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viernes, 16 de marzo de 2018

Stephen Hawking (1942-2018)

"La raza humana necesita un desafío intelectual. Debe ser aburrido ser Dios, y no tener nada qué descubrir." 

Siendo sincero, debo confesar que no iba a escribir nada sobre el reciente fallecimiento de Stephen Hawking, sencillamente porque no es necesario. No es necesario porque, en cuestión de minutos, las redes sociales se inundaron de enlaces (algunos buenos, otros solo memes) haciendo viral la noticia del fallecimiento de este cosmólogo. No es necesario porque todo mundo ha expresado su respectiva opinión sobre Hawking, desde aquellos que siguen creyendo en el niñito Dios, digo, en que Hawking era "la mente más brillante de nuestros tiempos", hasta los fundamentalistas religiosos que lo acusan de charlatán por haberse atrevido a negar la existencia de Dios. No es necesario porque también ya hay comentarios y homenajes lúcidos y justos con la vida y obra de este cosmólogo. Entre los comentarios más justos podemos encontrarnos la columna de Martín Bonfil Olivera, el escrito del divulgador Rafi Letzter o las divertidas anécdotas del astrofísico Lawrence Krauss; los videos de edutubers inspirados como los de los canales Date un Vlog, Quantum Fracture, Astrofísicos en Acción y El Robot de Platón; o los escritos de los alumnos de Hawking, Nathan Myhrvold y Marika Tylor; o el de su colega y maestro, el matemático Roger Penrose (quien probablemente ofrece el mejor resumen de la obra científica de Hawking).

Dudo que un pasante de filosofía con una dizque especialidad en filosofía de la ciencia hablando sobre Hawking tenga que aportar algo de lo que ya en otro montón de sitios en internet se ha dicho. Tal vez, aunque dada la cantidad de mitos, exageraciones, sobrevaloración o desprecio hacia un hombre como Stephen Hawking, supongo, unas humildes palabras plasmadas en un blog podrían ayudar a que al menos una que otra persona perdida en el océano de información pueda mirar con mayor moderación a este hombre que parece ser tan famoso (o tal vez más) de lo que fueron en su época lumbreras como Albert Einstein e Isaac Newton.

jueves, 1 de febrero de 2018

La guerra del multiverso y el problema de demarcación

"El proceso de la ciencia -explorar las opciones cosmológicas, incluida la posible existencia o no de un multiverso- es lo que debería suceder. El resultado científico es que no hay un resultado observable único predicho en las propuestas de multiverso. Esto se debe a que, como lo afirman a menudo los proponentes, todo lo que puede pasar ocurre en la mayoría de los multiversos. Al llegar a este punto, uno tiene que dar un paso atrás y considerar el estado científico de los reclamos por su existencia. El proceso de la ciencia también debe incluir esta evaluación." George Ellis.

Probablemente no existe un debate tan más interesante en cosmología (para el público general pero no para todos los cosmólogos) que el relacionado con la posibilidad de que existan miles de millones de universos. En el pasado se pensaba que nuestro sistema solar (más una esfera extra donde se encontraban las demás estrellas orbitando a nuestro alrededor) era el límite del universo, con un único planeta en el centro que albergaba vida: nuestro mundo. Luego descubrimos que el sistema solar (además de tener al sol en el "centro" y no a la Tierra) no era único, ya que existe una variedad de sistemas solares en toda la galaxia. Por algún tiempo se pensó que la galaxia era todo lo que existía en el cosmos. Pero después se demostró que extrañas "nebulosas" como Andrómeda eran en realidad otras galaxias alejadas y distintas de la nuestra. Gracias a proezas de la tecnología, como el telescopio espacial Hubble, logramos mirar miles de millones de galaxias a lo largo de todo el universo observable. También hemos descubierto "otras tierras", planetas extrasolares similares al nuestro que podrían albergar vida o al menos nos dan un indicio de que posiblemente mundos como el nuestro son más comunes de lo que imaginamos.

Probablemente a muchos
les vino a la mente una imagen como esta
al leer "la guerra del multiverso."
Demasiado friki, pero genial.
No hay un único sistema solar, no hay una única galaxia, ni siquiera un único planeta como la Tierra en este universo. ¿Sería posible que tampoco haya un único universo? Desde la ciencia-ficción, la literatura de fantasía y la metafísica de los mundos posibles, hasta la moderna cosmología, se ha planteado la posible existencia de un océano de multiversos. Hoy en día, la física teórica está plagada de hipótesis matemáticas imposibles de comprender por personas no especializadas, pero que se supone reflejan las supuestas probabilidades de la existencia de otros cosmos. Lo que hoy se entiende por multiverso es justamente eso, un conjunto de hipótesis matemáticas que se supone son la implicación lógica (o deducción) de ciertos modelos cosmológicos, tal como la teoría de cuerdas (otro enorme debate). Entre los defensores del multiverso se encuentran algunos de los divulgadores y físicos más conocidos del momento, como Brian Greene, Michio Kaku, John Gribbin, Leonard Susskind, Leonard Mlodinow, Victor Stenger, Max Tegmark y Stephen Hawking. El multiverso y la teoría de cuerdas (como mejor candidata a ser la teoría del todo) son conceptos usuales en la divulgación científica actual, aunque aún poco entendidos por aquellos que somos ajenos a la física y la cosmología. Sin embargo, también ha sido duramente cuestionado el si incluso es moral hacer divulgación de teorías tan especulativas como si fueran algo aceptado en la comunidad científica. Hay quienes incluso aseguran que las teorías de cuerdas y sus consecuentes hipótesis de multiversos son ejemplos de pseudociencia, o que la divulgación que se ha hecho de éstas es pseudocientífica. Esto ha sido llamado en algunos medios como la "guerra de las cuerdas y el multiverso".

En los últimos días se ha generado un "nuevo capítulo" (¿nueva batalla?) en esta "guerra" entre dos "pesos pesados": el cosmólogo Sean Carroll defendiendo la cientificidad del multiverso, y el físico teórico Peter Woit, reconocido crítico de estas teorías altamente especulativas. Si algo ha demostrado esta "guerra del multiverso", es la importancia de establecer de manera precisa qué es la ciencia, qué puede ser considerado como una línea de investigación científica genuina, y qué no lo es.

lunes, 10 de julio de 2017

Mi filosofía (hasta ahora) I: La naturaleza del mundo

Por fin, he terminado todas las materias de mi carrera. Ahora me encuentro elaborando mi tesis (un poco más lento de lo que tenía planeado en realidad, debido a algunos problemas personales) en la que trataré de establecer los fundamentos para la filosofía de la pseudociencia como rama independiente de la epistemología. Tal vez pronto podamos hablar más del asunto, pero por ahora me gustaría ofrecer algunos de mis puntos de vista sobre lo que un filósofo debe saber sobre la filosofía, la cultura, la naturaleza, la mente y el propio ser humano. La idea de hacer una serie expresando mi filosofía hasta el momento (sí, aún tengo pendiente terminar el top sobre mitos de Hitler, lo sé) es algo que el filósofo de la ciencia, Massimo Pigliucci, hizo hace unos cuantos años, y retomo su idea para hacer la mía (vea aquí y aquí la serie de Pigliucci). Reconozco que nada de lo que escribiré aquí es absoluto. Tal vez, con más estudios futuros, pueda llegar a cambiar mi opinión sobre ciertos temas o corrija y aumente algunos detalles. Eso el tiempo lo dirá.

Aunque ahora soy egresado de la carrera de filosofía (y próximamente licenciado), lo primero que debo confesar es que, aún con el título en la mano, me negaré a denominarme a mí mismo filósofo. Tal vez licenciado en filosofía, y a lo mucho, especialista en filosofía de la ciencia (y la pseudociencia), pero no puedo llamarme a mí mismo filósofo, por lo menos no en el sentido más técnico de la palabra. Expliquemos por qué, junto a algunas observaciones iniciales sobre ciertos problemas fundamentales de la filosofía, ¿les parece?


viernes, 29 de abril de 2016

¿Cómo hay algo en vez de nada?

Reseña de Un universo de la nada, de Lawrence Krauss


"Se trata de algo tan extraordinario que quiero recalcarlo una vez más. Las fluctuaciones cuánticas, que de otro modo habrían sido completamente invisibles, quedan congeladas por la inflación y emergen después por fluctuaciones de densidad ¡que producen todo cuanto podemos ver! Si todos somos polvo de estrellas, como he escrito, también es cierto -si la inflación tuvo lugar- que todos nosotros, literalmente, salimos de una nada cuántica." Lawrence Krauss.

Lawrence Krauss es un conocido físico teórico y cosmólogo que en los últimos años ha encontrado vocación en la divulgación científica (Historia de un átomo y La física de Star Trek son ya clásicos de este género), así como también uno de los principales defensores del pensamiento crítico desde la bandera del ateísmo militante. Algunos podrían afirmar que Krauss queda perfecto como "el quinto jinete del nuevo ateísmo" (título bastante confuso, pues algunos sugieren también al físico Victor Stenger o al filósofo A.C. Grayling). Pero en los últimos tiempos Krauss también se ha destacado por su arrogante anti-intelectualismo que dejan ver lo mal capacitado que se encuentra este cosmólogo para hablar de áreas de las que no conoce. Sus metidas de pata sobre la filosofía de la ciencia son, tal vez, las más célebres, al convertirse en el primer y mejor ejemplo de un acomplejado anti-filosofía.

En octubre de 2009 Krauss presentó una conferencia en Los Ángeles que, al ser subida a YouTube por la Fundación Richard Dawkins, se convirtió en todo un éxito. Aquella conferencia es, en palabras de Krauss, la génesis del libro que titularía con el mismo nombre y que ahora es objeto de esta humilde reseña: Un universo de la nada. El libro (publicado en 2012) profundiza en los temas y puntos tratados en la conferencia, extendiendo la argumentación y la historia. Igual que su conferencia, el libro de Krauss causó gran revuelo en los círculos de divulgación y pensamiento crítico. Entusiasmo que comenzó a apagarse, primero, por una reseña bastante crítica por parte del filósofo de la física David Albert; segundo, por una entrevista que Lawrence Krauss le concedió a Michael De Dora, titulada "Has Physics Made Philosophy and Religion Obsolete?", en la que este cosmólogo despotrica como adolescente embrutecido contra la filosofía de la ciencia, llegando incluso a tildar de "idiota" a David Albert por su reseña; y tercero, el escrito que Krauss ofreció después de la mencionada entrevista en la que, "regañado" por Daniel Dennett, pide una "disculpa" sobre su valoración de la filosofía, en específico de la filosofía de la ciencia. Esta disculpa, desde luego, parece más de dientes para afuera y solo vuelve a caer en más errores pedantes, como lo dejaría en claro Massimo Pigliucci.

Con todo esto por antecedente, tal vez el lector puede pensar que perder sus ratos libres durante una semana leyendo el libro no sea tan buena idea. Después de todo, uno podría leer a Carl Sagan o, para alguien provocativo, mejor a Steven Weinberg, ¿no? Por un tiempo pensé así, hasta que decidí ver qué tan bueno es el libro en realidad. Hay tres puntos para analizar el escrito de Krauss: 1) su libro como obra de divulgación científica, es decir, ¿qué tan bien ayuda al lega a entender los avances de la física y la cosmología moderna? 2) su argumentación sobre si la ciencia realmente desplazó a la filosofía y la teología como campos del conocimiento, y 3) ¿en verdad nos explica "por qué hay algo en vez nada", tal como sugiere el subtítulo del libro? Todo esto para ver si está realmente justificado el revuelo y las afirmaciones tan exaltadoras, como las de Dawkins, al comparar el libro de Krauss con El origen de las especies, de Charles Darwin. Comencemos.

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