Así, por ejemplo, Michael Shermer escribió un artículo para el dossier del actual número de Skeptic, respecto a los derechos de los atletas trans a competir contra el género con el que se sienten identificados (un primer punto que me parece extraño, es que se concentran en mujeres trans o MTF). Aquí, Shermer hace una revisión de la normativa vigente, así como del historial de la nadadora Lia Thomas, comparando su trayectoria cuando aún competía en la categoría masculina y sus actuales triunfos en la femenina. Con su estilo propio de claridad mezclado con sus experiencias personales en los deportes, Shermer hace un argumento interesante que continúa en un segundo artículo para su blog, con puntos más cuestionables. Lo que me parece especialmente sospechoso, más que los artículos de Shermer, es la postura global que parece estar tomando la Skeptic's Society que dirige, donde varios miembros parecen estar cuestionando distintos puntos del activismo trans y, si se les acepta a todos, lo que terminamos teniendo es una posible actitud restrictiva contra las personas trans, atletas en este caso específico.
Según Shermer, hay un conflicto importante, partiendo del hecho que la transición de Thomas, aún cuando fue hace más de un año, no redujo completamente las presuntas ventajas biológicas que ella tendría por encima de las "mujeres biológicas" (forma medio tonta de referirse a las mujeres cisgénero. ¿Acaso las mujeres trans son artificiales, robots o abiológicas?) con las que compite. Aquí el problema se presentaría solo en los casos de atletas trans que hicieron la transición después de la pubertad, mientras que aquellos que transicionaron antes de la pubertad no presentarían este conflicto:
No está nada claro que un año de tratamiento con hormonas sexuales cruzadas después de la pubertad convierta a un hombre biológico en una mujer biológica. ¿Por qué? Por todas las demás diferencias que se derivan de la pubertad, sobre todo un sistema cardiovascular más productivo con corazones y pulmones más grandes que suministran más sangre oxigenada a los músculos, una masa muscular significativamente mayor en la parte superior e inferior del cuerpo y la fuerza correspondiente en los brazos y las piernas de propulsión, las diferentes fuerzas de palanca por tener huesos de las extremidades y columna vertebral más largos y fuertes, y muchas otras cosas. Es posible, como afirma el informe de la NCAA, que "las niñas transgénero que realizan la transición médica a una edad temprana no pasan por una pubertad masculina y, por lo tanto, su participación en el atletismo como niñas no plantea los mismos problemas de equidad que surgen cuando las mujeres transgénero realizan la transición después de la pubertad", pero el hecho de que incluso señalen esto parece contradecir su declaración citada anteriormente. Antes y después de la pubertad marca toda la diferencia del mundo.
Shermer insiste en defender los derechos trans, a menos que se encuentren conflictos con los derechos de terceros (como las "mujeres biológicas" con las que compiten):
Por supuesto que debemos apoyar los derechos de los trans por la misma razón por la que apoyamos los derechos de las personas de color, las mujeres y los homosexuales: es inmoral (y en muchos casos ilegal) discriminar a alguien basándose en características tan inmutables como el color de la piel, el género y la preferencia sexual, por lo que la identidad de género debe incluirse en nuestro círculo moral en constante expansión y en nuestro arco moral siempre en alza. El problema surge cuando hay reivindicaciones de derechos contradictorias.Con lo que concluye:
En el caso de Lia Thomas y otras atletas transgénero MTF, tenemos un conflicto de derechos entre el derecho de las mujeres biológicas a competir contra otras mujeres biológicas que se encuentran dentro del rango de la curva de campana aceptable del rendimiento femenino frente al derecho de las atletas transgénero MTF a competir contra mujeres biológicas. Dado que parece claro, a partir de las pruebas actuales, que las curvas de campana de rendimiento de los transexuales MTF no se solapan perfectamente con las de las mujeres biológicas, tenemos que hacer una difícil elección entre los derechos de quién deben prevalecer. Dada la larga historia de siglos de lucha de las mujeres por ser tratadas con igualdad y por disfrutar de los mismos derechos y privilegios que los hombres, incluyendo y especialmente las leyes del Título IX que protegen el deporte femenino, me parece claro que debemos y tenemos que seguir apoyando los derechos de las mujeres biológicas, a menos y hasta que la investigación científica y las evaluaciones del rendimiento deportivo dejen claro que las dos curvas de campana se solapan perfectamente, y/o hasta que haya suficientes atletas transgénero para formar sus propias divisiones deportivas.Todo bien hasta aquí, ¿no? Parece que se refiere a un conjunto de casos particulares en los que habría que prestar atención sobre si realmente se cumplen las condiciones para que todas las competidoras participen en igualdad de condiciones. Yo encuentro, quizás no objeciones, pero sí dos observaciones que me hacen sospechar que aquí se esconde una compuesta trampa retórica (suponiendio que los datos y estadísticas que expone son correctos y están clara y rigurosamente bien interpretados).
El primer punto (bastante débil para considerarlo una objeción como tal, creo yo), es que en un artículo posterior (enlace en el primer comentario), trata a la pubertad como una droga, insistiendo en que ofrece a una mujer trans una ventaja fisiológica promedio por encima de las "mujeres biológicas" y así lo dice literalmente: "La pubertad es una droga que mejora el rendimiento. Cuando los atletas trans de hombre a mujer, como la nadadora colegiada Lia Thomas, compiten y ganan contra mujeres biológicas, es una trampa y debe terminar." Es decir, como las reglas prohíben el dopaje, y la pubertad es una "droga" que les confiere ventajas fisiológicas a las mujeres trans, entonces:
Esto no es justo y tiene que acabar. Los deportistas que son detenidos por dopaje son castigados, prohibidos y, en algunos casos, deshonrados de por vida. Los dopados trans merecen el mismo trato. No porque sean trans, sino porque se dopan.¿Se dopan con la pubertad? ¿Puede realmente tratarse a (o reducirse) la pubertad a una forma de dopaje? Considerando que no es que atletas, como Thomas, "tomen" pubertad a propósito para obtener ventajas ni tampoco es algo que puedan evitar dado su contexto (en el que la transición sigue siendo altamente estigmatizada y motivo de discriminación hasta de los propios familiares), ¿tendría sentido apelar a este razonamiento para castigar o prohibirles a las atletas trans el competir de cualquier manera, como a los atletas que hacen trampa deliberadamente al doparse? Creo que, en parte, este argumento se responde en su primer artículo, donde comenta que, precisamente, no todas las mujeres trans parecen presentar esas susodichas ventajas fisiológicas, además que el tratamiento para la transición sí reduce mucho a las mismas (basta con mirar los tiempos de Thomas cuando se identificaba como hombre y después de la transición: son menores en el segundo).
Lo que me parece, es que Shermer empieza a resbalarse hacia un argumento con una trampa semántica, donde la pubertad sigue siendo el problema, pero ahora es tratado como uno de dopaje, lo que impediría cualquier participación de cualquier mujer trans que transicionó después de la pubertad. Si la pubertad se considerara una forma de doparse, no importa si no las mujeres trans MTF no presentan características fisiológicas que las pongan en ventaja, solo por el hecho de haber pasado por la pubertad ya serían por automático descalificadas o sancionadas.
Otra observación que me hace sospechar de Shermer (especulando un poco con sus intenciones), es que estas afirmaciones, además, las ha mostrado en un número de su revista donde también encontramos artículos y autores que se oponen a la transición antes de la pubertad (!). Si tomamos por válidos los razonamientos de Shermer, pero además tomamos por válidos los trabajos anteriores en Skeptic de Harriet Hall y Carol Tavris (quienes han sido respaldadas por Shermer, aún cuando ninguno es especialista en el tema), nos veríamos obligados a concluir que no podría haber mujeres atletas trans en absoluto, primero, porque la pubertad sería considerada un dopaje así que no participarían quienes transicionaron después de la pubertad, y segundo, porque Hall y Tavris creen que las transiciones antes de la pubertad son un peligro porque lo más seguro es que se deban a un "contagio social" de amistades y redes sociales, y por tanto, habría que proteger a los adolescentes trans de sí mismos y de sus amistades o de que las terminen "contagiando" de "disforia de género de inicio rápido" (a ninguno de estos autores parece preocuparles el hecho que no existen pruebas de la existencia de este tipo de disforia, ni que se "contagie" socialmente). Ante esta conclusión lógica, lo único que nos dice Shermer es:
se necesita mucha más investigación para desenredar las variables de confusión en el trabajo para llegar a la verdadera causa tanto de la identidad de género como del transexualismo.
Esto, después de decirnos que "[l]os adolescentes sin antecedentes de problemas de identidad de género que de repente se sienten trans pueden verse influenciados por las redes sociales y la presión de sus compañeros", poniendo como referencia el más que criticado trabajo de Abigail Shrier, Irreversible Damage (2021). Una objeción que se podría plantear contra mi razonamiento, es que Shermer no parece creer que todos los adolescentes "incómodos" con su género tengan disforia de género de aparición rápida, sino que esta sería un problema adicional que afectaría a una parte considerable de los adolescentes trans. Eso significa que quedaría una parte más que no presentaría la presunta disforia, y de esa parte, un pequeño grupo con habilidades atléticas que haría la transición antes de la pubertad. Sí, pero, ¿no es todo esto acaso engañoso? Después de todo, estaríamos hablando de negarles oportunidades de transicionar a aquellas personas que serían diagnosticadas con este transtorno del que no tenemos pruebas fiables de su existencia, haciendo así que una hipotética reforma donde la pubertad se considere "dopaje" evitaría que estas personas cumplieran sus sueños de ser atletas profesionales del género con el que se identifican.
Como ven, mi observación no termina siendo solo del trabajo de Shermer, sino sobre las conclusiones que podemos obtener del trabajo que hasta ahora ha sido presentado en Skeptic, una de las revista de referencia del movimiento escéptico. Y claro, todo esto siempre desde la vieja confiable: "es que se necesitan más estudios" o "hay abrir el debate". El problema está en que ese "debate" se hace desde puntos sesgados, con trampas semánticas y retóricas, y sin preocuparse por demostrar la existencia de los fenómenos de los que dicen alertar.
Por lo menos, el primero artículo de Shermer, visto de forma aislada, sí presenta argumentos razonables y puntos que realmente se deberían considerar tanto en las asociaciones deportivas como en los colectivos LGBT+ (ojalá pudiéramos decir lo mismo del segundo y de los aportes de Hall y Tavris, de quienes tal vez comentemos en otra ocasión). Pero el trabajo conjunto que ha hecho la revista Skeptic en su último número es muy sospechoso: problematiza sobre puntos diferentes que, de complementar los argumentos entre sí, apoyarían opiniones restrictivas contra la comunidad trans; apelan a una combinación de fuentes que van desde referencias relevantes (como los reglamentos deportivos, en el caso de Lia Thomas) hasta contenido altamente cuestionable, como el libro de Shrier; se comentan tanto problemas importantes, como los conflictos de derechos entre mujeres trans atletas y mujeres cis atletas, como aquello que no sabemos si es un problema real, como la disforia de género de inicio rápido.
De momento, estos artículos que he revisado me confirman las observaciones que Daniel Loxton, colaborador despedido de Skeptic en diciembre, señaló hace un tiempo en un grupo de escepticismo:
Debe haber miles de académicos, médicos y científicos con algún tipo de experiencia profesional relevante para las cuestiones trans que podrían ponernos al día sobre lo que se sabe y lo que se desconoce (incluyendo expertos que son ellos mismos personas trans), pero ni Tavris ni yo estamos entre ellos.
En mi opinión, este es un tema poco apropiado para el típico ejercicio escéptico de "escuchemos a todas las partes y discutamos" -especialmente sin involucrar a los expertos en la materia- porque corremos el riesgo de causar daño inadvertidamente a personas vulnerables a través de la desinformación o los malentendidos.
Eso es lo que le dije a Shermer cuando propuso "debatir" conmigo sobre cuestiones trans en su podcast hace unos meses: ninguno de nosotros está cualificado. ¡Busquen verdaderos expertos!
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* "Trans Athletes and Confliting Rights", por Michael Shermer, en su blog Skeptic.
* "Trans Doper", por Michael Shermer, en su blog Skeptic.
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