viernes, 15 de noviembre de 2013

¡Cientificismo sí, positivismo no! Denuncia de la arrogancia filosófica por ignorancia científica

El siguiente escrito lo presenté como ponencia en la VI Jornada Filosófica, en el coloquio estudiantil de epistemología (el único en toda la jornada. Parece que todos se obsesionaron con la filosofía política, dado que se atascó de coloquios sobre este tema). 

Esperando críticas y algo de problemas que tal vez se saldrían del tema al que defiendo en la ponencia, en mi presentación suprimí gran parte del escrito, por lo que aquí lo transcribo con todo y las referencias bibliográficas utilizadas. La referencia 16 fue una referencia agregada después de que mi ponencia fuera revisada por el comité organizador. También cabe señalar que el escrito fue corregido gracias a comentarios y críticas hechas por mi maestro Mario Alberto Lozano, con el fin de que quedara más legible y con mejor contenido.

Sin más aclaraciones, espero disfruten mi defensa de lo que se conoce como cientificismo moderado como una postura personal racional y coherente con la actividad científica y su filosofía. Como ya saben, sus críticas y comentarios son bienvenidos.

Antes de que usted decida retirarse, persignándose y acusándome en su mente de hereje tan solo por tan provocativo título, le pido que cuente hasta diez y escuche mi propuesta. Ahora que se ha relajado, pongámonos claros en este asunto.

Desde tiempos inmemorables, los “intelectuales” han separado la cultura humana con todas sus riquezas en dos grandes bloques que son hoy conocidos como las dos culturas1. Estas son las ciencias por un lado (y por ciencias no entran aquellas que llamamos ciencias sociales, pero sí tienen cabida las ciencias naturales, la tecnología y la técnica) y las humanidades por el otro (comprendiendo por estas a la filosofía, las artes, la política y las ciencias sociales). Ya con el mismo concepto nos refiere que las ciencias no pueden ser “humanas” o “humanistas”, y que las humanidades no pueden ser “científicas” (en el sentido de cientificidad que tienen la física o la astronomía).

¿Qué hay de malo con ver nuestra cultura de este modo? En primer lugar, esta es una visión falsa e inadecuada de la cultura; en segundo lugar, al ser una falsa visión de la cultura tiene implicaciones obviamente falsas sobre las manifestaciones culturales y su relación en tanto manifestaciones humanas. Expliquemos estos puntos. La noción de las dos culturas es falsa porque no puede haber ciencia sin humanidad, y es indiscutible que no se puede imaginar, hoy por hoy, humanidad sin la ciencia. Es falso que la ciencia o la tecnología deshumanicen al ser humano,  sino todo lo contrario pues hasta donde sabemos, no existe otro ser vivo en el universo que sea capaz de crear conocimiento científico y aplicarlo para producir herramientas con un fin pragmático específico. La ciencia es una de las variadas características de lo que nos hace humanos. La ciencia también es cultura humana y humanista. Y llamarse humanista ignorando la ciencia es, basado en esto, un acto de irresponsabilidad intelectual.

Hace un siglo, quien ignoraba La Iliada era tildado de ignorante o inculto. Hoy lo es, con igual justicia, quien ignora los conceptos básicos de la física, la biología, la química, la economía o las ciencias formales. Y con mucha razón, porque estas disciplinas nos ayudan mucho mejor que Homero a desenvolvernos en la vida moderna; y no solo son más útiles, sino que son también intelectualmente más ricas2. Y es aquí donde entramos en conflicto, pues a menudo muchos “humanistas” sienten ofendido su orgullo por un aparente desprecio hacia todo aquello que se llama filosofía, literatura, arte… en fin, una ofensa al orgullo de “las humanidades”. Hasta cierto punto tienen justa razón para sentir esto, pues muchas veces discursos del tipo “anti-humanismo” son usados efectivamente para menospreciar todo aquello que no entre en lo que se conoce como “el método científico”.

 Los “humanistas” heridos lanzan su ofensiva asegurando que la ciencia solo es un constructo social relativo al contexto histórico y la ubicación geográfica. Algunos, como en un momento lo hizo el showman que se autonombraba filósofo, Paul Feyerabend, buscando una ciencia más “artística” o más humana, llegaron asegurar que “en ciencia todo vale” y que la validez de esta es igual que la de la religión o el mito. Los “científicos” contestan a estas afirmaciones asegurando que estas carecen de contenido real, que son solo palabrería, bonita retórica que demuestra que “las humanidades” han muerto o que no tienen nada que aportar a la sociedad tal como la ciencia lo hace en la actualidad. Así tanto “humanistas” como “científicos” se arrojan grandes trozos de heces fecales menospreciándose unos a otros.


Si un filósofo, un sociólogo o un poeta hablan algo sobre la ciencia, se dice que solo abusa de términos científicos que ni siquiera entiende (y en algunos casos sucede así realmente). En cambio si un biólogo, un físico o un astrónomo habla sobre las implicaciones filosóficas o culturales de alguna teoría, se le acusa de reduccionista (y también en veces ocurre que es verdad), de ignorante de humanidades, de positivista o de cientificista. En fin, se le acusa de hereje por meterse en un campo que presumiblemente ignora. Entre los partidarios principales de ambos bandos se cuentan algunas de las mentes más brillantes que conocemos3. Si bien, es cierto que las humanidades no pueden ser disciplinas confiables ignorando por completo a la ciencia (y viceversa, conocimiento científico no está completo sin una comprensión humanista), es provocativo e insultante las etiquetas que desde estas se lanzan a la ciencia: reduccionista, positivista y, la peor, cientificista. Estos peyorativos no solo se utilizan para satanizar la ciencia, sino que también la confunden con tecnologías y teorías político-económicas con visión de progreso industrial y enriquecimiento privado (a saber, el neoliberalismo). Se asegura que la ciencia es la fuerza que oprime a la sociedad, que es “una verdad relativa”, un “relato” entre muchos. Desde luego que los ataques del mismo estilo lanzados desde la postura “científica” merecen igual espacio para la reflexión y el análisis crítico, pero en este momento concentrémonos en las acusaciones de reduccionista, positivista y cientificista.

Siempre que se critica alguna propuesta del tipo religiosa, filosófica, política, económica o sociológica desde un pensamiento crítico sustentado en la ciencia, por más válidos argumentos que la crítica pueda tener y por más hechos en los que se sustente para decir que el discurso atacado es contradictorio o no se ajusta a la realidad, lo cierto es que nunca falta el que salga gritando ¡reduccionista! ¡positivista! ¡cientificista! Este fenómeno (si es que se me permita llamarlo así) ocurre sin importar la ideología o postura política que se tenga. Desde la derecha se acusa a la ciencia de promover un ateísmo que atenta contra la moral y los valores de la sociedad tradicional; desde la izquierda, se afirma que el imperialismo científico solo existe para “explotar al hombre por el hombre”, para crear armas de destrucción masiva, para contaminar o para envenenar a la prole con alimentos transgénicos y demás cosas sintéticas4.

Además de la innegable carga emocional de este tipo de retórica, la ignorancia científica y las falacias cometidas, es casi una norma el que en discursos como estos se tache de reduccionista, positivista o cientificista al criticado, como si esto fuera equivalente a decir ¡bruja! ¡hereje! o cosa parecida. Se usan (o mejor dicho, se abusa de) estos conceptos como si fueran sinónimos y como si la visión científica pudiera reducirse a los mismos. Es el sello que indica que críticas basadas en la ciencia no tienen cabida en las llamadas “humanidades”. ¿Pero qué tan honesto y correcto es usar este tipo de acusaciones básicamente estigmatizantes?

Cuando hablamos de reduccionismo, a menudo se suele referir a esa idea de que los fenómenos sociales pueden explicarse y reducirse a fenómenos biológicos o, mejor dicho, físicos, de modo que solo bastaría con la biología o más aun, con la física para explicar cosas como la creatividad, la socialización, los sentimientos, la oferta y la demanda o las creencias religiosas. Esto es claramente la peor pesadilla de cualquier humanista. Pero resulta ser una pesadilla infundada, tal como explica Gilber Ryle5 pues esta carece de fundamento no solo por ser un temor contingente, sino que además no tiene sentido tal contingencia. Ryle nos explica que si bien es posible que los físicos encuentren un día respuesta a todos los problemas de la física, lo cierto es que no todos los problemas son problemas físicos. Una analogía de esto es comparar la física con el juego de ajedrez: un físico reduccionista entrenado que no sabe nada de ajedrez mira algunos juegos. Después de mirar por un rato el juego de ajedrez y prestar atención a los movimientos, el reduccionista, aun sin que nadie le haya explicado el juego, deducirá ‘leyes’ generales del ajedrez que siempre se cumplen. Así deduce los movimientos que pueden realizar el peón, el alfil o la reina (junto al resto de las piezas). 

El físico reduccionista concluiría que todo el juego está regido por leyes inviolables; desde el momento mismo en que uno toma un peón, la jugada que hará con él es predecible en la mayoría de los casos. El curso total de lo que trágicamente denominan “juego” ya está preordenado sin alternativa. El juego entonces, está gobernado por una necesidad inflexible, que no deja lugar para la inteligencia o la atención. Por tanto, el juego de ajedrez es reductible. Desde luego, una conclusión así no sería en lo más mínimo científica ni se ajustaría con la realidad en el juego de ajedrez. Un jugador experimentado se reiría de una conclusión semejante, diciéndonos que, si bien es predecible que al mover un alfil este se detendrá en un casillero del mismo color gracias a las “leyes físicas del ajedrez”, de estas no es deducible si el alfil se moverá en un momento u otro durante el juego.  Existe en el juego un amplio campo para que se ponga de manifiesto la inteligencia o la estupidez para pensar y elegir. Nada de esto es reductible a las “leyes”. Las reglas son inalterables pero las partidas no son uniformes.6

Desde luego, con esta analogía no se busca sugerir que las leyes físicas son similares a las reglas de juego de ajedrez, sino que se busca dejar en claro que no hay contradicción en decir que uno y el mismo proceso, se acomoda a dos principios de distinta clase y que ninguno de ellos es reductible al otro. De modo que no solo un reduccionismo físico total sería un sinsentido, sino que, de igual manera, un reduccionismo sociológico o cultural es igualmente un sinsentido. Esto tampoco significa que no existe un nivel de reducción en la ciencia, sino que la pesadilla de los humanistas en la que sus disciplinas amadas se explican por leyes físicas es falsa, y entonces, la acusación ante algunas teorías y propuestas hechas desde la ciencia de ser reduccionistas ingenuas, no tienen sentido. Tampoco puede usarse dicho término como un sinónimo de cientificista, aunque tal vez sí de positivista, como veremos más adelante.

El  reduccionismo científico real busca entender los fenómenos por medio de las explicaciones más simples y elegantes. Este es un punto que desde las ciencias naturales se tiene bien presente, pues una explicación reduccionista ingenua no puede ser una explicación científica. Sin embargo, es igual de errado suponer que las ciencias naturales no tienen nada que aportar al entendimiento de los fenómenos sociales y psicológicos. Ambos puntos extremos son pseudocientíficos y pseudointelectuales, además de ser por demás ingenuos.

Por otro lado, el concepto de positivismo suele tratarse con más ambigüedad y confusión. En la historia, el positivismo fue una de las primeras propuestas contemporáneas que consideran a la ciencia como base para la reflexión filosófica, propuesto en el siglo XIX por Auguste Comte, quien se le considera el primer filósofo de la ciencia en sentido moderno7. Comte buscaba suprimir los sinsentidos de la metafísica, exaltando el valor único de la ciencia como productora de conocimiento y única guía para la filosofía y la vida8, sin embargo su propuesta se desvío hacia una doctrina religiosa solipsista. Aunque para el siglo XX el positivismo propuesto por Comte estaba muerto, surgió a finales de la década de 1920 el Círculo de Viena, una agrupación de filósofos que buscaban formar una nueva epistemología, denominada por ellos como empirismo lógico, pero pasando a la historia con el injusto nombre de positivismo lógico. Ya desde entonces, el tachar alguien de positivista o de “neopositivista” ya era una etiqueta que te identificaba como un reduccionista que prestaba más atención al análisis lógico del lenguaje que a la actividad filosófica y científica del mundo real.

El empirismo lógico marca el punto de partida de la filosofía de la ciencia como disciplina académica, y es incuestionable su valor histórico y filosófico. El desarrollo posterior de la filosofía de la ciencia se estructura en mayor o menor medida en comentarios y críticas ante las tesis defendidas o atacadas desde el Círculo de Viena. Sin embargo, el empirismo lógico defendía una serie de afirmaciones como únicas características para que un enunciado o una teoría pudiera calificarse de científica o de tener sentido. La teoría o enunciado analizado, se decía, tiene sentido si y solo si existe un procedimiento experimental que lo verifique. De no ser así, es metafísica y no ciencia, y por tanto no tiene sentido. Enunciados que no cumplían con lo anterior eran pseudoenunciados que no hacían otra cosa más que causar pseudoproblemas filosóficos. Esto limita tanto a la ciencia como a la epistemología al ver como únicas formas viables de tener enunciados y teorías con sentido, solo mediante el verificacionismo, el inductivismo y el reduccionismo conceptual9. Tesis que desde las críticas de Popper, Hempel, Kuhn, Lakatos, Moulines y Bunge (entre otros) sabemos que no se sostienen y acaban en una contradicción. El enunciado “existe el mundo más allá de nuestra propia mente”, un enunciado que se acepta como válido para poder hacer investigación científica, se dice desde el empirismo lógico que es un sinsentido ya que no existe manera de demostrar de forma absoluta dicha afirmación. También decir que el principio de verificabilidad es el único criterio de validez científica no puede ser verificado, por tanto es un sinsentido, y por tanto, el empirismo lógico acaba por ser autoaniquilante. Esto hizo que la corriente que todos llaman positivismo lógico muriera más o menos a finales de la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de que el reduccionismo total carece de sustento científico y que el positivismo lógico murió hace más de medio siglo, de nada ha servido que esto sea aclarado una y otra vez, pues una y otra vez las descalificaciones de reduccionistas y positivistas siguen apareciendo, pero ahora con el único fin de descalificar más que señalar que alguna propuesta pertenezca a alguna doctrina o postura que obedezca a dichos conceptos. Ya que en la historia se le recuerda a estas ideas como fracasos intelectuales, cuando alguna propuesta hecha desde la ciencia se hace para complementar alguna idea o teoría en antropología, sociología o filosofía, se le descalifica de positivista o reduccionista de forma ambigua, con el único fin de asegurar de forma implícita que dicha propuesta no sería más que un fracaso intelectual como los de Comte y Carnap. Eso aquí y en China se llama retórica tramposa, una muestra de arrogancia y prejuicio. Pero la ambigüedad y el prejuicio no paran aquí.

En los últimos tiempos, cuando un científico parece presentar una teoría con implicaciones sociales, o se asegura que desde la ciencia se puede explicar los por qué filosóficos10 o el debe ser de la moral11, se asegura, sin análisis previo por lo regular, que ésta será una propuesta cientificista. ¿Pero qué es el cientifismo? Si tratamos de sacar la definición de quienes abusan de este concepto, “el cientificismo es cualquier cosa menos claro”. El cientificismo, en un sentido fuerte, es la postura que asegura que solo las afirmaciones científicas tienen sentido, sin embargo, esta afirmación no es un enunciado científico y por tanto, carece de sentido.12 El cientificismo fuerte es pues, igual que el empirismo lógico, autoaniquilante. Esta concepción parece haber sido formulada por Ludwig Wittgenstein en su Tractatus Logico-Philosophicus (1922) cuando afirma que “la totalidad de las proposiciones verdaderas es el conjunto de las ciencias naturales…”; según se cuenta, Wittgenstein repudió tiempo más tarde esta conclusión.13

Desde esta perspectiva, cualquiera que diga que esto no es una tontería estaría negando algo evidente. Pero este no es más que una forma de interpretar el cientificismo. El uso peyorativo de cientificismo tan negativo usado por “humanistas”, se ha venido lanzando ahora desde las filas de la pseudociencia y la anticiencia. Investigadores del fenómeno ovni, parapsicólogos, defensores del creacionismo del diseño inteligente, psicoanalistas, sociólogos posmodernistas y gurúes de la new age, acusan a todos aquellos que no comparten sus retorcidas formas de ver la realidad de cientificistas, causando mayor confusión aun. El cientificismo ahora se mira más como una palabra para asustar que como una etiqueta para cualquier doctrina coherente14.

Debido a la ambigüedad del cientificismo como peyorativo, algunos autores como el historiador de la ciencia y columnista de Scientific American Magazine, Michael Shermer, se vieron en la necesidad de hacer una definición coherente de este concepto en un sentido débil o moderado. En esta se asegura que la ciencia, si bien no es perfecta ni una verdad última y revelada, es la mejor fuente conocimiento, la mejor herramienta para explicar el mundo natural y social. “El cientificismo es una visión científica del mundo que abarca las explicaciones naturales para todos los fenómenos, evita las especulaciones sobrenaturales y paranormales, y abraza el empirismo y la razón como los dos pilares para una filosofía de la vida adecuada para la Era de la Ciencia” asegura Shermer.15

De Izquierda a Derecha: Michael Shermer, Sam Harris, Stephen Hawking, Steven Pinker, Richard Dawkins y Mario Bunge.
Cada uno de estos grandes pensadores se han declarado, implícita o explícitamente, cientificistas.
A pesar de esto, es posible distinguir un "nivel" de cientificismo en cada uno, pues mientras unos
consideran a la ciencia como única vía del conocimiento (Hawking y Dawkins), otros consideran que disciplinas no
científicas como la filosofía y las humanidades también juegan un papel importante en la comprensión del cosmos, la vida,
el ser humano y su historia. (Pinker y Bunge). Algunos otros consideran que problemáticas que hasta ahora han estado
relegadas a la filosofía, como la moral, pueden en realidad ser objetos de estudio científico (Shermer y Harris).
El cientificismo, sin embargo, ha sido criticado en todos sus niveles. Uno de sus principales críticos es el filósofo Massimo Pigliucci.

Es a este punto al que he querido llegar a lo largo de esta brevísima revisión de la denuncia infundada y ambigua, el punto en el que se define el cientificismo, no como un calificativo negativo que muestra ignorancia y arrogancia, sino como una postura. Para una definición más completa, defendible y que se ajusta con la auténtica visión de los científicos con intereses filosóficos y de los filósofos que buscan filosofar científicamente, Steven Pinker en su artículo “La ciencia no es su enemiga”, publicado en agosto de 2013 en New Republic nos dice que el cientificismo… no es la creencia de que los miembros del gremio profesional llamado ‘ciencia’ son particularmente sabios o nobles. Por el contrario, las prácticas de definición de la ciencia, como el debate abierto, la revisión por pares, y los métodos de doble ciego, se han diseñado expresamente para eludir los errores y pecados a los que los científicos, siendo humanos, son vulnerables. El cientificismo no significa que todas las hipótesis científicas actuales son verdaderas; la mayoría de las nuevas no lo son, ya que el ciclo de la conjetura y la refutación es el elemento vital de la ciencia. No es una unidad imperialista para ocupar las humanidades; la promesa de la ciencia es enriquecer y diversificar los instrumentos intelectuales de la erudición humanista, no destruirlos. Y no es el dogma de que lo físico es lo único que existe. Los propios científicos están inmersos en el medio etéreo de la información, incluyendo las verdades de las matemáticas, la lógica de sus teorías, y los valores que guían su empresa. En esta concepción, la ciencia va de la mano con la filosofía, la razón y el humanismo de la Ilustración. Se distingue por el compromiso explícito de dos ideales16, y son éstos los que el cientificismo  pretende exportar al resto de la vida intelectual.”17

Este punto es, en mi opinión, lo más importante, la aceptación de que la cultura no se compone de ciencias “Y” humanidades, sino que cultura solo hay una. La cultura que une las humanidades con la ciencia, a saber, la cultura científica es lo que mejor nos puede ayudar no solo a entender el mundo que nos rodea, sino a expresar nuestros sentimientos, anhelos y decisiones sobre este. Es además esencial para una correcta educación, además de ayudarnos a definir lo claro de lo oscuro. En la sociedad, la ignorancia, el oscurantismo, la superstición y la pseudociencia que se venden como verdades reveladas, representan una amenaza en variados grados. La cultura científica, la postura cientificista moderada, es la mejor herramienta para defendernos del ataque de la irracionalidad. La ciencia es vital para entender a la sociedad.  Nadie ha expresado mejor este punto que el astrónomo y gran divulgador científico, Carl Sagan, quien escribe: “Hemos preparado una civilización global en la que los elementos cruciales  dependen profundamente de la ciencia y la tecnología. También hemos dispuesto las cosas de modo que casi nadie entienda la ciencia y la tecnología. Eso es una garantía de desastre. Podríamos seguir así una temporada pero, antes o después, esta mezcla de combustible de ignorancia y poder nos explotará en la cara…Me preocupa, especialmente… que la pseudociencia y la superstición se hagan más tentadoras de año en año, el canto de sirena más sonoro y atractivo de la insensatez. ¿Dónde hemos oído eso antes? Siempre que afloraron los prejuicios étnicos o nacionales, en tiempos de escasez, cuando se desafía a la autoestima o vigor nacional, cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de pensamiento familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea. Tiembla su pequeña fuente de luz. Aumenta la oscuridad. Los demonios empiezan agitarse.”18

*Por Daniel Galarza Santiago.
Departamento de Filosofía, CUCSH, U de G. Estudiante de licenciatura en Filosofía.

*Referencias

1.       Término Tomado de la Conferencia de CP Snow, Las dos culturas y la revolución científica (La Conferencia Rede, 1959), Cambridge University Press, Nueva York, 1961.

2.      Cfr. Bunge, Mario; “Filosofar científicamente y encarar la ciencia filosóficamente” (Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires, 1957), en La Ciencia, su Método y su Filosofía, Siglo Veinte Editores, México, 1991.

3.      Cfr. Bonfil Olivera, Martín; “¡Ciencia vs Filosofía!” en blog La Ciencia por Gusto. http://lacienciaporgusto.blogspot.mx/2012/10/ciencia-vs-filosofia.html

4.       En su articulo Sciences is not your enemy ( http://www.newrepublic.com/article/114127/science-not-enemy-humanities ) , el profesor de psicología de la Universidad de Harvard y columnista de The New Republic , Steven Pinker, pone de EJEMPLOS Fragmentos de dos Discursos Lanzados desde la izquierda de Como from La Derecha Política. El Primero, Una "Crítica" de izquierda aparecida en 2011 en The Nation ( http://www.thenation.com/article/160236/same-old-new-atheism-sam-harris#axzz2bloIygM3 ) Hacia tres libros de Sam Harris , Por instancia de parte del historiador Jackson Lears dados:

“Los supuestos positivistas dieron fundamentos epistemológicos para el darwinismo social y las nociones pop evolutivas del progreso, así como para el racismo científico y el imperialismo. Estas tendencias se unieron en la eugenesia, la doctrina de que el bienestar humano se podría mejorar y eventualmente perfeccionar a través de la cría selectiva de los "aptos" y la esterilización o la eliminación de los "no aptos". ... Cada colegial sabe lo que sucedió después: la catástrofe del siglo XX. Dos guerras mundiales, la masacre sistemática de inocentes a una escala sin precedentes, la proliferación de armas de destrucción inimaginable, guerras en la periferia del imperio - todos estos acontecimientos involucraron, en distintos grados, la aplicación de la investigación científica a la tecnología avanzada.”

La segunda “crítica” a la ciencia que muestra Pinker como acusación paradigmática por parte de la derecha política viene del extracto de un discurso del 2007 de Leon Kass, asesor de bioética de George W. Bush, dice:

“Las ideas y los descubrimientos científicos sobre la naturaleza viviente y el hombre, perfectamente bienvenidos e inofensivos en sí mismos, están siendo reclutados para luchar en contra de nuestras enseñanzas religiosas y morales tradicionales, e incluso nuestra autocomprensión como criaturas con libertad y dignidad. Una fe cuasi-religiosa ha surgido entre nosotros -déjenme llamarla "cientificismo desalmado"- que cree que nuestra nueva biología, la eliminación de todos los misterios, puede dar una explicación completa de la vida humana, dando explicaciones puramente científicas del pensamiento humano, el amor, la creatividad, el juicio moral, e incluso por qué creemos en Dios. ... No se equivoquen. Las apuestas en este concurso son altas: la cuestión radica en la salud moral y espiritual de nuestra nación, la vitalidad continuada de la ciencia, y nuestra propia autocomprensión como seres humanos y como hijos de Occidente.”

Jackson Lear respondió a Pinker acusándolo de deshonestidad intelectual al sacar su cita fuera de contexto. Pinker, al parecer, acepta el reclamo al añadir al final de su artículo original la réplica de Jackson Lear.

5.      Ryle, Gilbert; El Concepto de lo Mental, Paidos, Buenos Aires, 1967.

6.      Cfr. Ibid. Pág. 68-69.

7.       "Auguste Comte" en la Stanford Encyclopedia of Philosophy, http://plato.stanford.edu/entries/comte/

8.      “Comte, Auguste”, Doce Mil Grandes, Los Mil Grandes de la Filosofía y la Religión (Tomo 8), Promexa, México, 1982.

9.      Cfr. Moulines, C. Ulises; El Desarrollo Moderno de la Filosofía de la Ciencia (1890-2000), UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, México, 2011.

10.  El astrofísico y divulgador científico, Lawrence Krauss afirma, tanto en su obra Un Universo desde la Nada (Pasado & Presente, 2012) como en un debate sostenido con el filósofo Julian Baggini (http://www.theguardian.com/science/2012/sep/09/science-philosophy-debate-julian-baggini-lawrence-krauss), que los “por qué” hechos desde los albores de la filosofía (como el clásico ¿Por qué hay algo en vez de nada?), no tienen sentido y pueden traducirse al “cómo” (¿Cómo llegó a existir algo en vez de nada?), pregunta que la ciencia se ocupa de resolver.

11.  El licenciado en filosofía y doctor en neurociencias, Sam Harris, lleva desde hace un tiempo proponiendo una teoría moral basada en la ciencia que aunque en principio habló de ésta en The End of Faith, dio a conocer abiertamente en su propuesta extendida en su más reciente obra The Moral Landscape (Free Press, 2010). Harris asegura que los valores morales objetivos existen, pero que estos no se basan en la idea de un Dios personal ni en ninguna religión sino en el conocimiento científico y en lo que éste nos aporta sobre el mal o el bien que podemos causar a terceros, incluido el medio ambiente. Su teoría ha sido duramente criticada por sus colegas como Massimo Piggliucci: http://rationallyspeaking.blogspot.mx/2010/04/about-sam-harris-claim-that-science-can.html.

12.   Carroll, Robert T .; "Cientificismo" en The Skeptic's Dictionary , http://www.skepdic.com/scientism.html

13.   Ibid.

. 14   Pinker, Steven; "Science is not your enemy", en The New Republic , http://www.newrepublic.com/article/114127/science-not-enemy-humanities   

. 15   Shermer, Michael; "The Shamans of Scientism", cuarto de Scientific American , Septiembre, 2002. http://www.michaelshermer.com/2002/06/shamans-of-scientism/

16.  Pinker señala que los dos ideales con los que la ciencia se encuentra comprometida son: que el universo es comprensible y que la adquisición de conocimiento es difícil. Es importante reconocer que este y otros puntos del ensayo de Pinker han sido ampliamente criticados por Massimo Pigliucci (http://rationallyspeaking.blogspot.mx/2013/08/steven-pinker-embraces-scientism-bad.html)

. 17   Pinker, Steven; "Science is not your enemy", en The New Republic, http://www.newrepublic.com/article/114127/science-not-enemy-humanities

18.  Sagan, Carl; El Mundo y Sus Demonios, Planeta, México, 2002.

jueves, 31 de octubre de 2013

La miseria de los cazafantasmas

"Si me encuentro con un hecho 'inexplicable' no doy rodeos. Es tema para los investigadores, pero no significa que debe suponerse automáticamente que se trata de un fantasma" James Houran.

"Una cosa son las anécdotas y las evidencias de peso son otra cosa. Sugiero a las personas que creen en fantasmas, que miren a las evidencias con mucha atención. Veámoslo desde el punto de vista de alguien que intenta engañarme o que yo mismo me esté engañando. Es probable que lo segundo sea cierto" James Randi.


Ya es Halloween y como de seguro se han fijado en la televisión, los medios impresos y en las calles al salir a pasear, que las figuras, especiales, programas y cuentos de fantasmas y demás chucherías de lo paranormal se vuelven cosa de todos los días más o menos desde mediados de Octubre hasta la primera semana de Noviembre (o por lo menos eso he notado yo en mi el bello Guanatos). Es en estos tiempos en que los vende misterios hacen su agosto contando historias de terror y haciendo "investigaciones" de fantasmas, de modo que ¿qué mejor ocasión para hablar sobre la veracidad (o mejor dicho falsedad) de los "cazafantasmas"?

En el mundo anglosajón son los paranormal investigator (PI por sus siglas en inglés), ghosthunters o ghostbusters los principales conceptos a distinguir (aunque la mayoría de las veces no hay distinción alguna entre los tres). Para  nosotros sencillamente los llamaremos cazafantasmas, los cuales, como explicaré más adelante, son distintos que los investigadores de lo paranormal (los primeros son charlatanes y estos últimos son personas auténticamente comprometidas con querer saber qué hay de verdad detrás de los reclamos de lo paranormal), aunque muchos cazafantasmas abusen del concepto de investigador paranormal. También es frecuente escuchar calificativos como los de "investigador psíquico", "investigador de laboratorio psi" o "parapsicólogo" haciendo referencia a un cazafantasmas sin más. Esto también hay que definirlo claramente.

Primero lo primero, y lo primero es definir las diferencias de un investigador paranormal propiamente dicho y un cazafantasmas. Un investigador paranormal es aquel que investiga casos en los que se denuncia alguna actividad paranormal en específico. Por actividad paranormal puede entenderse reclamos sobre encuentros con fantasmas, orbs, casas encantadas, posesiones, fenómenos psíquicos, maldiciones, milagros, ovnis, el chupacabras, duendes... y todo lo que se le venga a la mente que se vea usualmente como terrorífico e "inexplicable". El investigador paranormal científico se vale del conocimiento de física, lógica y psicología, pues siempre tiene presente que una explicación natural siempre es más probable (y simple) que una explicación sobrenatural ante una serie de fenómenos específicos que se presumen tienen origen sobrenatural. Aunque hay muchos que se centran en la investigación histórica de los fenómenos (por ejemplo el escritor Robert Todd Carroll en EEUU o Mario-Méndez Acosta en México), el arquetipo ideal de investigador paranormal es el de un investigador de campo que va a los lugares donde se supone se presentan los fenómenos "paranormales" denunciados (ejemplos de este tipo de investigadores se pueden mencionar a Joe Nickell, Benjamin Radford, Richard Wiseman y James Houran; Luis Ruiz Noguez y Héctor Chavarría en el mundo hispano). Algunos incluso prefieren ser videobloggers de más o menos buena calidad como César Buenrostro y Oxlack Castro, investigando casos populares ya mostrados por medios masivos.


En cambio, por cazafantasma (alejándonos un poco de la idea de los tipos con un rayo de protones como los de la película Ghosbusters) entenderemos a aquella persona que busca lucrar con las creencias de las personas, que no investiga nada o hace una investigación que peca en lo sesgado, buscando hacer más un show. Dicen buscar evidencias contundentes de los fenómenos paranormales pero siempre acaban con las manos vacías, aunque siempre digan que la foto de una sombra o lo que ellos "sintieron" en su "investigación" es algo significativo. Ejemplos de este tipo encontramos a personajes como Jason Hawes y Grant Wilson [los protagonistas de la popular serie Ghost Hunters y directores de The Atlantic Paranormal Society (TAPS por sus siglas)] por parte del mundo anglosajón, y de parte del mundo hispánico (y en específico en México) podemos nombrar a Carlos Trejo, la Agencia Mexicana de Investigación Paranormal (AMIP/CNPSI) y el célebre grupito de imbeciladores, digo, investigadores de Extranormal. Ejemplos "paradigmáticos" todos estos del típico cazafantasmas. Usualmente los cazafantasmas  abusan de términos técnicos y utilizan tecnología que presumen detecta actividad paranormal (vamos desde la ouija y los detectores de fenómenos de voz electrónica, hasta la utilización de psíquicos y videntes), pero que en realidad no ayuda en nada, por lo que solo juegan a los pseudocientíficos. Si usted quiere llamar a estos tipos como "investigadores paranormales" solo recuerde el agregarle la palabra que clarificará qué clase de investigadores son: investigadores paranormales pseudocientíficos. A este mismo grupo entran los "investigadores psíquicos", los "investigadores psi" y los "parapsicólogos".


Algunos videobloggers hacen investigación de casos paranormales presentados en los medios masivos. En la imagen, un anuncio del sitio en YouTube de Oxlack Castro.


Debido al abuso de calificativos, cualquier fan de Cañitas o de Extranormal puede formar con su propio círculo de amigos una asociación de investigación paranormal, grabando videos de ovnis, sacando fotografías de fantasmas en algún cementerio, buscando duendes en casas abandonadas o grabando gemidos de gatos en apareamiento, digo, voces de ultratumba a media noche. Curiosamente fue esta falta de "especialización" la que dio origen a grupos como TAPS,  AMIP y otros similares alrededor del mundo, pero el sesgo y la investigación pseudocientífica sigue igual en estas sociedades. Se ha descubierto más de una ocasión que estos grupos "serios" han sido los autores y/o promotores de burdos fraudes paranormales, los cuáles se hacen cada vez más fáciles (y barato) de hacer debido a la tecnología. Por esto no es sorprendente que estas asociaciones no tengan prestigio más allá de sus círculos de fans, pero pasen inadvertidas para la comunidad científica o sean objeto de burla por parte de los investigadores científicos. Obviamente si uno compara la investigación de un cazafantasmas (sobre algún caso X en específico) con la de un investigador paranormal científico (del mismo caso X), encontrará conclusiones muy distintas.

Es curioso que mientras los investigadores científicos, por más que buscan, no se topan con fantasmas reales, mientras que pareciera que a todos lados a donde va un cazafantasmas, los buenos amigos de Gasparín ya los están esperando, pues casi siempre se concluye que en efecto hay actividad paranormal con esos sujetos. Si no me cree, vea Ghost Hunters o Extranormal, o busque en YouTube las presentaciones de Carlos Trejo en Otro Rollo. ¡Qué tiene que hacer un investigador científico para que los fantasmas no se espanten! Sobran los que han dicho que eso no es más que prueba de un efecto de declinación en el que la presencia del escepticismo y poca fe del investigador es detectado por las "energías" del lugar (pásame el churro a mí también, para estar iguales, ¿no?). La cosa se pone todavía más cómica (y lo cómico, en estos casos, es inversamente proporcional al nivel de cientificidad; así que entre más cómico menos científico y más pseudocientífico) cuando salen los casos de investigadores religiosos de lo paranormal.

Todo esto suena como para pasar un buen rato riéndose de TV Azteca y sus especiales de Extranormal y después cambiarle a History (¿de "Guate-mala" a "Guate-peor"?), pero la verdad es que esto tiene su lado serio y preocupante. Y es que mientras se siguen almacenando las investigaciones de Joe Nickell o de Luis Ruiz Noguez (por poner dos ejemplos paralelos en la situación de EEUU y México respectivamente), las personas que sinceramente piensan ser víctimas de brujería y espectros, llaman a gente de nula calidad investigativa,  y de calidad moral altamente cuestionable. Estos cazafantasmas se aprovechan de personas de este tipo que, de buena fe, los contactan para resolver sus problemas, cuando lo único que logran hacer es abusar de su confianza, asustarlos más, dejarlos con falsas ilusiones y obteniendo buenos shows que se pueden transmitir en cadena regional, nacional o incluso internacional. Peor cuando se trata con "investigadores psíquicos" que buscan resolver casos de desapariciones o asesinatos (los llamados detectives psíquicos), depositando toda la confianza (y el dinero) en manos de vulgares estafadores. La historia ha dado tristes pruebas de ello.


Este problema ético surge precisamente porque cualquiera que tenga una cámara y crea en fantasmas puede autodenominarse ya "investigador", poniendo su cartel de aviso o aprovechando las redes sociales para promocionarse, sin tener la más mínima noción de la metodología de investigación, el conocimiento científico necesario y la utilización inadecuada de herramientas científicas, obteniendo respuestas pseudocientíficas con éstas. Es aquí donde cabe cuestionarse, similares a las que plantea Todd Carroll: ¿Qué capacitación o fondo de conocimiento debe tener el investigador sobre ciencia, lógica y pensamiento crítico? ¿Debería tener alguna experiencia o capacitación forense? ¿Entiende la naturaleza y los límites de la percepción y la tecnología (que usa)?¿Qué reputación tiene el investigador en la comunidad científica? (entre otras).

Permitir que estos charlatanes pasen limpios ante los ojos del público en general sería igualmente inmoral, del mismo modo en que es inmoral el que estos se atrevan a "ejercer" investigación. Poner en evidencia sus fallos metodológicos, sesgos cognitivos, falacias de ignorancia y abuso tanto a sus "clientes" como de los conceptos científicos resulta de vital importancia, aunque la atención del público a estos puntos sea el mínimo. Lo importante es que sí hay quienes se interesan en mirar "las dos caras de la moneda". La denuncia de estos charlatanes (tanto los que salen en TV Azteca como los que no estén patrocinados por nadie) ante las autoridades depende de nosotros.

Bueno, ya para irnos a festejar este Halloween, quedémonos en nuestras mentes una frase que resume bien este asunto, del célebre mago y desenmascarador de charlatanes, James Randi: "Disfruta la fantasía, la diversión, las historias, pero asegúrate que haya una línea claramente definida dibujada en el suelo [entre la realidad y la fantasía]. Hacer lo contrario sería abrazar la locura".


Ahora sí...

¡¡¡FELIZ HALLOWEEN !!!


SI TE INTERESA ESTE TEMA

*Fraudes Paranormales. Fenómenos ocultos, percepción extrasensorial y otros engaños, de James Randi, Tikal, 1982.

*Desmontando lo Paranormal, documental presentado por James Randi que se ocupa de desmitificar varios fenómenos paranormales, desde astrólogos a psíquicos.

*"Los engaños perseguirán siempre la historia paranormal", artículo de Lee Arnold, traducido al español en el blog de Luis Ruiz Noguez.

* La entrada "Paranormal Investigator" en The Skeptic's Dictionary , de Robert Todd Carroll, describe las características de la Investigador científica de lo paranormal y la pseudocientífics, la metodología de la Investigación paranormal de campo y la ética de la Investigación.

* El artículo "Ghost-Hunting mistakes: Science and pseudoscience in ghost investigation", de Ben Radford, describe los fallos metodológicos de "investigadores" como los miembros del programa Ghost Hunters.

*El ensayo "The 'Ethics' of Ghost Hunting?" de Karen Stollznow, critica las recomendaciones de Brian Schill sobre la ética de la investigación paranormal. La autora asegura que "para ser verdaderamente ética la investigación, los 'cazadores de fantasmas' deben evitar las investigaciones privadas y evitar ser envueltos en las vidas personales de los demás".

*El artículo "The Haunted Brain", del psicólogo Richard Wiseman, nos explica cómo las denuncias de fenómenos paranormales dicen más sobre nuestros mecanismos cerebrelas que de algo "científicamente inexplicable".

*"Scientific Investigation vs Ghost Hunters", una comparación que el investigador senior del CSI, Joe Nickell, hace respecto a la conclusión de TAPS sobre casos célebres y las conclusiones a las que Nickell llegó luego de investigar los mismos casos.

sábado, 19 de octubre de 2013

Bunge el marciano

En un artículo llamado "¡Por fin llegaron los extraterrestres!", de apenas una cuartilla de extensión, publicado en el número 29 de la revista El Escéptico (Enero-Abril 2009), el filósofo de la ciencia Mario Bunge confiesa haber pasado de escéptico a creyente en cuanto a la existencia de visitas extraterrestres. Nos narra que antes de adquirir el primer ejemplar del año (2009) de la revista Skeptical Inquirer, no creía en ovnis y extraterrestres. Pero todo cambió luego de leer dicha publicación, pues, según dice Bunge, solo un extraterrestre podría estar interesado en ovnis, pie grande o cosas parecidas "en estos tiempos en los que la economía se está derrumbando en todo el mundo." De modo que sí, ¡los extraterrestres están entre nosotros y se encuentran editando y escribiendo la Skeptical Inquirer!

Dejando ya de lado el humor, la crítica de Bunge en el artículo citado se encamina hacia una reflexión interesante que ciertamente entre el movimiento escéptico no se suele hacer: ¿Por qué los escépticos ignoran o no atacan pseudociencias y teorías económicas inestables y falsas como la teoría económica estándar (o neoliberalismo para los compas)? ¿Es acaso que ignoran los escépticos la realidad en la que viven? ¿Son auténticos extraterrestres? La verdad es que yo le respondería al señor Bunge que,  el principal extraterrestre en el movimiento escéptico sería él mismo, ya que no se ha dado cuenta que no solo no se suele atacar la teoría económica estándar (ya mero se le va andar acusando de pseudociencia), sino que hasta se le defiende.

De un modo similar en que vivían los genios de la biblioteca de Alejandría o de la Academia platónica en la Grecia Antigua, siendo capaces de cuestionar el movimiento o estaticidad del universo, pero nunca cuestionando el sistema esclavista en el que se sentían tan cómodos, hoy por hoy los principales promotores de la "razón ilustrada" y denunciadores de la charlatanería y la pseudociencia parecen existir cómodamente en el sistema del capitalismo del libre mercado. No son pocos los que, aun con una basta cultura científica y años de experiencia en ejercer el pensamiento crítico, aseguran que las "leyes del mercado" son leyes naturales que existen con independencia de la historia o la cultura humana. Así, el neoliberalismo se ve casi como una rama de la física en la que se "estudian" estas leyes. Hay quienes incluso han llegado afirmar que el neoliberalismo es además, un sistema moral que se basa en nuestra "naturaleza virtuosa".


Pensar en que se trata solo de economistas, empresarios y políticos los que defienden ideas que cuando se contraponen a la realidad social son poco más que ridículas, resulta ingenuo. No solo se trata de aquellos que tienen mucho que ganar en defensa de la pseudoeconomía, sino que además se enfilan grandes mentes y expositores del pensamiento crítico tales como Phil Ferguson (quien además de ser activista escéptico es un empresario, creador de Skeptic Money), el fundador de la Skeptic's Society Michael Shermer (autor de The Mind of Market, libro que no recibió tan buenas críticas), el astrofísico que muchos ven en él un auténtico heredero de Carl Sagan, Neil DeGrasse Tyson (quien asegura que "...el capitalismo es una economía de la codicia, una fuerza de la naturaleza en sí misma"); críticos que ganaron popularidad gracias a las redes sociales como los geniales Penn & Teller; o antropólogos como Paul V. McDowell, son solo algunos ejemplos que se pueden dar como principal evidencia de lo ya dicho. 


Desde luego, esto no significa que todo el movimiento escéptico esté en favor o neutral respecto a la economía o la política. Tampoco significa que los divulgadores y autores del movimiento escéptico sean tontos o ignorantes respecto a la situación social actual, tal como Bunge parece sugerir. Existen varios problemas sobre por qué la gente cree en cosas raras (y desastrosas) como el capitalismo de nuestros días. En primer lugar, al igual que como pasa con la religión, muchos prefieren dejar de lado la cuestión de la economía y la política, quedándose seguros opinando de temas que conocen bien (como el creacionismo, fantasmas, los ovnis o pie grande). Dejando como única excepción a esta "norma" del canon escéptico las críticas a las teorías de la conspiración, asociaciones como CSI, Skeptic's Society o la JREF básicamente no presentan material crítico sobre economía y su lado supersticioso y pseudocientífico.


Incluso se ha llegado asegurar que el sistema económico actual tiene un origen en la evolución, como si esta surgiera de forma natural en cualquier tipo de sociedad de una especie inteligente capaz de socializar y crear grandes grupos como las naciones. De este modo es que se defiende la estéril y cuestionable disciplina de la "economía evolutiva", una variante de la también especulativa y criticada psicología evolucionista. 


Una segunda razón en la que podemos pensar y aventurarnos a afirmar de por qué no se es escéptico de la teoría económica estándar (nótese que hasta aquí, he tenido el atrevimiento de usar los conceptos "teoría económica estándar", "neoliberalismo" y "capitalismo del libre mercado" como sinónimos, con el fin de no utilizar de forma muy recurrente el mismo concepto, aunque no necesariamente puedan significar lo mismo, sí hacen referencia al mismo sistema de doctrinas y teorías económicas. Espero no causar mayor confusión.) es porque, contrario a lo que muchos nos gustaría pensar, no existe un escéptico consistente, sino que solo somos escépticos selectivos. Esto no quiere decir otra cosa más allá del hecho que los escépticos científicos son tan humanos como cualquier creyente de cualquier pseudociencia. Y como cualquier otro ser humano lleva consigo una carga de sesgos y prejuicios psicológicos y sociales que le impiden ser crítico con todo lo que piensa, cree o sabe.


Este mismo fenómeno del escepticismo selectivo explica por qué algunas de las mentes más geniales del pensamiento crítico como Martin Gardner y Harry Houdini, aun siendo implacables en sus denuncias de charlatanes podían ser hombres con fe en un dios personal. El escepticismo selectivo puede ser también la razón por la que muchos no ataquen (y hasta defienden) posturas contradictorias o por lo menos cuestionable sobre economía o política. Estos, al igual que los escépticos con fe religiosa admiten que viven "a gusto" creyendo en un dios personal, tal vez se sienten demasiado a gusto en el tipo de sociedad en la que viven, sin importarles si sus afirmaciones sobre las "leyes del mercado" o cosas similares tienen sentido o sustento científico. Además de esto, parecen ignorar a todos aquellos (que se cuentan por millones en el mundo) que no se sienten tan "a gusto" apenas sobreviviendo los horrores de las crisis económicas, la inflación, el salario mínimo, el desarrollo integral a corto plazo que no garantiza sustento a futuro, etc.
Las preguntas fundamentales que se tienen
que hacer en la actualidad son:
¿Llegó el momento para dejar de lado una teoría
económica como la estándar?
¿Es posible que el neoliberalismo sea eliminado de golpe
o puede adaptarse al medio social cambiante, tal como ha hecho
hasta ahora para sobrevivir?
¿Cuáles son las alternativas? ¿Qué tan validas y aplicables
son estas alternativas?

Con todo esto tampoco se busca afirmar lo que desde hace más de dos siglos se viene profetizando y que simplemente no ha sucedido: la muerte del capitalismo. Sinceramente, desde los límites de mi experiencia y mi conocimiento no soy capaz de sostener esta afirmación que ha sido exclamada y divulgada desde tiempos de Marx, y que aun hoy intelectuales como Chomsky o el mismo Mario Bunge aseguran, siempre "basándose en los hechos". Hasta donde sé (y no es que sepa mucho) si algo ha demostrado que no es el sistema capitalista, es ser completamente estático. De haberlo sido, sin duda alguna éste hubiera muerto desde los años en que Marx publicó El Capital. Pero el capitalismo se ha adaptado a las circunstancias, a los fenómenos sociales cambiantes e impredecibles, cosa que teorías como la comunista simplemente no lograron hacer jamás.


El capitalismo que en su tiempo fue motivo de crítica por parte de Marx, Engels o Lenin, no es el mismo que ahora pensadores como Bunge critican, lo cual es muy importante. Cuando hoy se grita que el capitalismo del libre mercado está en crisis, se debe tener presente que el que este sistema económico-político esté en crisis no necesariamente significa que esté muriendo. La misma predicción hacia Marx sin considerar que el Estado podía llegar a intervenir en el agresivo mundo de las leyes de competencia del libre mercado salvándole de la ruina total, no tenía presente la consolidación de sindicatos de trabajadores que a su vez ayudaron a forjar los derechos del trabajador (no es lo mismo una jornada laboral de 16 horas por 6 días como conocía en su tiempo Marx, a 8 horas más o menos bien pagadas de lo que se tiene hoy en día, incluyendo bonos extra y prestaciones de ley). Con esto tampoco se busca asegurar que este sea un sistema basado en leyes naturales independientes de la actividad humana o el desarrollo histórico. Si las "leyes del mercado" no son leyes naturales al estilo de la ley dela gravedad, y se asegura que sí lo son, entonces, bien se puede asegurar que la teoría económica estándar tiene sin duda un fundamento pseudocientífico. El educar y formar economistas y políticos que solo defienden de forma escolástica esta idea, es un acto irresponsable y peligroso para la sociedad.

De modo que, ponga atención señor Bunge, puede que los extraterrestres ya estén entre nosotros, pero tal vez no se encuentran en Skeptical Inquirer. Tal vez  uno de ellos sea autor de libros como La Ciencia, su Método y su Filosofía, ¿no lo cree?

SI TE INTERESA ESTE TEMA

*Seudociencia e Ideología, de Mario Bunge, Alianza Editorial.

*Introducción a las Doctrinas Político-Económicas, de Walter Montenegro, FCE.


*El Neoliberalismo que no vemos, artículo de la sección Científicamente Incorrecto del blog La Ciencia y sus Demonios, que busca crear una reflexión sobre la ideología detrás de este sistema económico... y sus lamentables conclusiones.

*Qué es el "Neoliberalismo": teoría, práctica e ideologema, de Michael Hoexter, artículo que sitúa al sistema neoliberal en su contexto.

*El auténtico socialismo renacerá sobre las cenizas del capitalismo, artículo que reproduce la conclusión de una conferencia de Mario Bunge dictada en Lima, Perú.

*¿Existió el socialismo alguna vez, y tiene porvenir? ensayo de Mario Bunge que busca afirmar que el socialismo democrático es el sistema que sustituirá al capitalismo en el futuro cercano.

*"The Myth of Consistent Skepcticism: The Cautionary Case of Albert Einstein" , artículo de Todd Riniolo y Lee Nisbet Analiza que explica por qué no existen los escépticos consistentes y solo tenemos escépticos selectivos.

*"Shermer's March to Nirvana" , comentario de Robert Todd Carroll sobre el libro libertario de Michael Shermer, The Mind of the Market. En este, Carroll nos asegura que Shermer es tan confiable sobre economía como Jenny McCarthy lo es hablando sobre la vacunación y el autismo (o sea, nada confiable).

lunes, 30 de septiembre de 2013

Día de la blasfemia:el "argumento Ray Comfort" que demuestra que Dios no existe

"Si Dios es la respuesta, la pregunta debió haber sido muy estúpida."

Siendo esta la primera ocasión en la que celebro desde el blog el Día Internacional de la Blasfemia, quería presentarles algo interesante y divertido a la vez. Así, se me había ocurrido hacer un artículo con videos de grupos como Black Sabbath, Rammstein Mago de Oz o incluso algo de John Lennon  para tener un poco de música para variar; se me ocurrió también reflexionar un poco sobre filosofía e historia del arte mostrando La Tentación de San Antonio, una obra reproducida varias veces, pero cuyas representaciones más famosas y blasfemas son (a mi gusto) las de Félicien Rops y Salvador Dalí. También pensé en una galería de memes blasfemos, pero ya existe toda una página de facebook de eso, así que también la deseché.




En fin, tuve varias ideas. Pero luego de un tiempo de meditar la situación, pensé y me dije a mí mismo: "mi mismo, ¿qué podrías publicar para el Día de la Blasfemia que sea un insulto a cualquier tipo de dios que se pueda imaginar y que a la vez, sea divertido? De pronto, me llegó la inspiración divina en dos palabras, el nombre de una persona: Ray Comfort. Me di cuenta que no puede haber mayor insulto a cualquier dios que este sujeto, además de ser el principal bufón de los círculos de ateos y conocedores de la biología evolutiva. Entonces, la mezcla perfecta entre insulto divino y diversión. Para aquellos que no conozcan quién es Ray "la banana" Comfort, nada más vean esta joyita:




Esto no puede ser solo un insulto a los biólogos evolutivos que saben que el plátano (o banana) es un fruto producto de la selección artificial y que este deriva de una especie silvestre que se parece poco a la banana que todos estamos acostumbrados a comer (sin albur); sino que es también un insulto a la inteligencia humana en general. Es más, si existe algún dios, este se sentiría ofendido al ver a este tipejo y su "demostración". Seguro ese dios entraría en crisis existencial al cuestionarse cómo él, siendo perfecto, creo semejante aberración como Comfort.

Lo que es más, algunos, como el jubilado profesor de filosofía y autor de The Skeptic's Dictionary, Robert Todd Carroll, piensan que Comfort es en sí mismo una demostración de que el dios abrahamico no existe.

¿Quién es este tipo que piensa que una banana es "la pesadilla de los ateos"? Bueno, además de ser el creador de la falacia del plátano y ser obviamente un anti-evolucionista que de evolución no sabe ni jota, Comfort es un evangélico originario de Nueva Zelanda, escritor de una decena de libros que hablan sobre ateísmo, evolución, evangelización, salvación cristiana, etc. Entre sus publicaciones más "notables" está su edición de El Origen de las Especies, de Charles Darwin, publicada en 2009 con todo y una fantástica introducción hecha por él mismo, en la que su ignorancia y analfabetismo científico brillan por sobre todas las cosas. En su sitio web, Comfort afirma haber regalo más de 194, 000 copias del libro y que "nada ha sido cambiado en la obra de Darwin." Sin embargo, tal como nos narra Eugenie Scott, directora ejecutiva del National Center for Science Education, ¡Comfort omitió nada más y nada menos que cuatro capítulos de la obra magna de Darwin! Por si eso fuera poco, el profesor de biología de la Universidad de Tennessee, Stan Guffey señala que Comfort cometió plagio en la introducción de El Origen. ¿Cómo lo sabe Guffey? Por qué al parecer, a quien Comfort plagió fue a el propio profesor Guffey. 
La introducción comienza con una bonita y pequeña biografía dulce, entonces degenera en cojos intelectuales, distorsiones perezosas,lectura selectiva de la bibliografía, selecciona y escoge los hechos y malas interpretaciones de los registros históricos.. 
Él [Comfort] sólo quiere que sus 50 páginas sean leídas [las de la introducción], 47 de los cuales son anti-intelectuales, tonterías deshonestas, y las tres primeras de los cuales son muy buenas  porque yo las escribí.
En fin, como vemos, Comfort es todo un estuche cristiano de monerías. ¿Pero cómo es que Comfort es un blasfemo? y ¿cómo se demuestra que el dios cristiano no existe por el hecho de que exista Comfort? Bien, veamos el argumento Comfort en contra de la existencia de Dios:

Comfort es un anti-evolucionista que nunca ha estudiado biología evolutiva, y eso se nota, al pensar que, por ejemplo, un chimpancé puede dar a luz a un humano o que un cocodrilo puede dar a luz a un cocopato. Según él, como no se da nada esto en la naturaleza (lo que muchos creacionistas identificarían con un "eslabón perdido"), la evolución es una farsa. Claro que sus afirmaciones hechas desde la ignorancia solo refutan hombres de paja, sin siquiera acercarse tantito a lo que enuncia realmente la biología evolutiva. Comfort llegó incluso asegurar sandeces como que los evolucionistas creen que el macho de una especie evoluciona de forma distinta que la hembra, y el que un individuo macho evolucione al mismo tiempo y en el mismo lugar que un individuo hembra de la misma especie evoluciona, es algo absurdo, por tanto, la evolución es falsa. ¿No creen que pueda existir alguien tan inteligente (sarcasmo) como Comfort? Lean sus propias palabras:
Imagine que está ahí cuando el primer perro evolucionó. Digamos que es el perro de caza africano (Lycaon pictus), el cánido salvaje de África. Hubo una gran explosión, y millones de años más tarde, surge un animal con una cola y cuatro patas, hígado, corazón, los riñones, los pulmones, la sangre, las orejas y los ojos evolucionaron en el primer perro. Afortunadamente para él, sus ojos se habían convertido a la madurez después de millones de años de ceguera, por lo que podía ver a la primera perra que había evolucionado de pie junto a él. En realidad fue muy afortunado, ya que si la perra no había evolucionado también, y estado en el lugar correcto en el momento adecuado, con las piezas adecuadas y la voluntad de su compañero, hubiera sido un perro muerto. Necesitaba una mujer para mantener viva la especie.
Definitivamente, uno no puede poner otra cara más que esta:


"De Comfort brotan muchas afirmaciones igualmente falsas y ridículas como si fueran verdaderas ideas de la comunidad científica. A continuación, se burla de las ideas y llega a la conclusión de que la evolución es un absurdo y sus creencias en las que las serpientes hablan y otros milagros bíblicos son verdaderas", escribe de forma burlona Todd Carroll.

Y es aquí donde Carroll nos muestra de manera formal el argumento en contra de la existencia de Dios:

Piensa en esto. Un hombre afirma que demostrar un ser omnipotente, omnisciente existe, proporcionando una serie de ideas absurdas, falsas y desvarías dementes. Afirma ser la prueba viviente de un diseñador inteligente del universo y ser un portavoz  de éste en la Tierra. Si un ser como el dios del Antiguo Testamente existiera, este aniquilaría a Comfort por hacer que la gente piense que el dios del Antiguo Testamento es un imbécil. Comfort no ha sido aniquilado. Por tanto, el dios del Antiguo Testamento no existe. Caso cerrado.
Desde luego que, como señala Carroll, el argumento no es infalible. Tal vez el dios abrahámico del Antiguo Testamento existe realmente, pero está satisfecho con el trabajo de personas como Comfort, por tanto, el dios abrahámico es un idiota.

Estoy muy seguro que una u otra conclusión le resultará un profundo insulto a cualquiera que tenga un poquito de sesos pero que además crea que el dios personal en el que cree es más inteligente que un idiota. A esas personas les pido que analicen rigurosamente el argumento, se darán cuenta que es totalmente válido.

Así pues, no solo demostramos que un dios como el cristiano no existe, sino que Comfort se vuelve en sí mismo un insulto a cualquier intento de deidad o cualquier ente todopoderoso que quiera verse como diseñador inteligente.

¡Feliz día de la blasfemia!



SI TE INTERESA EL TEMA

*La entrada Ray Comfort del Skeptic's Dictionary, de Robert Todd Carroll, es la fuente original del argumento Comfort que demuestra que Dios no existe.

*Don't Diss Darwin, un sitio web creado por el National Center for Science Education, especialmente para advertir al público sobre las tonterías, el plagio y la deshonestidad de Comfort en su edición de El Origen de las Especies.

*How to Debate a Young Earth Creationist, capítulo 65 del podcast Skeptoid, de Brian Dunning, sobre los principales hombres de paja lanzados por los creacionistas y cómo estos son fácilmente refutados.

*El diseñador poco inteligente, la serie del blog La Ciencia y sus Demonios, que muestra la irracionalidad del creacionismo del diseño inteligente.

sábado, 7 de septiembre de 2013

7 Razones para no creer en la homeopatía

Luego de un largo tiempo de no escribir nada por aquí (ah pero les dejé una interesante colaboración de Fabián Granobles y publiqué mi confesión de magufo anónimo en Magufobusters), decidí crear un nuevo top 7 con las principales razones para decir sin temor a equivocarme que la homeopatía NO es ciencia.

¿Por qué no es ciencia? Porque en ciencia no se admiten afirmaciones extraordinarias carentes de evidencias extraordinarias del mismo peso. Así de simple, así de sencillo. La homeopatía como intento fallido de disciplina de la salud afirma un montón de cosas que rayan en la locura. Sin embargo, ese no sería un problema si tan solo esa locura estuviera sustentada en algo. A muchos nos puede parecer una locura la teoría de la evolución, la relatividad, la idea de que un virus puede causar enfermedades que van desde la gripe al sida, que el universo haya surgido básicamente de la nada, que los electrones son capaces de aparecer y desaparecer solo para volver aparecer en otra parte o que una misma partícula puede estar en varias partes al mismo tiempo y en el mismo espacio. Sin duda cualquiera dirá a primera vista que los científicos que trabajan en todo esto se han fumado de la verde (o tal vez de la morada). Parece de locos, podríamos incluso (en otra época e ignorando el contexto) decir que todo eso es ridículo, sí, pero por más ridículo que suene todas esas afirmaciones están sustentadas en la evidencia.

En ciencia importa poco si algo va en contra del sentido común o incluso contra "lo establecido", siempre que se base en evidencias públicas, verificables, contrastables, falsables y que puedan ser descritas y explicadas de forma legible, estas se aceptarán como auténticos conocimientos científicos (contrario a lo que cualquier posmodernista podría pensar). La homeopatía parece ser toda una locura y no hay nada que nos demuestre que sea algo más que eso.

Para consultar más rápido