martes, 23 de noviembre de 2021

¿Es la negación de la evolución una forma de supremacismo blanco?


Me encontré con un extraño artículo que raya en lo absurdo y habría pasado desapercibido, y de hecho así fue durante un poco más de un par de meses, de no ser por dos cosas: primero, es un artículo de Scientific American (a partir de aquí SA), una de las revistas de divulgación más prestigiosas del mundo, y 2) el artículo fue usado por Michael Shermer como un ejemplo más de cómo Scientific American se está volviendo "woke" (poco después, el mismo artículo de SA fue tuiteado por Richard Dawkins con la descripción: "Scientific American fue una vez una gran revista"). No abordaremos esta última cuestión (para los interesados, dejaré mi reseña crítica del artículo de Shermer; para una opinión favorable a ese artículo, puede mirarse el comentario de Jerry Coyne), y nos concentraremos en este curioso escrito (que, dicho sea de paso, es un artículo de opinión del que SA niega que, por publicarlo defienda cada una de sus afirmaciones). El artículo es "Denial of Evolution Is a Form of White Supremacy", escrito por Allison Hopper en julio pasado. El objetivo principal de Hopper es "desenmascarar la mentira de que la negación de la evolución tiene que ver con la religión y reconocer que, en esencia, es una forma de supremacía blanca que perpetúa la segregación y la violencia contra los cuerpos negros."

La revista generalmente es vista con buenos ojos por proporcionar buenos artículos de divulgación científica, lo que no significa que todo lo que publican es igual de bueno. Y hay que decirlo, más allá de si SA se está volviendo o no un "nido woke", el artículo de Hopper es tan malo, que ciertamente levanta muchas dudas sobre el proceso de revisión que, se supone, debería hacer esta revista para filtrar los buenos escritos.

Lo primero que se puede notar, es que el artículo fue escrito por una cineasta y diseñadora con amplia experiencia en la elaboración de documentales y con un interesante portal de divulgación, no una bióloga y ciertamente tampoco una historiadora de la ciencia y la pseudociencia. Lo segundo, que bien podría ser una (sospechosa) coincidencia, es que el artículo ya solo se encuentra disponible para suscriptores de la revista, mientras que permaneció colgado en el portal de SA con acceso libre hasta hace unos días. Lo tercero, y más importante a destacar, es que, aunque con tesis demostrablemente equivocadas, el artículo de Hopper sí tiene relevancia al señalar una problemática que no ha sido completamente estudiada sobre la pseudociencia y su conexión con otras formas de irracionalidad: la manera en la que algunas pseudociencias, como el creacionismo, justifican, correlacionan o presuponen el racismo.

Por mera simplicidad, aceptaremos por el momento que creacionismo es un sinónimo de negación de la evolución como hace Hopper (si somos más exactos, tendríamos que decir que el creacionismo es una forma de negacionismo de la evolución, la más importante, pero no la única). El artículo de Hopper es acertado al exponer que el literalismo bíblico forzosamente presupone una forma de supremacismo, en su interpretación de la "marca de Caín" con el oscurecimiento de la piel de los descendientes del primer asesino, dando a entender que son las personas blancas el verdadero pueblo elegido de Dios. Esto obviamente es algo que difícilmente habría pensado alguno de los escritores bíblicos, pero no deberia sorprendernos que la mayor obra de ficción de la historia haya sido interpretada de mil formas, con algunas de ellas justificando los más despreciables prejuicios de épocas apenas pasadas.

También debería quedar claro que, teniendo en cuenta que el fundamentalismo cristiano, y el creacionismo en particular, es un movimiento negacionista con una larga (e irónica) evolución (cultural), adaptada al status quo de la época. Y en nuestra época, aunque aún exista, el racismo es sobre todo moralmente reprobable (ni a los racistas, como Trump, les gusta que les digan que son racistas). Es así que es menos común que los creacionistas actuales hablen de las implicaciones morales de ciertas interpretaciones bíblicas, e incluso son capaces de reformularlas para mostrar un rechazo del racismo. La presunta justificación del racismo por la teoría de la evolución, de hecho, ha sido uno de los principales (y más absurdos) argumentos que los creacionistas modernos usan para minar la confianza en la ciencia, como supuesta fuente de atrocidades como la eugenesia y el nazismo; esto aún a costa de claras actitudes supremacistas de ciertos voceros creacionistas.

Sin embargo, si nos remontamos a 50 o 100 años atrás, podemos notar que los creacionistas sí eran predominantemente racistas. Se trataba generalmente de clérigos, pastores y otros líderes religiosos anglosajones que además de su marcado antidarwinismo, defendían la superioridad del hombre por encima de toda la vida, y al blanco por encima de todos los demás. Michael Shermer alega que nunca ha enfrentado a un creacionista que usara argumento a su favor partiendo del supremacismo blanco, e incluso demuestra que hoy las opiniones creacionistas son dominantes entre las poblaciones de piel oscura, más que entre los blancos. Jerry Coyne, por su parte, argumenta entre otras cosas (como veremos más adelante) que el supremacismo de los creacionistas estaría ciertamente correlacionado, pero no causa las tesis creacionistas.  Estos argumentos son verdaderos, pero se desvían un poco de un punto importante (aunque sí minan la tesis principal de Hopper): 1) que el supremacismo no tiene por qué ser un argumento, sino que vendría siendo tanto un supuesto en ciertas interpretaciones literalistas bíblicas, como también una consecuencia "lógica" de las mismas, y 2) que la predominancia de las actitudes creacionistas entre poblaciones no-blancas no demuestra que no existe supremacismo inherente en el creacionismo, del mismo modo en que, del hecho de tener actitudes machistas en mujeres (u homófobas en homosexuales), no significa que no haya machismo (u homofobia, respectivamente) en las creencias de estos grupos de personas a modo de presupuestos o de consecuencias lógicas, si es que son dadas por válidas.

La tesis principal de Hopper es efectivamente problemática (por decir lo menos), como cualquier estudioso de la pseudociencia sabe. De hecho, su artículo en SA no la demuestra en momento alguno, ya que solo ofrece ejemplos de conexiones entre el fundamentalismo cristiano y el racismo, pero no ofrece ni una evidencia en que el segundo excluye al primero o lo vuelva una variable menor para sostener una actitud negacionista con respecto de la evolución. Es históricamente innegable que el creacionismo, en sus múltiples formas, ha tenido claras motivaciones religiosas, antes que sociales o políticas. (Con esto me refiero a que no buscan imponer una agenda completa desde su militancia creacionista. Sus objetivos sí son políticos, pero se han concentrado por décadas en la política educativa, incluso negando tener motivaciones o tesis religiosas, siendo conscientes que las llevan de perder ante tribunales seculares). Esto es algo reconocido por historiadores, filósofos, biólogos, divulgadores y por los mismos creacionistas. No quiere decir, nuevamente, que los creacionistas (sobre todo aquellos que ocupan puestos de poder) no tengan agendas políticas generales, sino que su actitud creacionista (y esa agenda general) tiene claras motivaciones religiosas, al interpretar el Estado, la sociedad, la moralidad y la educación a partir de los principios de su fundamentalismo religioso.

Jerry Coyne, como lo adelantaba, ofrece nada menos que cuatro argumentos (algunos que ya expone Shermer y que yo explico más arriba) para comprender por qué la tesis de Hopper no es solo incorrecta, sino que es una falsedad estrepitosa:

a.) Pregunte a las personas por qué creen que la evolución no sucedió. Muchos dirán porque creen en la Biblia o en el Corán. Nadie lo dirá porque demuestra que los blancos son superiores. (Por supuesto, puede decir que no admitirán su intolerancia).

b.) Toda organización creacionista desde Answers in Genesis hasta Discovery Institute se basa en la religión, mientras que no encontramos organizaciones creacionistas cuya plataforma sea la supremacía blanca. Como dije, los dos están conectados tangencialmente debido a la naturaleza religiosa y supremacista blanca del sur de Estados Unidos, pero esto es una cuestión de correlación, no de causalidad.

c.) Lo más revelador: varias encuestas, enumeradas y resumidas en este documento, muestran que los negros y los hispanos niegan la evolución más que los blancos . Esto es lo contrario de lo que predice Hopper, pero tiene sentido bajo la hipótesis de que “la religión es lo primero”, ya que los negros y los hispanos tienden a ser más religiosos que los blancos en general.

d.) Existe una correlación negativa estadísticamente significativa entre la religiosidad de 34 países europeos y su aceptación de la evolución, como señalé en mi artículo en Evolution. La mayoría de estos países son casi todos blancos, excepto Francia y Alemania, que tienen una alta aceptación de la evolución (y más gente negra que, digamos, Islandia o Dinamarca). EE.UU. Está casi al final en la aceptación de la evolución..., no porque EE.UU. tenga un porcentaje más alto de blancos que la mayoría de los países europeos -no los tiene- sino porque EE.UU. es mucho más religioso que Europa. (Segundo enlace agregado por mí).

Entonces, sí, podemos decir que el supremacismo racial tiene importantes conexiones con el creacionismo, que ciertas interpretaciones del literalismo bíblico lo presuponen o lo vuelven una conclusión casi obvia, que ha habido (y seguramente sigue habiendo) creacionistas supremacistas, pero el creacionismo no puede ser entendido sin sus fundamentos y motivaciones religiosas, por lo que la tesis principal de Hopper no solo está equivocada. Es un absurdo. Más aún si tomamos en cuenta que el creacionismo tiene diferentes "variantes", como el creacionismo musulmán, que tendría poco o nada qué ver con el supremacismo blanco. Hay quienes les parece más obvio el racismo de otras variantes de creacionismo, como el creacionismo extraterrestre, comúnmente conocido como "teoría de los alienígenas ancestrales". Tampoco parece haber gran controversia en los supuestos racistas de otras pseudociencias, como la astrología, la craneometría y la frenología; en teorías pseudohistóricas, como el israelismo británico y la negación del Holocausto; o en teorías de la conspiración que han sustentado diversas formas de racismo, como los desacreditados Protocolos de los Sabios de Sión o el delirante Q'Anon. Y ya ni hablemos de otras formas de discriminación, como el machismo y pseudociencias como el psicoanálisis.

El racismo y la pseudociencia tienen conexiones muy reales, que merecen atención y estudio, pero no siempre el primero es el causante o la variable principal para la creación o propagación del segundo.

Una versión más corta y sin correcciones de este artículo se publicó en el grupo de Historia y Filosofía de la Pseudociencia.

SI TE INTERESA ESTE TEMA

* "Denial of Evolution Is a Form of White Supremacy", por Allison Hopper, en el portal de la revista Scientific American, Julio, 2021.

* "Why Creationism Appears in Debates About Scientific Racism", por Adam Shapiro, en el portal Religion & Politics. 

* "Science, Religion and Society: The Problem of Evolution in America", por Jerry Coyne, en la revista Evolution, vol. 66.8, Agosto, 2012.

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