Como todas las herramientas, el equipo de detección de camelos puede usarse mal, aplicarse fuera de contexto o incluso emplearse rutinariamente como alternativa al pensamiento. Pero, si se aplica con juicio, puede marcar toda la diferencia del mundo, y nos ayuda a evaluar nuestros propios argumentos antes de presentarlos a otros. Carl Sagan.
Estrategia de debate: ganar discusiones con ataques ad hominem: "¡No, tu cara es una falacia lógica!" |
Hace ya un tiempo revisaba el blog del filósofo de la ciencia Maarten Boudry, y descubrí que había escrito una respuesta a los escépticos que criticaron su artículo sobre su "fallacy fork", la idea de que ha llegado el tiempo para que los escépticos dejen de hacer uso de las falacias lógicas como argumento y como herramienta retórica contra razonamientos pseudocientíficos.
Como recordarán, yo compartí algunas críticas interesantes al artículo de Boudry que aparecieron en los comentarios del grupo Historia y Filosofía de la Pseudociencia, en facebook (a solicitud mía). Resulta que también en Skeptical Inquirer se publicaron cuatro objeciones distintas, además que Steven Novella escribió también una propia en su blog. Las objeciones, comenta Boudry, se concentraron en dos puntos de su artículo: en demostrarle que sí ocurren casos en la vida real donde se identifican falacias, y en que el uso descuidado y apresurado de las falacias por quienes las usan como kit de detección de tonterías no es como lo pinta él, sino que sería una tergiversación.
Y como también esperaba, Boudry recibió varias acusaciones de caer en un mar de falacias: lo acusaron de cometer un hombre de paja, una alternativa falsa, la falacia de evidencia incompleta, del falso continuo o una falsa dicotomía (esta última fue también la explicación que uno de los críticos expuso aquí cuando les compartí el enlace).
¿Y cuál fue la respuesta de Boudry ante todo esto? Pues:
Realmente invitaría a los lectores a tomar algunos argumentos específicos de la vida real de los pseudocientíficos, y ver si pueden encontrar falacias post hoc claras. Tenga en cuenta que todos confiamos en el razonamiento post hoc en la vida cotidiana, como señalé en mi artículo. Como documentamos en nuestro artículo, encontrará una gama de argumentos post hoc débiles, truncados, cuestionables y descuidados, pero encontrará pocas personas que dicen rotundamente que A que sigue de B ha causado B simplemente porque B siguió a A. O, como un lector definió la falacia: "Si B sigue a A, entonces esto prueba que A causó B ". Pero incluso su homeópata promedio no es tan tonto.
[...]
En cuanto a mi segundo reclamo sobre el uso descuidado de las etiquetas de falacias como sustituto de argumentos genuinos, Gregory S. Bucher está de acuerdo conmigo, pero David Clark escribe que "tergiverso completamente" la práctica. Según él, no se trata de "pronunciar una frase de una lista de frases". Pero irónicamente, las cartas ilustran mi punto mejor de lo que podría haberlo hecho. Pocos lectores podrían resistir la tentación de acusarme de haber cometido esta o aquella falacia en mi artículo, quizás mejor para mostrar mi comprensión inadecuada de la teoría de la falacia.
[...]
¿Este uso de etiquetas de falacias hace avanzar el debate? Apenas. Cuando Michael Mauser sugiere que mi Fallacy Fork es una instancia de la falacia de la "falsa dicotomía", no continúa explicando por qué es así. Es casi como si la etiqueta fuera suficiente.
Boudry también responde la crítica de Novella, usando su propia metáfora:
Según Novella, he visto el crepúsculo y concluí que la noche y el día no existen. Pero Novella tergiversa nuestro argumento, que no se trata de zonas grises per se, sino sobre la validez descriptiva del concepto de "falacia". Para seguir con la metáfora: de hecho tenemos una concepción nítida de "noche" (es decir, nuestras definiciones de falacias en los libros de texto), pero cuando salimos al mundo real, solo vemos (o principalmente) el crepúsculo de los matices, las complicaciones, contextos, calificaciones e incertidumbres. En nuestro artículo, contrastamos esto con el término "pseudociencia", del cual soy un gran admirador. Claro, hay áreas grises entre la buena ciencia y la pseudociencia (por ejemplo, la teoría de cuerdas), pero al menos podemos señalar muchas pseudociencias completamente desarrolladas en el mundo real (homeopatía, astrología, creacionismo...). Mi afirmación es que esto es mucho más difícil con el concepto de "falacia".
Al final, Boudry busca dejar en claro que lo suyo no es lo que llamaríamos "fuego amigo", sino que está completamente del lado de desenmascarar la charlatanería y que, contrario a lo que Novella y otros suponen de él, sabe perfectamente lo que es salir a combatir pseudociencias:
apoyo totalmente los objetivos y la filosofía del movimiento escéptico, y de hecho he pasado años "en las trincheras" con los escépticos belgas. Es exactamente durante mi "servicio" en nuestra guerra de trincheras contra el engaño que me di cuenta que parte del armamento de nuestro lado no era tan afilado y preciso como hubiera deseado.
Carl Sagan adelantándose a la controversia
Lo cierto es que Boudry no se cuidó de hacer una distinción que, creo, es importante: el movimiento escéptico no es homogéneo en el espacio y el tiempo. Ciertamente han existido escépticos célebres que no toman con la debida seriedad el asunto de las creencias irracionales como un elemento de la naturaleza humana. Recuerdo que en una entrevista, para un libro de Massimo Polidoro, el investigador senior de Skeptical Inquirer, Joe Nickell, se quejaba de aquellos "compañeros" que pasan por su oficina con bromas como: "¿Qué, Joe, has visto algún fantasma últimamente?". Para este tipo de "escépticos", Nickell es contundente:
Estoy un poco cansado de esos que se definen como "escépticos" pero que, en realidad, lo único que saben hacer es reírse de los demás.
Este tipo de "escépticos" son los que también abundan en internet. Y seamos sinceros, que reírse de creencias absurdas es un pecado que todos los que están metidos en el escepticismo han llegado a hacer. Y suelen ser este tipo de "escépticos" los que incurren en el tipo de errores retóricos que Boudry señala con la utilización gratuita y descuidada de las listas de falacias lógicas. El abuso y descuido de las falacias lógicas puede darse por arrogancia, como los "escépticos" que señala Nickell (y, en justicia, como algunos anti-escépticos también), pero también puede ser que la falta de experiencia y preparación juegue un papel importante. Basta recordar el primer artículo de Boudry y su anécdota sobre cómo le fue con sus estudiantes a la hora de mostrarles "El sutil arte de detectar camelos":
Solía dar un curso de pensamiento crítico en la Universidad de Ghent. Como corresponde a un buen escéptico, primero presenté a mis alumnos la habitual lista de falacias, después de lo cual los invité a poner la teoría en práctica. Tome un artículo popular del periódico o vea un debate político e intente detectar las falacias.
Ya no doy esa tarea. ¡Mis alumnos se volvieron paranoicos! Comenzaron a ver falacias por todas partes . En lugar de lidiar con la sustancia de un argumento, simplemente arrojaron etiquetas y gritaron “¡falacia!” en cada turno. Pero ninguna de las supuestas "falacias" que detectaron sobrevivió a una inspección minuciosa.
¿Tuvieron mis alumnos la culpa? Tuve que confesar que, cuando hice el ejercicio yo mismo, buscando falacias bien definidas en la vida real, terminé casi con las manos vacías. ¿Quizás porque mis alumnos no encontraron instancias claras de falacias, comenzaron a inventarlas? Así que recurrí a los clásicos. El mundo y sus demonios (1996) de Carl Sagan, quizás la obra más célebre de la biblioteca escéptica, tiene una sección especial sobre falacias de razonamiento, como muchos otros libros del género. Pero aunque Sagan enumera debidamente a todos los sospechosos habituales, nunca los pone a trabajar en el resto del libro. Su tratamiento parece superficial y apenas da ejemplos de pseudociencia de la vida real. Como muchos otros escépticos, Sagan solo inventa algunos ejemplos de juguetes, que son fáciles de derribar pero que en realidad no corresponden a argumentos de la vida real. Parece que Sagan está hablando de boquilla sobre la teoría de la falacia, pero no le sirve de nada en su trabajo real de desacreditación.
Pero Boudry tal vez es demasiado injusto con Sagan, tomando en cuenta que este autor advierte del mal uso de las listas de falacias como herramientas, "aplicarse fuera de contexto o incluso emplearse rutinariamente como alternativa al pensamiento". De hecho, Sagan sí confronta algunas de las falacias a lo largo del libro con ejemplos reales, mostrando que el uso correcto de la teoría de las falacias va de la mano con el conocimiento necesario en ciencia, pero también en argumentación, en retórica y en el análisis crítico de las afirmaciones que pretenden competir con el conocimiento científico. Lo que Sagan no hace es usar las falacias justo como no deben ser usadas, como sustitutos de un argumento completo.
Esto es algo que Boudry termina obviando, que Sagan ya se había anticipado a este tipo de controversias. Y es que sí, hay un problema con algunos escépticos, especialmente con muchos de los actuales escépticos cuyas "trincheras" son internet y las redes sociales, que prefieren invocar el nombre de alguna falacia antes que explayarse sobre por qué consideran que ciertas ideas les parecen cuestionables. También hay que hablar de un punto muy importante ye mencionado a su vez por Sagan: el contexto.
Una cosa es hacer investigación escéptica (al estilo de Nickell, Polidoro o James Randi, yendo directamente con quienes alegan ser testigos o poseer poderes paranormales, o quizás como Sagan o Novella, analizando argumentos y pruebas en favor de casos específicos o de promotores particulares de la pseudociencia y lo paranormal), y otra es compartir memes escépticos por facebook. Entre uno y otro extremo, claro está, existen distintas gradaciones (como lo que hago aquí, escribiendo en un blog y quizás usted leyéndolo y aprovechando las ideas y enlaces que comparto), y las herramientas argumentativas o retóricas no siempre se usarán igual, con el mismo grado de sofisticación.
Entonces, quizás la mejor conclusión que podemos sacar del ataque de Boudry no es si abandonamos por completo la teoría de las falacias, pero tampoco sería buscar cuál fue la(s) presunta(s) falacia(s) en la(s) que incurre Boudry. La conclusión sería que debemos tener claro que saber nombrar y describir falacias no significa que sabes hacer análisis o que necesariamente estás aplicando el pensamiento crítico. El pensamiento crítico requiere no solo la identificación de los errores lógicos o argumentativos, sino que primero debe comprender adecuadamente por qué una afirmación o doctrina es defendida, creída y/o difundida en la sociedad, a pesar de no contar con bases sólidas. Eso último termina siendo más importante a la hora de intentar explicar a un público amplio (es decir, más allá de un público de solo escépticos o "amantes de la ciencia"), y no tanto cuántos términos en latín para describir errores de razonamiento se pueden enlistar detrás del párrafo del magufo en turno.
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* El mundo y sus demonios, por Carl Sagan, Editorial Planeta, México, 2005.
* "Os voy a explicar cómo se investiga un misterio", entrevista a Joe Nickell, en Enigmas y misterios de la historia, por Massimo Polidoro, Editorial Crítica, España, 2014.
* "¿Es momento de deshacernos de la teoría de las falacias? (Más unos comentarios escépticos)", artículo en este blog sobre el primer ensayo de Boudry.
* "The Fallacy Fork: Why It’s Time to Get Rid of Fallacy Theory", por Maarten Boudry en su blog personal.
* "Playing Fallacy "Gotcha!"", por Maarten Boudry en su blog personal.
* "Fallacy Analysis Not Useful?", comentarios críticos a "The Fallacy Fork", por Gregory S. Bucher, Michael Mauser, Robert Clear, Don Yost y David Clark, con la respuesta del propio Boudry, en "Cartas al editor", revista Skeptical Inquirer, vol. 42.1, Enero/Febrero 2018.
* "Are Logical Fallacies Useful?", por Steven Novella, en su portal NeuroLogica Blog.
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