de una acción eclesiástica contra la herejía, principalmente se trataba de un fenómeno de histeria colectiva contra la magia y la brujería, que convirtió la magia en un delito y tuvo como consecuencia recriminaciones, denuncias, procesos públicos en masa y ejecuciones.
Y en lo relativo al Malleus Maleficarum:
Es el más famoso de todos los libros sobre brujería, escrito probablemente en 1486, convirtiéndose en el manual indispensable y la autoridad final para la Inquisición, para jueces y magistrados, para sacerdotes tanto católicos como protestantes, a lo largo de los tres siglos siguientes a su publicación, en la lucha contra la brujería en Europa. […]El Malleus Maleficarum o Martillo de las brujas fue compilado y escrito por dos monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer, también conocido como Heinrich Institoris, y Jacob Sprenger.
Dicho esto, los anticlericales nunca mencionan que el Malleus fue rechazado por los teólogos de la Universidad de Colonia y que estos condenaron el libro por su misoginia, su morbosidad, su desprecio por los derechos procesales de los acusados, además de ser supersticioso e incompatible con la doctrina católica sobre Satanás y los demonios. Las afirmaciones de Kramer de que cuatro profesores habían aceptado su texto, pudieron, como reconoce la Wikipedia, haber sido falsificadas. Y de hecho este dominico fue denunciado por la Inquisición en 1490. Además En muchas ocasiones el clero habló con autoridad para prohibir las persecuciones de brujas. Entre ellos pontífices y santos católicos: San Agobardo como ya vimos en otro capítulo, arzobispo de Lyon, (escribió "Contra insulsam vulgi opinionem de grandine et tonitruis" (contra las necias creencias de la gente sobre el granizo y el rayo) (P.L., CIV, 147). El Papa León VII escribió en el 936 una carta al arzobispo Gerhard obligándole a instruir a las autoridades locales a no ejecutar a los acusados de brujería. En su carta hizo mención específica del hecho de que la nueva ley bajo el cristianismo mandó misericordia, mientras que la ley pagana había ordenado la muerte: pesar de que por la antigua ley, esas personas fueron condenadas a muerte, el derecho eclesiástico les perdonó la vida para que puedan arrepentirse. El Papa Gregorio VII en 1080 escribió al rey Harald de Dinamarca quejándose de que los daneses tuviesen la costumbre de hacer a ciertas mujeres responsables de las tempestades, epidemias y toda clase de males, y de quemarlas vivas por ello. El Papa ordenó prohibir de inmediato estas ejecuciones y dio instrucciones para educar al pueblo danés que perseguir a supuestas brujas era supersticioso y cruel.