miércoles, 15 de abril de 2020

Hombre lobo... de Europa a Chiapas


Esta semana la pandemia de coronavirus continúa encendiendo alarmas en México y en todo el mundo, a la vez que comienzan a presentarse sucesos curiosos en varias partes, relacionados con ovnis y fenómenos paranormales. El más interesante de los últimos días en el país, a mi parecer, ha sido el del poblado de Coita, en Chiapas, donde los lugareños han reportado el avistamiento de un hombre lobo. Tan cómico como nos pueda parecer, para los habitantes de Coita es un asunto serio que los ha tenido despiertos por varias noches, y ha alterado el grado de calma que pudiera haberse tenido con anterioridad. Se ha informado de disparos por las noches, y las autoridades locales patrullan las calles para calmar a las personas que se encuentran sinceramente aterradas por la supuesta criatura.

El trabajo de todo buen escéptico no consiste en reírse de los demás por anticipado, sino en investigar los alegatos de los presuntos testimonios y ubicarlos en un marco general (es decir, saber identificar el contexto, el origen de los supuestos avistamientos, sus posibles variables y la explicación física, histórica o psicológica del fenómeno). Es obvio que las explicaciones que se puedan dar tendrán poco qué ver con una entidad mitad humano mitad animal, lo que no significa que deja de ser importante y hasta fascinante.



Hombres lobo del siglo XV al XXI


Para empezar, el que hoy consideremos a los hombres lobo una creencia risible no significa que siempre se le vio así. De hecho, entre los siglos XVI a XVIII, los hombres lobo representaban una amenaza para considerarse seriamente. La creencia en la capacidad de ciertas personas en tranformarse en animales es común en prácticamente todas las culturas del mundo. De hecho, los folcloristas han señalado una curiosa relación entre depredadores y hombres bestias, pues es curioso que casi ninguna de las mitologías populares hable de un "hombre conejo" o un "hombre borrego", sino que dependiendo de la cultura de la que hablemos, estaremos observando hombres lobo, pero también hombres hiena, hombres tigre u hombres jaguar.

En general, cuando estamos creando una mitología sobre hombres o mujeres animales, nos gusta convertirnos en criaturas formidables, así que creo lo que estamos buscando aquí es el arquetipo de "Jekyll y Mr. Hyde" donde es casi como estar subcontratando bien nuestro mal. Es casi como si dijéramos que eso que está sucediendo es animal, es inhumano, es malo, es que no es parte de la condición humana, y creo que eso es lo que vemos en la mitología, en las historias de los siglos XVI y XVII.

Explica Deborah Hyde, folclorista británica y editora en jefe de la revista The Skeptic, en su conferencia del 2016, "Natural History of the European Werewolf".

El lobo siempre ha sido visto como un depredador astuto, fuerte y escurridizo, y por siglos era una amenaza a la vida de los campesinos y de su ganado (su fuente de ingresos y de alimentos al fin y al cabo), motivo por el cual pensar en una criatura como esta que además tuviera la consciencia y la malicia de un ser humano se tornaba en una idea aterradora. Durante los primeros siglos de la modernidad, se presentaron casos de asesinatos crueles y canibalismo que eran evidentemente inhumanos. Las personas acusaban a otros de ser bestias nocturnas, y muchas veces los presuntos culpables aseguraban transformarse en depredadores salvajes que aniquilaban a todo el que se encontraran. Se decía que un hombre podía transformarse mediante un conjuro, ungüentos de cierto tipo de plantas o incluso se cuenta de historias de "brujos del bosque" que podían hacer que alguien se volviera un hombre lobo obsequiando la piel de un lobo y colocándola como abrigo. Los casos de asesinos seriales (como el "hombre lobo de Chalons", quien guardaba los huesos de sus infantiles víctimas en un jarrón) eran mostrados como ejemplos de hombres lobo del mundo real; no había testigos de la supuesta transformación en lobo, pero se tenían pruebas de sus bestiales conductas.

Con casos tan horribles, como el mencionado hombre lobo de Chalons, se intentaba incluso borrar de la historia cualquier mención del mismo, como lo explica Hyde:

Desafortunadamente los jueces estaban tan horrorizados que ordenaron quemar los registros del juicio, lo que es un acto de repulsión comprensible desde su punto de vista, pero para nosotros es triste porque sería bueno conocer algunos detalles más; pero hay algunos ejemplos donde repiten "hombre lobo", como alguien haciendo claramente algo altamente antisocial a terceros.

Hasta donde sabemos, los acusados de padecer licantropía (una supuesta condición psiquiátrica que hoy identificaríamos con la esquizofrenia o los episodios psicóticos) se les trataba como personas que creían transformarse en bestia, una afección de uno de sus humores, probablemente causado por brujería o por una posesión. Algunos hombres lobo confesos fueron identificados como personas que padecían de trastornos mentales, como fue el caso de Jean Grenier, un pastorcillo adolescente que aseguró que un brujo le había regalado un ungüento mágico y una piel de lobo para convertirse en una fiera, asesinando presuntamente a varios niños y perros. Grenier fue declarado mentalmente no apto, pues sufría de delirios, por lo que fue condenado a pasar el resto de su vida en un monasterio.



Pero no todos los acusados de ser hombres lobo padecían licantropía, y se sabe de casos donde, junto a las cacerías de brujas comunes de aquellos tiempos, se juzgaba a un hombre lobo por tener un pacto con el diablo, aún cuando nunca se demostrara sus supuestas habilidades demoníacas para transformarse en animal. Deborah Hyde encuentra una estrecha correlación entre las cacerías de brujas y hombres lobo, y los cambios político-religiosos de ciertas regiones de Europa, donde se pasaba del dominio católico al protestante, para luego volver al catolicismo. A menudo, los acusados solían ser forasteros, pobres o eran acusados (por católicos) de ser protestantes (y viceversa).

Aunque las historias principales de hombres lobo son de origen europeo, y se centran entre los siglos XV al XVII (que sí fueron tiempos convulsos política, económica y religiosamente hablando), el mito de los hombres que se convierten en bestias es casi tan antiguo como la civilización misma. Se cuenta que el rey Licaón de Arcadia, al ser visitado por Zeus, sospechó sobre si realmente tenía de frente al jefe máximo del Olimpo, por lo que decidió ponerlo a prueba, sirviéndole carne humana en la cena. Zeus encontró el acto como algo evidentemente ofensivo, por lo que castigó a Licaón transformándolo en lobo.

Hacia el siglo XIX las historias de hombres lobo, junto con otras criaturas sobrenaturales de antaño (como brujas, fantasmas y vampiros), pasarían a formar parte de la literatura gótica. La literatura de terror ofrecería elementos adicionales a la criatura; ya no solo un brujo o un hereje podría transformarse, sino que una persona que fuera mordida por un hombre lobo adquiriría la maldición; lo mismo podía pasar con los descendientes de un hombre lobo. Así que transformarse en hombres lobo ya no era el asunto consciente de un pacto deliberado con el diablo, sino que podía ser una maldición en la que el hombre lobo era también una víctima involuntaria de su condición.

En el siglo XX el hombre lobo se volvió un favorito en el cine de terror, pero las historias de avistamientos disminuyeron dramáticamente. Sin embargo, los criptozoólogos continúan buscando criaturas "peligrosas" mitad hombre mitad animal, como la bestia de Bray Road o el hombre perro de Michigan, críptidos poco conocidos y poco creíbles. En América Latina aún se cuentan leyendas de chamanes capaces de transformarse en animales, llamados nahuales. El declive de la creencia en hombres lobo puede tener distintas variables, empezando por el hecho que los lobos dejaron de ser vistos como criaturas diabólicas de la noche, sino como depredadores que tienen un importante papel en sus respectivos ecosistemas. Para Brian Regal, profesor de Historia de la ciencia en la Universidad Kean en Unión, Nueva Jersey, fue Darwin quien "mató" a los hombres lobo. De acuerdo a Regal, la publicación de El origen de las especies (1859) hace más de 150 años, centró las mentes de las personas en la relación evolutiva entre humanos y simios:
La difusión de la idea de la evolución ayudó a matar al hombre lobo porque un híbrido cánido-humano no tiene sentido desde un punto de vista evolutivo. Sin embargo, el híbrido mono-humano no solo es evolutivamente aceptable, es la base de la evolución humana.
Así, de acuerdo a esta tesis, las personas comenzaron a concentrarse en monstruos como el Yeti o Pie grande. Es un punto interesante sobre la influencia del pensamiento evolutivo en la cultura, pero los hombres lobo no han sido "asesinados" del todo, como muestran los críptidos modernos arriba citados. La creencia en nahuales, de hecho, se encuentra ampliamente extendida en comunidades rurales, donde aún es común encontrarse con noticias de pobladores que asesinan coyotes, lobos, y lechuzas porque son presuntamente brujos transformados. El caso de Coita, en Chiapas, podría tratarse de un caso así.

Regresando a Chiapas


Muchos casos antiguos de hombres lobo parecen tener relación con brotes de histeria colectiva a causa del miedo a lo desconocido, o por acontecimientos que preocupaban a las personas en localidades pequeñas. Algunos autores aseguran también que es posible que algunos casos se debieran al consumo de alucinógenos entre los alimentos mal preparados de la época (lo que también explicaría algunos testimonios de supuestas brujas). ¿Podría tratarse de algo similar el caso de Coita?

La explicación de la histeria colectiva ya ha sido nombrada por algunos de los medios que han cubierto la historia, citando a la psicoterapeuta gestalt Dulce Bonifaz, quien dio su explicación en el portal Alerta Chiapas:
"Es más fácil tenerle miedo a algo que conozco a algo que no", indicó la experta, pues un virus, algo nuevo, como el COVID-19, es algo a lo que posiblemente no se le pueda tener miedo por la invisibilidad, por ello el imaginario colectivo ha adoptado una forma con nombre y rostro que sí esté permitido temerle y que tenga forma, en este caso en la leyenda del "Hombre lobo".
Bonifaz también declara que la histeria colectiva está siendo "causada en un primer acercamiento, por el hecho de que mucha gente está padeciendo insomnio y por ende están enfrentando ruidos y sombras que no conocía pero que siempre han estado ahí." Así, continúa la psicoterapeuta "ruidos que siempre han estado en el entorno, pero como normalmente el grueso de la población a esa hora está durmiendo, no lo registra, eso me parece que pudo haber sido lo que dispara el tema."

Presuntos zarpazos del "hombre lobo de
Coita", compartidos en twitter.
La histeria colectiva o enfermedad psicogénica colectiva es una explicación plausible, aunque cuestionaría seriamente su relación con el miedo generalizado al COVID-19. Bonifaz también asegura que el miedo al coronavirus "busca reproyectarse y por ello en este municipio [h]a buscado una figura", que sería la del hombre lobo. Cómo es que un miedo generalizado se "reproyecta" en una entidad sobrenatural es algo que Bonifaz parece dejarnos a la imaginación (como casi toda su explicación), pero no parece cercano a cómo se define la histeria colectiva.

Uno podría preguntarse si este tipo de cosas no hubiera pasado si la pandemia no estuviera sucediendo. Ciertamente, el que una gran cantidad de personas se encuentre a todas horas en casa, prestando atención a estímulos que antes no notaba (como ruidos en un techo de lámina o madera), puede ayudar a que haya más individuos que aleguen ser testigos de algo extraño, pero no encuentro mecanismo neuropsicológico conocido que haga que el miedo que tales personas puedan tener a enfermarse de COVID-19 lo transformen en un hombre lobo acechando en las azoteas. 

Creo que el hombre lobo de Coita es un caso de delirio colectivo, que no debe confundirse con la histeria colectiva. La historia parece haber iniciado con un grupo poco numeroso de avistamientos, probablemente, de escuchar ruidos extraños o aullidos por la noche, lo que pronto provocó el temor de unos cuantos. Después, las personas comenzaron a prestar cada vez más atención a los sonidos nocturnos, regando el pánico a más personas de la comunidad (en un pueblo pequeño, es fácil que lo que le pasa a unos pocos sea noticia para todos en poco tiempo). Una persona llamó la atención de lo que pasaba vía twitter, lo que alertó a los medios de comunicación regionales y después nacionales. Las personas, alteradas y motivadas por el reforzamiento comunal y el miedo, comenzaron cacerías para encontrar a la supuesta bestia por las noches, llegando a tenerse disparos, para más tarde involucrar a las autoridades locales. ¿Nota que es estar describiendo una bola de nieve que va creciendo más y más? Hasta hace un par de días, ya se informaba de un policía que jura haber visto a la bestia, y también se cuenta con fotografías de lo que supuestamente son huellas y grabaciones de aullidos del hombre lobo.

Es probable que el caso termine disipándose al ya no ser cubierto por los medios, que no se encuentre a la temida bestia y cuando mucho, se llegue a matar a algún perro o tal vez un coyote. Claro está que nunca debemos subestimar el poder de la superstición, pues como creencia irracional que es, el que un conjunto de personas armadas y temerosas crea que hay un hombre lobo en su comunidad, podría desencadenar una cacería de sospechosos, entre los que podrían caer (como en siglos pasados) personas con actitudes antisociales, forasteros, pobres o mendigos. 

Presuntas huellas del
"hombre lobo de Coita", compartidasen twitter.
¿Debería ignorarse a estas personas? Evidentemente no, y hay una razón intelectual como una razón práctica para no desestimar este caso y dejar que los pobladores hagan lo que les plazca. Primero, como las historias de hace siglos, se trata de un caso digno de investigar que podría revelar importante información sobre la conducta de las personas emocionalmente motivadas que ven reforzados sus miedos y creencias en los de sus allegados. Y segundo, estas personas realmente parecen estar asustadas, y como tal, buscan que alguien les preste atención y los ayude a solucionar su problema; sea real o ficticio, ellos están convencidos de su veracidad. No brindar posibles explicaciones con un sano nivel de empatía sería un acto irresponsable, y las autoridades deberían lanzar comunicados, emprender una investigación y garantizar la seguridad de la población que realmente busca sentirse protegida.

Al final, las historias de hombres lobo son más fascinantes que risibles, y como concluía Deborah Hyde en su conferencia:
Estudiar esto nos ayuda a entendernos más que cualquier otra cosa. Se trata de nosotros. Así que no hay hombres lobo pero está el lado oscuro de la naturaleza humana y eso vale la pena ser estudiado.    
SI TE INTERESA ESTE TEMA

*El portal Werewolves contiene información histórica y literaria sobre la creencia en hombres lobo y otros monstruos.

* "El regreso del hombre lobo", artículo de Rafael Muñoz Saldaña, en la revista Muy Interesante, Marzo, 2010.

* "The Natural History of the European Werewolf", conferencia de Deborah Hyde en el SkeptiCon 5, 2016:


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