Hace poco más de un mes que publiqué la primera parte de esta breve serie y desde
entonces un buen magufo defensor de los
derechos de la pseudociencia no ha dejado de escribir. Por supuesto,
platicarles esto no significa que esté molesto con el amigo magufo (a quien por
cierto piensa que la sola palabra “magufo” es un argumentoad-hominem. Lo bueno es que busca enseñarme lógica), ni que no tiene
derecho a expresar y defender lo que piensa o cree.
Todo lo contrario, si algo ha dejado claro su
ejemplo, disponible en los comentarios de la primera parte, es que la defensa de la pseudociencia no cederá terreno
ante sus críticos. Como sea, nuestro amigo me ha llegado acusar de charlatán y
de pseudocientífico, por supuesto, ignorando el hecho que un charlatán es
alguien que le vende algo falso a un público (y aquí no vendo nada falso ¿o
si?) y que un pseudocientífico es alguien que asegura hacer ciencia (cosa que
jamás he dicho que hago) cuando solo hace magufadas, pero bueno. Quien se fija.
Después de todo, él dice que yo soy el que no entiende de ciencia ni de lógica,
se nota que él si sabe ¿o no? (sarcasmo).