"¿Cómo es posible que casi ninguna religión importante haya analizado la ciencia y concluido: <<¡Esto es mucho mejor de lo que habíamos pensado! El Universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas, más grandioso, más sutil, más elegante>>? En lugar de eso, exclaman <<¡No, no y no! Mi dios es un dios pequeño y deseo que siga siéndolo!>>. Una religión, antigua o nueva, que subrayara la magnificencia del Universo tal como la ha revelado la ciencia moderna, debería ser capaz de generar enormes provisiones de reverencia y sobrecogimiento que los credos convencionales apenas han explotado." Carl Sagan.
Pero, al menos en esta ocasión, el punto de esta entrada no es la de profundizar en la teoría de la relatividad y otras revoluciones en ciencia, ni tampoco sobre filosofía y fundamentos de la física. Tampoco será lugar para discutir sobre causalidad y realismo en física cuántica, y sin duda algún día tendremos que abordar las ideas de un gobierno mundial (cosmopolita) que afrontaría los problemas mundiales, tal como Einstein pensaba. Por el momento, recordaremos al célebre genio no por aquello que ha dicho o hecho, sino por aquello que jamás dijo, pero que se ha repetido hasta el cansancio como si de verdad fueran las palabras de Einstein. Al ser una de las figuras fundamentales de nuestra civilización, Einstein se encuentra rodeado de mitos, rumores y chismes sobre sus puntos de vista y su vida personal. Para darnos una idea, puede consultar las múltiples entradas del sitio Quote Investigator sobre frases de Einstein, una página especializada en validar o descartar las frases atribuidas a personajes famosos; o podría consultar The Ultimate Quotable Einstein, de Alice Calaprise publicado por Princeton University Press, libro donde muestra las frases más importantes de este científico sobre más de una decena de temas, con un capítulo exclusivo a las frases falsas o probablemente no afirmadas por Einstein. Pero tal vez no haya frases más escandalosamente falsas que aquellas que se supone dijo Einstein en favor de la existencia de Dios o la necesidad de la religión para la sociedad.
De nada sirvió que Einstein aclarara una y otra vez en cartas, conferencias y libros que él no creía en dios personal alguno y que lo sobrenatural sencillamente era un conjunto de creencias infantiles. Grupos y sitios web de misioneros y fundamentalistas religiosos siguen repitiendo viejas leyendas, como que Einstein era un cristiano devoto, aprovechando de pasada una buena apelación a la autoridad: si Einstein, que era un genio, creía en nuestro dios, tú que eres un simple mortal, deberías hacernos caso y creer en nuestro dios. Pero la realidad es muy distinta, tal como el propio Einstein lo mostró incontables veces.