El objetivo del programa era charlar sobre conceptos de filosofía de la ciencia, pero acabó siendo una mezcla de filosofía, escepticismo y chismecito (sí, hablamos también del querido periodista científico-edutuber antifilosofía que no me traga). Espero lo disfruten.
Notas adicionales
Para los interesados en los temas abordados, dejo algunas notas y comentarios adicionales:
* Sobre el cientificismo, no hay mejor libro (en español) que la compilación de Editorial Laetoli, Elogio del cientificismo (2017), de Gabriel Andrade (comp.), realizada entorno al ensayo de Mario Bunge del mismo nombre. Yo escribí una reseña del libro hace no tanto. Es importante recordar que, aunque yo explico en el video mi "clasificación" entre cientificismo del bueno, del malo y del chafa, lo cierto es que existen otras más detalladas. En The Skeptic's Dictionary, el difunto Robert Todd Carroll hablaba de dos tipos de cientificismo: cientificismo fuerte (defendido en el Tractatus de Ludwig Wittgenstein con afirmaciones como "La totalidad de las proposiciones verdaderas es la totalidad de la ciencia natural") y cientificismo débil (como el defendido por Michael Shermer que sostiene "una cosmovisión científica que abarca explicaciones naturales para todos los fenómenos, evita las especulaciones sobrenaturales y paranormales...", y prácticamente idéntica a la postura de Steven Pinker). Por otro lado, el sociólogo Dominique Raynaud, en su ensayo "Cientificismo metodológico" dentro del ya citado Elogio del cientificismo, habla de cuatro tipos de cientificismo, definiendo el cientificismo metodológico como "la tesis según la cual el mejor modo de conocer el mundo real es conocerlo empleando métodos científicos." (Definición que usé para el "cientificismo del bueno"). El filósofo John Shook, por su parte, habla de un alfabeto completo de actitudes cientificistas (algunas más defendibles que otras, aunque no conozco a nadie que realmente defienda todas) en "Spelling out Scientism, A to Z". Y ya mejor no hablemos de otros términos relacionados y poco abordados, como el hemicientificismo y el pseudocientificismo.
* Intenté dar una explicación de cómo el positivismo lógico era una escuela de pensamiento o doctrina filosófica (tan muerta en la actualidad, como el aristotelismo, el tomismo y otras doctrinas similares, basadas en el pensamiento de uno o varios autores), mientras que el cientificismo sería un principio general que se da por supuesto a la hora de adoptar una visión del mundo. Olvidé comentar que, aunque esa es la principal diferencia entre ambos términos (los positivistas lógicos ciertamente eran un tipo de cientificistas, pero además defendían otras cosas, mientras que ser cientificista no necesariamente significa que defiendas el positivismo lógico), lo cierto es que sí hay autores que aseguran que el cientificismo es una doctrina, como la define Raynaud. Cabe aclarar que esta postura no es mayoritaria, incluso entre los críticos del cientificismo. Por ejemplo, para Massimo Pigliucci (que tiene una cruzada contra el cientificismo, al grado de ser el compilador de una obra crítica), la definición de diccionario es suficiente y no involucra doctrina alguna, sino una profesión de fe: “Creencia excesiva en el poder del conocimiento y las técnicas científicas”.
* En el programa también hice la recomendación de un video de Massimo Pigliucci, en el que explica todo lo importante relacionado al estoicismo. Debo admitir que a mí, inicialmente, me había convencido la postura de Bertrand Russell, que doctrinas como el estoicismo (el epicureísmo o el escepticismo, de la época helenística) nacieron como respuestas a un mundo en crisis, que se caía a pedazos y del que no se observaba ningún futuro favorable. Sin embargo, Pigliucci hizo que cambiara de opinión, demostrando con el ejemplo que no solo es aplicable una filosofía antigua al mundo moderno, sino que tiene amplios beneficios para la salud mental de quien la practica. Este es el video:
* Como algo que ya esperaba, Armando me preguntó sobre las opiniones de Mauricio-José Schwarz sobre la filosofía. Creo que ningún seguidor del blog olvidará que he dedicado varias entradas a este periodista español y sus metidas de pata filosóficas aquí, aquí, aquí, especialmente aquí, y por facebook, acá. También mencioné dos anécdotas bastante curiosas: la vez que Mauricio decidió eliminarme y cuando me acusó de intentar volverlo mi empleado al invitarlo a la construcción de mi enciclopedia. Por aquí puede mirar la publicación donde el periodista enfureció conmigo, diciéndome "trollazo" asegurando que lo había hostigado por meses, y donde puede mirarse que se niega varias veces a debatir con un filósofo científico de verdad (Gustavo E. Romero), contrario a lo que afirma en sus videos, donde dice que está abierto al debate; horas después, hizo una publicación donde aseguraba que yo había orquestado un ataque en su contra "al estilo orwelliano", (sí, bastante cómica la situación), pues en la mente de este autor, yo había creado un alboroto para que todo mundo lo atacara en una sola publicación. Por acá, se puede mirar toda la rabieta de Mauricio cuando lo invité a participar en la enciclopedia que abrí en Blogspot. Obviamente, nunca recibí respuesta una vez que le aclaré que yo sinceramente esperaba que se interesara en participar. Supongo que en ambas ocasiones, yo me lo busqué. Creo que fue la hora del chisme, pero dado que he tenido una buena respuesta de algunas personas que pasaron de creer los argumentos antifilosofía a entender de qué va este campo, nunca es del todo improductivo.
* Otro tema que toqué muy "de pasada", a modo de ejemplo de cientificismo del chafa, fue la teoría moral de Sam Harris (por decirle de algún modo) plasmada de forma escueta en El fin de la fe (2006) y extendida en The Moral Landscape (2010). Nunca he abordado de manera amplia esta propuesta, especialmente porque el libro que mejor la presenta sigue sin ser traducido al español. En la carrera presenté un ensayo, que después publiqué aquí (pendiente de futuras correcciones), donde mostré el cientificismo de Harris como una alternativa naturalista (y cientificista, obviamente) a la moral basada en la religión y al relativismo moral, considerando sinceramente que era una teoría intelectualmente superior a ese par de adversarios (era joven e ingenuo, pues). Como era esperable, los amigos y admiradores de Harris, como Richard Dawkins, Michael Shermer, Lawrence Krauss, Steven Pinker, Ian McEwan, o el ya mencionado Mauricio Schwarz, recibieron con elogios el libro (hay que ser justos con Dawkins, quien ha sido cauteloso al no adoptar como propias las tesis de Harris, limitándose a decir que es una propuesta estimulante). Sin embargo, poco después de la publicación de su Moral Landscape, Harris recibió una lluvia de críticas de relevancia por parte (en su mayoría) de filósofos en inglés, como esta, esta, esta, esta, esta, y esta (la ganadora de un concurso para presentar el mejor ensayo contra "el argumento central" de Harris, concurso creado por el propio Harris, que respondió con otro ensayo). Como se imaginarán, esto solo sirvió para una mayor polarización antifilosofía por parte del club de fans de Harris, aún cuando éste es licenciado en filosofía. Debo añadir que me sorprendió que esta controversia no parece haber llegado nunca a las aulas de la Lic. en Filosofía en el mundo hispanoparlante, o por lo menos no a las que yo asistí, donde fui el único en citar a Harris para un trabajo de ética. Eso me hablaba de lo centrada que se encontraba (encuentra) la carrera en los libros y debates de siempre, sin prestar atención a las controversias más nuevas (igual y esta es una conclusión muy apresurada, basada principalmente en mi experiencia personal).
Siendo muy sincero, actualmente no comprendo por qué aún hoy sigue habiendo gente que cree que Harris es un aliado del escepticismo científico o del humanismo secular. No lo es y, ciertamente, nunca lo ha sido. Un primer punto (blando) contra Harris, es que presenta una noción confusa de ciencia, mucho más confusa que otros autores (como sus citados amigos), donde ciencia es aquello en donde se aplica la razón y la experimentación. Como él mismo ha asegurado varias veces, en ese sentido, no hay una línea clara entre ciencia y filosofía (el punto positivo de esto, según él, es que así no hay conflicto entre ambos campos), pero parece que tampoco la hay, entonces, entre ciencia y pseudociencias como la parapsicología, la ufología o la criptozoología, que hacen uso de la razón (racionalizaciones para legitimarse) así como de observaciones y experimentos (aunque generalmente mal planteados, profundamente sesgados y, con mucha frecuencia, con datos falsificados). Y aunque esta crítica suene fuera de lugar, ya no lo es tanto cuando pensamos en el historial de opiniones de Sam Harris y el "mundo del misterio": desde defender que podría haber "algo" por descubrir en libros sobre reencarnación y los poderes psíquicos, pasando por ser un convencido creyente en los ovnis, a vender la superioridad moral de la meditación. Tampoco en "asuntos morales" queda bien parado, al ser un defensor declarado de la tortura, sintiéndose bastante cómodo defendiendo y adulando supremacistas blancos, disculpando crímenes contra la humanidad cuando son cometidos por Occidente, o uniéndose al ataque antitrans asegurando que existe un "contagio social" de disforia de género entre los adolescentes (una afirmación extraordinaria que carece de evidencia extraordinaria) y llamando al activismo que se opone a estas ideas como una "nueva religión". Parece que muchos escépticos y humanistas valoran a Harris como un "aliado" por ser un autor ateo, o porque su nombre se relaciona fuertemente con autores escépticos y humanistas. La realidad es que, aún cuando obras como El fin de la fe y The moral landscape, tienen una gran relevancia intelectual general así como académica (pues equivocadas o no, estimulan interesantes debates en filosofía de la religión y ética), Sam Harris no es "amigo" solo por ser "enemigo de nuestro enemigo" llamado religión. Esto es algo que los humanistas seculares debieron haber aprendido hace mucho, con autores como Friedrich Nietzsche o Sigmund Freud, pero que parece que en ocasiones se olvida.
* Casi al final del programa, alguien comentó una hipótesis interesante, donde planteaba que la autoayuda y la PNL podrían haber surgido de algún modo de la filosofía. Bien, lo primero que habría que decir es que, en cierto sentido (probablemente no en el que pensaba este espectador), sí, ya que, como cualquier otro campo del que podamos hablar, la autoayuda y la PNL poseen presupuestos filosóficos y también plantean problemáticas filosóficas que, históricamente hablando, han sido ampliamente abordadas por los filósofos (la felicidad, el buen vivir, la superación de uno mismo, etc). Pero, hasta donde entendí, el espectador se refería más a si este género de la charlatanería pop se originó desde la filosofía (en particular desde el estoicismo). Como dije, esto no es así. Especialmente la PNL tiene un orígen histórico rastreable hasta la obra del lingüista John Grinder y el matemático Richard Bandler, tal como explica The Skeptic's Dictionary, con antecedentes en varias teorías (algunas más serias que otras):
La PNL fue iniciada a mediados de los años setenta por un lingüista (Grinder) y un estudiante de matemáticas (Bandler) que tenían un gran interés en (a) personas exitosas, (b) psicología, (c) lenguaje y (d) programación informática. Es difícil definir la PNL porque quienes la iniciaron y quienes están involucrados en ella usan un lenguaje tan vago y ambiguo que la PNL significa diferentes cosas para diferentes personas. Si bien es difícil encontrar una descripción coherente de la PNL entre quienes afirman ser expertos en ella, una metáfora sigue siendo recurrente. La PNL pretende ayudar a las personas a cambiar enseñándoles a programar sus cerebros.Nos dieron cerebros, nos dijeron, pero ningún manual de instrucciones. PNL le ofrece un manual de usuario para el cerebro. El manual del cerebro parece ser una metáfora del entrenamiento de PNL, que a veces se denomina "software para el cerebro". Además, la PNL, consciente o inconscientemente, se basa en gran medida en (1) la idea de que la mente inconsciente influye constantemente en el pensamiento y la acción conscientes; (2) el comportamiento y el habla metafóricos, especialmente basándose en los métodos utilizados en la Interpretación de los sueños [1900] de Freud; y (3) la hipnoterapia desarrollada por Milton Erickson. La PNL también está influenciada por el trabajo de Gregory Bateson y Noam Chomsky.
La PNL, de hecho, ha evolucionado (¿degenerado?) en varias "denominaciones" (por no llamarles sectas) pseudopsicológicas dependiente de alguna autoridad o gurú particular. Tal vez lo más irónico en la historia de este fraude, es que, al parecer, la PNL fue refutada por sus propios fundadores, al demostrarse inútil para evitar que, en 1997, Richard Bandler demandara a John Grinder por "Métodos desleales de competencia y actos o prácticas desleales o engañosas". El Skeptic's Dictionary lo resumía así:
Aparentemente, los dos grandes comunicadores e innovadores de paradigmas no pudieron seguir sus propios consejos o tal vez están modelando su comportamiento después de tantos otros grandes estadounidenses que descubrieron que la forma más lucrativa de comunicarse es demandar a alguien con mucho dinero. La PNL es grande en metáforas y dudo que esta desagradable demanda sea el tipo de metáfora por la que quieren ser recordados. ¿Es la acción de Bandler de colocar una marca registrada en media docena de expresiones una señal de un hombre que simplemente está protegiendo la integridad de la PNL o es una señal de un megalómano codicioso?
Durante la charla también mencioné que un antecedente de la autoayuda fue el movimiento del "Nuevo pensamiento", una pseudociencia del siglo XIX, inspirada en parte por el mesmerismo aprendido por su fundador, Phineas Quimby. El psicólogo americano, William James, describió al Nuevo pensamiento como una clase de religión con "un esquema de vida deliberadamente optimista":
Los líderes de esta fe han tenido una creencia intuitiva en el poder salvador de las actitudes saludables como tales, en la eficacia conquistadora del coraje, la esperanza y la confianza, y un desprecio correlativo por la duda, el miedo, la preocupación y todos los estados mentales nerviosos de precaución....
De aquí a títulos como Las siete leyes espirituales del éxito (1994), ¿Y tú qué sabes? (2004) o El secreto (2006), realmente creo que hubo pocos pasos. La historia de la autoayuda seguramente es más compleja (especialmente luego del surgimiento del coaching y la resiliencia), pero debo admitir que no la conozco en detalle (ni me interesa mucho que digamos).
Más que un ejemplo de lo que llamé pseudofilosofía, la autoayuda y la PNL serían ejemplos de pseudopsicología o pseudopsicoterapia.
*Por último, pero no menos importante, está ese escabroso tema de la pseudofilosofía, que toqué muy de pasada en la conversación, debido a lo complejo y poco elaborado que se encuentra esta cuestión actualmente. Yo adopto como definición básica la que ofrece Mario Bunge en su Diccionario de filosofía (2002):
Discurso que suena filosófico pero que no lo es ya por carecer de sentido, ser trivial o, estar completamente en desacuerdo con el grueso de conocimientos científicos y tecnológicos.
Bunge no tuvo ningún empacho en acusar de pseudofilósofos a autores como G. W. F. Hegel, Edmund Husserl, Jean-Paul Sartre, Michel Foucault y especialmente Martin Heidegger, quienes suelen ser profundamente idolatrados en las facultades de filosofía y humanidades. Yo agregaría otros ejemplos más estilo pop, con Ayn Rand, Byung-Chul Han o Slavoj Zizek. Incluso agregaría teólogos que comúnmente son confundidos y hechos pasar por filósofos (en ocasiones, ellos mismos se autopromocionan así) como William Lane Craig o Hans Küng. También podríamos calificar de pseudofilosofía a todas las teorías posmodernas que abusan del sinsentido y apelan a presuntos razonamientos lógico-matemáticos completamente sacados de su debido contexto, como los que fueron denunciados en Imposturas intelectuales (1997). El filósofo Victor Moberger también sostiene que Sam Harris y Lawrence Krauss son ejemplos de "pseudofilosofía cientificista" (yo diría que esos son ejemplos de mala filosofía).
Aunque el término, como comenté con Armando, está definido en obras de importancia como la Enciclopedia Oxford de Filosofía (2009), lo cierto es que la pseudofilosofía ha sido poco tratada realmente, y es un tema casi desconocido para la mayoría de los filósofos académicos, que suelen ser eclécticos, considerando igualmente válidas las ideas de todo autor que alguien alguna vez haya llamado "filósofo", sin importarle cuán conectada a la realidad o cuán coherente pueda ser. Este eclecticismo, creo yo, es lo que ha permitido que la filosofía se mantenga en agonía contaminada por tanto charlatán que suena profundo. Los pocos abordajes de la pseudofilosofía, como el que hace Pigliucci, parecen guiarse por completo por el problema de demarcación ciencia-pseudociencia, en donde se tiene una noción más o menos similar: la filosofía, entre otras cosas, sería un campo de investigación legítimo, y la pseudofilosofía sería un conjunto de creencias y doctrinas irracionales que se venden como legítima filosofía (y que muchos en filosofía en efecto la compran como tal).
Creo que aún estamos lejos de establecer claramente lo que es la pseudofilosofía, aunque parece que hay cierto consenso entre los filósofos científicos de considerar como obras pseudofilosóficas a la mayoría (sino es que la totalidad) del posmodernismo, la fenomenología, la hermenéutica filosófica, el existencialismo, el objetivismo y el idealismo.
Por último, me gustaría corregirme en un dato equivocado que mencioné en el video. Hablando sobre los orígenes del término "pseudofilosofía", aseguré que el primero que lo había utilizado fue el filósofo alemán Arthur Shopenhauer, en alguna obra suya refiriéndose a Hegel como pseudofilósofo. La Wikipedia señala que fue la escritora Jane Austen en ser la primera en usar este término.
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