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viernes, 20 de diciembre de 2024

#DíaDelEscepticismo El retroceso de la democracia: lecciones políticas en la "conferencia perdida" de Carl Sagan

Pensemos por un momento en que no ha leído el título de este artículo ni sabe quién es el hombre de la foto. ¿Listo? Bien, ahora leamos esta conclusión:

[D]urante la última década, me parece que ha habido un terrible retroceso en cuestiones constitucionales y democráticas en este país. No me refiero sólo a que las agencias reguladoras están, en general, en manos de quienes están siendo regulados. No me refiero sólo a que el control de armas está en manos de quienes están a favor de la carrera armamentista. No me refiero sólo a que la justicia social está siendo administrada por los ideólogos del privilegio. No me refiero sólo a que las agencias gubernamentales diseñadas para proteger los derechos de las personas están en manos de quienes quisieran abolir esas agencias. Y ni siquiera me refiero sólo a que existe lo que parece ser una conspiración de altos funcionarios del gobierno para subvertir la Constitución...

También se ha producido una grave erosión de la tradición de la investigación escéptica, del cuestionamiento vigoroso de los líderes gubernamentales, de la exposición pública de lo que el gobierno realmente está haciendo, en lugar de la mera pompa y retórica. Y es en este ámbito –el escrutinio escéptico, la exposición pública– donde, en mi opinión, se necesitan los mayores avances.

Leyéndolo sin el contexto y suponiendo que no supiéramos cuándo se escribió, podríamos decir que esta valoración encaja bien en el contexto actual de EEUU, Rusia o casi cualquier otro lugar que se le venga en mente en fines de 2024. Pero es la conclusión de la situación del mundo (de EEUU en relación con la URSS en particular) en 1987, ofrecida por Carl Sagan en una conferencia recuperada hace un par de años por el conocido psicólogo Steven Pinker y el abogado Harvey Silverglate para Skeptical Inquirer.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

#DíaDelEscepticismo El dilema del escéptico: ¿cuándo cuestionar las creencias de los demás?

Es probable que usted, igual que yo, se considere "escéptico" y la siguiente historia le suene muy familiar: seguramente convive a diario con personas para las que el escepticismo no forma parte de su identidad, ni es algo en lo que piensen a menudo. Estas personas casi nunca están conscientes de los peligros de comprar historias pseudocientíficas, paranormales o conspiranoicas. En alguna clase de reunión, quizás durante una clase de escuela, en la hora de comida del trabajo, en una fiesta o en un evento familiar, alguna persona comienza a contar anécdotas de fantasmas, ovnis, duendes o milagros; quizás hace afirmaciones extrañas, como que los aviones que vemos a diario nos fumigan con veneno, con que lo natural es mejor que lo artificial, que hay estudios que demuestran que las vacunas son tóxicas o que el calentamiento global es una patraña para votar por la izquierda. Los demás ponen mucha atención a la historia, sin expresar dudas ni cuestionamientos. Aquí se plantea una importante cuestión: ¿debería expresar su punto de vista escéptico con respecto a estas afirmaciones extraordinarias?

Si la situación le parece muy familiar, le diré que a mí también. Me ha pasado por igual con amigos y en reuniones familiares. Este tipo de situaciones, de hecho, le pasa a prácticamente cualquiera que tenga consciencia sobre los bulos pseudocientíficos, el fanatismo religioso o los fraudes paranormales. La cuestión tal vez le resulte irrelevante si está pensando en responderle a alguien que lo conoce bien y que ya sabe qué opiniones maneja usted. Pero se vuelve más difícil cuando no es así, y las personas no solo relatan sus creencias irracionales con sinceridad, sino que no esperan que alguien proponga una réplica o cuestione sus convicciones. La dificultad puede crecer si pensamos en qué será preferible, si comenzar un intento de discurso racional posiblemente arriesgando la comodidad de quienes están conviviendo, o quedarse en silencio y dejar que la persona crea a placer lo que afirma. 

viernes, 21 de julio de 2023

¿Es momento de deshacernos de la teoría de las falacias? Parte II

Como todas las herramientas, el equipo de detección de camelos puede usarse mal, aplicarse fuera de contexto o incluso emplearse rutinariamente como alternativa al pensamiento. Pero, si se aplica con juicio, puede marcar toda la diferencia del mundo, y nos ayuda a evaluar nuestros propios argumentos antes de presentarlos a otros. Carl Sagan

Estrategia de debate: ganar discusiones con ataques ad hominem: "¡No, tu cara es una falacia lógica!"

Hace ya un tiempo revisaba el blog del filósofo de la ciencia Maarten Boudry, y descubrí que había escrito una respuesta a los escépticos que criticaron su artículo sobre su "fallacy fork", la idea de que ha llegado el tiempo para que los escépticos dejen de hacer uso de las falacias lógicas como argumento y como herramienta retórica contra razonamientos pseudocientíficos.

Como recordarán, yo compartí algunas críticas interesantes al artículo de Boudry que aparecieron en los comentarios del grupo Historia y Filosofía de la Pseudociencia, en facebook (a solicitud mía). Resulta que también en Skeptical Inquirer se publicaron cuatro objeciones distintas, además que Steven Novella escribió también una propia en su blog. Las objeciones, comenta Boudry, se concentraron en dos puntos de su artículo: en demostrarle que sí ocurren casos en la vida real donde se identifican falacias, y en que el uso descuidado y apresurado de las falacias por quienes las usan como kit de detección de tonterías no es como lo pinta él, sino que sería una tergiversación.

Y como también esperaba, Boudry recibió varias acusaciones de caer en un mar de falacias: lo acusaron de cometer un hombre de paja, una alternativa falsa, la falacia de evidencia incompleta, del falso continuo o una falsa dicotomía (esta última fue también la explicación que uno de los críticos expuso aquí cuando les compartí el enlace).

lunes, 20 de diciembre de 2021

#DíaDelEscepticismo: Richard Lewontin vs Carl Sagan

"Los divulgadores de la ciencia concienzudos y admirables, como Carl Sagan, utilizan tanto la retórica como la experiencia para formar la mente de las masas porque creen, como el evangelista Juan, que la verdad los hará libres. Pero están equivocados. No es la verdad lo que te hace libre. Es tu posesión del poder de descubrir la verdad. Nuestro dilema es que no sabemos cómo proporcionar ese poder." Richard Lewontin.

Hoy celebramos una vez más el Día del escepticismo contra el avance de la pseudociencia y la superstición, conmemorando a su vez el aniversario luctuoso número 25 de Carl Sagan. En esta ocasión nos concentraremos en mi libro favorito de este autor. Sí, hablo de El mundo y sus demonios (1996), el último libro de Sagan publicado en vida. Lo normal entre los blogs y canales escépticos, es que este libro se use como referencia y se termine elogiando a su autor. Y eso se puede notar desde James Randi comentando sus memorias a los 25 divulgadores españoles leyendo uno de los pasajes más memorables de la obra, que el año pasado convocó Mauricio Schwarz


Cada que alguien me pregunta sobre qué libro debe leer para introducirse al escepticismo científico; cada que me preguntan qué deberían leer para introducirse saber sobre las pseudociencias; cada que me preguntan qué libro deberían leer antes de morir, mi respuesta es la misma desde hace años: El mundo y sus demonios.

Pero el día de hoy no hablaremos con tantos halagos a la obra de Carl Sagan, para revisar una de las críticas que recibió a menos de un mes de haber fallecido. Para los amantes de libros (especialmente de los de Sagan), puede parecer casi chocante que alguien se atreva a criticar a tu autor favorito (lo sé, me ha pasado), pero las reseñas críticas siempre ofrecen una perspectiva que uno, como admirador del autor, puede no notar al instante. No hay mayor homenaje a un autor escéptico, como lo fue Sagan, que tomar con escepticismo su libro y analizarlo críticamente. Este fue justo lo que hizo el también fallecido genetista y biofilósofo marxista Richard Lewontin, en 1997 para The New York Review of Books. Charlemos un poco sobre lo que considero aciertos en las observaciones de Lewontin, pero también aquellos puntos en los que parece olvidarse que el libro de Sagan no era ni pretendía ser de epistemología, sino una invitación al pensamiento escéptico. La confrontación de ideas entre grandes del mundo científico siempre es estimulante, y no se me ocurre mejor tributo para Sagan y Lewontin (quien recién falleció este año) que comentándolos.

lunes, 8 de febrero de 2021

Las recomendaciones de un escéptico: los mejores libros de escepticismo científico

Me he dado cuenta que, con alguna frecuencia, me suelen pedir recomendaciones de lectura para tal o cual tema, sea de divulgación científica, ateísmo, pseudociencias, filosofía o escepticismo. Así que me dije a mí mismo: "mí mismo, ¿por qué no haces un top de recomendaciones?" Y aquí estamos, después de eso. Claro, hacer una serie de recomendaciones no es lo mismo a describir cuáles son las obras fundamentales de cierto campo. Una recomendación es completamente subjetiva, de acuerdo a lo que individualmente se ha aprendido, reflexionado y comparado entre varias lecturas. Una recomendación puede presuponerse como buena o completa a mayor formación se tenga en el área. Por ejemplo, tal vez mis recomendaciones de física no sean tan buenas o completas como lo sería una recomendación de un físico profesional.

Teniendo esto en mente, decidí limitarme a un solo campo (o tema) del que considero tener una formación un poco por encima de lo básico, como para que la mía, sea una recomendación que pueda ser útil o enriquecedora para alguien más. Aunque tal vez podría hacer recomendaciones de algunas otras áreas, pensé que esta es una oportunidad perfecta para comenzar una serie de colaboraciones, invitando a distintos especialistas en ciencia, filosofía, historia, periodismo, etc., para que nos compartan los cinco libros que recomiendan para introducirse y/o que son fundamentales en su respectivo campo.

Así que ya saben, por esta ocasión, la recomendación es mía, pero estén atentos a las siguientes con especialistas invitados.

viernes, 15 de mayo de 2020

Recordando a mis maestros

De acuerdo a una de las definiciones que ofrece el Diccionario de la Lengua Española, un maestro es aquella persona "de mérito relevante entre las de su clase." También es una "persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo" o una "persona que es práctica en una materia y la maneja con desenvoltura." Muchos de nosotros, cuando hablamos de nuestros maestros, nos solemos referir a aquellas personas que se esforzaron en el aula de una escuela (mucho o poco) para enseñarnos alguna lección que, muy seguramente, no supimos apreciar en su momento, y que hoy recordamos con cariño y respeto. Tal vez recordamos a nuestros profesores de preparatoria o de universidad, quienes nos ayudaron a confirmar nuestro oficio o nuestra vocación, a través de clases que motivaban a todos. Pero junto a aquellos profesores, a veces recordamos también a las personas de las que aprendimos mucho sin haberlos conocido en persona.

Las definiciones del Diccionario admiten perfectamente este último grupo de personas que consideramos maestros. Y eso es lo que entiendo por "maestro". Es claro que, como todos, estoy en deuda con todos los maestros, cuyos nombres ya no recuerdo, que me enseñaron a leer, escribir, calcular o que por primera vez lograron que me interesara en alguna lección de física, de inglés o de historia. Nombrar a cada maestro que he tenido sería imposible en un artículo de blog. Aquí me limito solo a recordar a aquellas personas que ayudaron en mi formación, con lo que me identifico y lo que más disfruto en saber, siempre pidiendo una enorme disculpa a todos esos maestros que, por espacio o por amnesia, no aparecen aquí.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Día del escepticismo: el policorrectismo en tiempos del Pioneer

Un día como hoy de hace ya 22 años, moría el astrónomo y gran divulgador de la ciencia, Carl Sagan. Como ya es tradición, aquí recordamos su aniversario luctuoso a la vez que celebramos también el Día del escepticismo contra el avance de las pseudociencias y la superstición, mirando hacia atrás en el trayecto histórico del movimiento escéptico, con algunas historias que, aunque pasadas, siguen siendo relevantes en el presente en que todos vivimos.

Sagan fue siempre un hombre atento para con las dudas de su público, sin importar cuán mal planteadas estuvieran las preguntas, para este astrónomo no existían las preguntas tontas como él mismo lo declaraba. Incluso las acusaciones y ofensas directas, eran respondidas con calma y mucha claridad por el que también fue el rostro de la legendaria serie, Cosmos. Sagan también era un científico, colaborador de la NASA y entusiasta impulsor de las misiones espaciales que exploraban el sistema solar y más allá. Uno de los proyectos que más entusiasmó a Sagan fue el de las sondas espaciales Pioneer 10 y 11. Las Pioneer se encargarían de investigar el sistema solar con un conjunto de aparatos de medición, pero además estaban programas para cruzar las fronteras de nuestro humilde barrio estelar. Aunque las misiones Pioneer  tuvieron buena aceptación en general, Sagan se vio enfrentando una curiosa clase de objeción: las del policorrectismo que alegaban la inmoralidad de las imágenes y el mensaje que transmitían estas sondas a posibles inteligencias extraterrestres.

sábado, 14 de enero de 2017

¿Por qué sigue siendo importante criticar la astrología?

"El rechazo envarado de un coro de científicos no establece contacto con las necesidades sociales que la astrología -por muy inválida que sea- afronta y la ciencia no." Carl Sagan.

Un punto bastante interesante para mí entre las discusiones de este año que terminó fue el encontrarme con el renovado debate sobre la astrología, una de las pseudociencias clásicas de denuncia del canon escéptico. Criticada desde los tiempos en que escribía Agustín de Hipona (alías San Agustín), la astrología es un blanco viejo, y algunos dirían que ya es un punto demasiado aburrido para volver a tratar. Después de todo, lo que los escépticos tenían que decir sobre la astrología ya está dicho desde hace tiempo (por lo menos, desde los tiempos de San Agustín), ¿no? Bueno, por lo visto no, según nos muestran dos trabajos independientes publicados en 2016.

 Y es que, a 41 años del clásico manifiesto "Objections to Astrology", de Paul Kurtz, Bart J. Book y Lawrence E. Jerome, publicado en The Humanist;  y a 30 años del también clásico artículo monográfico de Geoffrey Dean "Does Astrology Need To Be True?", publicado en Skeptical Inquirer, el filósofo de la ciencia Ian James Kidd, y el mismo investigador Geoffrey Dean por su parte, comenzaron la controversia por separado con dos artículos, creo yo, en camino de volverse nuevos clásicos sobre el tema: Kidd, profundo estudioso del pensamiento de Paul Feyerabend, publicó un artículo titulado "Why did Feyerabend Defend Astrology?" para la revista Social Epistemology, donde resaltan los puntos importantes de las críticas de Paul Feyerabend al manifiesto contra la astrología de Kurtz, Book y Jerome. Por su parte, Dean publicó para Skeptical Inquirer su artículo de portada titulado "Does Astrology Need To Be True? A Thirty-Year Update", donde reseña los estudios controlados que se han llevado a cabo para averiguar si la astrología es efectiva en algo y por qué, a pesar de la negativa de todos los estudios serios, la astrología sigue tan viva y presente en nuestra sociedad actual.

martes, 20 de diciembre de 2016

Día del escepticismo: La noche que Carl Sagan avistó un ovni


Un día como hoy, pero de hace 20 años, dejaba de existir una de las más grandes personalidades de la ciencia en la segunda mitad del siglo XX: el astrónomo Carl Sagan. Para mí, Carl Sagan es el maestro de maestros en la divulgación científica, el pensamiento crítico y la reflexión por un mundo mejor basado en un espíritu científico. Como ya es tradición en este blog, toca hablar en este día sobre algún aspecto de la vida o pensamiento de Sagan en relación a la ciencia y el escepticismo (aquí pueden ver los artículos del 2011, 2012, 2013 y 2014. Por razones que no recuerdo, no publiqué nada el año pasado).

Sagan fue un científico de primera línea, pero también una gran figura del movimiento escéptico. Desde siempre mantuvo gran interés en el tema de la vida extraterrestre, incluyendo los reclamos de avistamientos de platillos voladores y abducciones alienígenas.  De niño, Sagan encontraba gran fascinación en el fenómeno ovni, fascinación que perduró hasta sus últimos días, aunque no así su credulidad, pues siendo ya un joven y prometedor astrónomo, se ocupó de analizar y estudiar cuidadosamente los reclamos de platillos voladores, llegando a la sencilla conclusión de que estos no podían tener un origen en inteligencias extraterrestres, sino a lo mucho, en la mala percepción de los terrestres a la hora de ver el cielo.

miércoles, 13 de julio de 2016

El escéptico de Jalisco en #Neotardis

El viernes pasado disfruté de mi primer experiencia en radio. Mi buen amigo Jonathan Valdéz me había invitado hace más o menos un año a participar en su programa de ciencia ficción, futurismo y fantasía, Neotardis, alojado en la estación de radio online La exquisita ignorancia.

Por fin, acordamos en hacer un programa en el que hablaríamos principalmente de la novela Contacto, la única obra de ficción de Carl Sagan, para así dar continuación con la temática del programa. El pequeño inconveniente, lo admito, es que cuando arreglamos esto, yo no había leído Contacto. Es decir, si a mi me preguntaban sobre Carl Sagan podría contestar sobre casi cualquier aspecto de su vida y obra, excepto de su novela de ciencia ficción.

Aún con esta gran falla de mi parte, nos decidimos a la tarea de hacer el programa. Con un ambiente bastante agradable, locutores orgullosamente frikis y con el apoyo que se debe dar a un neófito, grabamos un programa donde abundaron las vaguedades y los temas dejados a la mitad. Una hora se pasa volando cuando estás charlando tan cómodamente sobre Carl Sagan, y aunque hubo muchísimo más qué decir, creo que el programa quedó en general bien hecho, listo para disfrute de cualquier interesado.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Día del escepticismo: una alianza entre ciencia y religión

"Hacia el primer día, todos señalábamos a nuestros países. Hacia el tercero o cuarto, señalábamos a nuestros continentes. Para el quinto día, ya éramos conscientes de que sólo hay una Tierra."
Príncipe sultán Bin Salmon Al-Suad.

"La actual crisis medioambiental no constituye un desastre, al menos por el momento. Como otras crisis, esconde un potencial para la manifestación de poderes de cooperación, talento y dedicación hasta ahora no explotados y ni siquiera imaginados. Es posible que la ciencia y la religión difieran acerca del origen de la Tierra, pero cabe coincidir en que su protección merece nuestra profunda atención y nuestros afanes más entusiastas."
Carl Sagan.

Este es el punto azul pálido en el cual habitamos todos. La mota de polvo que llamamos hogar, nuestro único hogar, el cual, merece nuestro respeto y cuidado.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Día del escepticismo: las mujeres de Sagan

"A el amanecer glorioso Carl Sagan y Ann Druyan." Acrílico sobre lienzo. Simon Kregar.
Como ya parece tradición en este blog, en el día del escepticismo me ocupo de mostrar una probadita de la vida y obra de Carl Sagan, recordando así el por qué este día merece ser el día para conmemorar la divulgación científica y la lucha contra las vulgares estafas de la pseudociencia, la religión y la superstición. Así el año pasado platicaba por qué soy saganista, mientras que el antepasado veíamos quiénes se perfilan a ser los herederos de Sagan en su puesto de maestro de la divulgación científica.

Pero hoy destaquemos una parte esencial en la vida de Carl. Una parte esencial en la vida de muchos de nosotros: la persona que tenemos al lado de compañía.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Día del escepticismo: Saganismo, la filosofía del Cosmos


Tanto en facebook como en este blog, han sobrado los que me acusan de tener una visión ingenua sobre la naturaleza de la ciencia. Una visión, dicen, “saganista”. Con esto (pienso yo) se refieren a una visión como la que presenta el legendario astrónomo Carl Sagan en su célebre serie, Cosmos. Una visión en la que la ciencia es la luz ante la oscuridad de la irracionalidad y la ignorancia; una visión en la que el conocimiento de la evolución del Cosmos, desde sus orígenes hasta el origen de la inteligencia humana, despierta un sentimiento de humildad y sencillez frente a un universo enigmático y caótico, pero comprensible. Una visión en la que la ciencia y la tecnología son la base para el progreso en la sociedad.

Para muchos, estas ideas no son más que una visión utópica de la ciencia. Una visión romántica y bella, pero que no se aplica al mundo real.
Grandes intelectuales y estudiosos de la historia, la sociología y la filosofía de la ciencia, suelen concordar en la idea de que, los divulgadores científicos, en su afán de hacer entender al público qué es la ciencia y cómo funciona, caen en reduccionismos que hacen que la ciencia se vea como un evangelio mesiánico, fácil de entender, en el que existe un método rígido que se puede seguir al pie de la letra.

¿Qué es el saganismo?

Los divulgadores científicos a menudo inmortalizan los grandes en la historia de la ciencia, a la vez que minimizan e incluso ridiculizan a otros personajes que no tuvieron gran influencia en el avance científico.

Muchas veces los eruditos de la filosofía de la ciencia se concentran en criticar las afirmaciones de los divulgadores sobre los conceptos de ciencia, investigación científica y método científico. Los divulgadores, dicen, suelen confundir al público haciendo ver estos conceptos como sinónimos.

Otros tantos, con perspectivas menos racionalistas y más tendientes a un humanismo clásico (en el que se mira a la ciencia como algo casi ajeno o distinto a la cultura), aseguran que la incertidumbre en la ciencia la hace una disciplina que puede caer en relativismos e incluso (tal como afirman los sociólogos influidos por anarquistas epistemológicos) en subjetivismos. La ciencia según esto, sería un asunto o de tiempos históricos o de puras convenciones.
Aquí es donde notamos varios puntos importantes a destacar:

1º El “Saganismo” así como las disciplinas que estudian la ciencia buscan establecer los fundamentos y alcances histórico-culturales de  ésta en la sociedad.

2º En filosofía y sociología de la ciencia, las posturas y modelos que explican la ciencia suelen encontrarse divididos. En muchas ocasiones se cae en posturas que afirman ideas que simplemente no se sostienen sobre el funcionamiento de la ciencia (como ejemplo el anarquismo epistemológico).

3º La mayoría de los teóricos en filosofía, sociología e historiografíade la ciencia suelen mirar a la ciencia como algo separado del resto de la cultura. Ciencia y humanidades (arte, literatura, filosofía, política…) son vistas como dos extremos, dos culturas. Cosa que el saganismo y la divulgación científica actual no hace.

4º En el “saganismo” se observa un auténtico progreso científico. En filosofía y sociología de la ciencia se suele ser muy escéptico cuando se oye hablar de progreso científico.
Ante todo esto, me surge una duda a destacar: ¿Es en verdad correcto comparar la perspectiva de las disciplinas que estudian la ciencia con algo que en redes sociales se suele llamar como saganismo? Tal vez, antes de contestar a esta pregunta, sería mejor contestar qué es el saganismo.



¿Es acaso una doctrina, una postura, una ideología o una disciplina? Si consideráramos al saganismo como una doctrina entonces significaría que es más de naturaleza cerrada y dogmática. Tal visión simplemente no podría usarse para comprender la ciencia o la naturaleza.

Si fuera una ideología tendríamos el mismo problema. Una ideología, como por ejemplo la ideología marxista o la ideología neoliberalista, se sustenta en bases inamovibles, que de ser refutadas simple y sencillamente se viene abajo. Es posible crear lo que se conoce como ideología científica usando a la misma ciencia como base, pero para esto, hace falta un claro entendimiento sobre el funcionamiento de la ciencia y las consecuencias de una ideología que la utilice de sustento. De modo que si el saganismo es una ideología nos falta mucho por estudiar entonces.

Si la viéramos como una disciplina, habría que preguntarnos qué tipo de disciplina es y como disciplina, cuál es su objeto de estudio. ¿Sería el saganismo una disciplina o rama de la ciencia? No lo creo, pues de ser así debería ser capaz de construir hipótesis y modelos teóricos que expliquen su objeto de estudio, el cual sería… ¿la ciencia misma? Si es una disciplina que, así como la filosofía y la sociología, puede estudiar la ciencia “desde fuera” tendría que ser capaz de conocimientos sobre el funcionamiento de la ciencia. Pero hasta donde notamos en Cosmos, no trata de darnos nuevos conocimientos sobre qué es la ciencia sino que trata de explicarnos los alcances y beneficios de ésta en la sociedad (en este punto, tal vez si se parece a la filosofía y la sociología de la ciencia).

Si el saganismo no puede definirse como una disciplina, una ideología o una doctrina (ya sea epistémica o histórica), no veo razones para compararla con filosofía de la ciencia, sociología de la ciencia o historia e historiografía de la ciencia. Estas últimas son disciplinas diferenciadas, con todo un desarrollo histórico y teórico, que ciertamente han sabido explicar (en ocasiones) cómo avanza el conocimiento científico.

Entonces, ¿cómo podemos definir al saganismo? Francamente, estoy seguro que, si Carl Sagan siguiera vivo en nuestros días y viera lo que se ha llegado a postular usando su apellido, se decepcionaría en parte y se reiría a la vez. Tal vez se decepcionaría al ver que sus palabras han sido deificadas por algunos e interpretadas como dogmas por otros. Tal vez se reiría, pero no en plan de burla sino como una risa de alago y nerviosismo, al ver que su amor por el Cosmos, su curiosidad y su deseo por conocer permanece vivo en millones de personas.

Pienso que, si le preguntáramos al propio Sagan sobre cómo definiría al saganismo, éste nos contestaría que sería la perspectiva o la forma en la que un amante de la ciencia trata de dar a entender a otros su amor. Así como un enamorado busca que todos se enteren de su relación, un amante de la ciencia busca que otros le comprendan y que sientan algo similar a lo que siente al maravillarse con supernovas, planetas extrasolares, fósiles de hace millones de años o universos microscópicos dentro de cada una de nuestras células. A la vez, nos diría Sagan que el saganismo no podría mirar la ciencia como una manifestación humana alejada de la historia o la cultura.

La ciencia es parte de la historia y la cultura, y como tal, es parte del propio ser humano. Así como el arte, la religión, la filosofía o la literatura, la ciencia es algo que debe mirarse como una obra creada por la inteligencia y la creatividad humana. No existen “dos culturas”, existe solo una, en la ciencia y humanidades se pueden mirar como todas esas maneras en las que el humano ha intentado comprender y expresarse sobre el Cosmos.

El saganismo, pienso nos diría Sagan, sería una forma de divulgar la ciencia, no de establecer qué es la ciencia (aunque no habría razón  para no pensar en esto también). Creo que esto es lo que los divulgadores científicos entenderían y verían con ánimo.

Las mayores enseñanzas del saganismo

Una vez que postulamos un concepto de saganismo, cabría preguntarnos: si el saganismo es una forma de divulgar, de enseñar la ciencia por el puro placer que causa la cultura científica, ¿cuáles serían sus mayores enseñanzas?

Aunque por la misma definición podríamos mirar al saganismo como algo que trasciende el propio pensamiento y la propia obra de Carl Sagan, considero que no encontraríamos lecciones más profundas sobre la responsabilidad de la ciencia en la sociedad que en títulos como Cosmos, Miles de Millones, Los Dragones del Edén, La Conexión Cósmica, El Cerebro de Broca, El Mundo y sus Demonios o Un Punto Azul Pálido. Para mí, entre todas sus valiosas palabras (las cuales no deben nunca estar exentas de una crítica constructiva), las mayores enseñanzas saganistas serían estas:

·         Los seres humanos, a lo largo de nuestra  historia, hemos acumulado un bagaje evolutivo peligroso. Ha sido capaz de discriminar a sus hermanos, sentir odio por extranjeros, utilizar su creatividad para la destrucción; pero a la vez, los humanos hemos sido capaces de comprender causas en los fenómenos naturales, hemos aprendido de nuestros errores del pasado, adquirimos visiones humanistas y humanitarias en las que miramos a los otros con el mismo aprecio que sentimos cada uno por nosotros mismos. Somos capaces de ayudarnos unos a otros, sentimos amor por nuestros hijos y podemos ponernos en “los zapatos de los demás” y entender la situación en la que otros viven. Estas características humanas son las claves para nuestra supervivencia.

·         La historia nos ha mostrado que el fanatismo y la superstición no son sino amenazas para la humanidad y el planeta mismo. A raíz del fanatismo han surgido conflictos, guerras, masacres, genocidios, destrucción. Mientras que de la superstición surgen racismos, ignorancia, arrogancia y miedo. La historia muestra la verdad de estos enunciados al recordar episodios tristes como la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, y el linchamiento salvaje de una de sus más representativas pedagogas: Hipatia. La irracionalidad ha triunfado por sobre el conocimiento en muchas ocasiones, pero si algo nos enseña el pasado, es que no debemos permitir que esto mismo vuelva a ocurrir.

·         Si uno quisiera preparar un pastel de manzana desde el comienzo, uno debe primero, crear un universo. Tan simple como pueda sonar, esta frase tiene dentro de sí una reflexión profunda a raíz de la cosmología en la que un pastel de manzana tiene más cosas en común con las estrellas, y con nosotros mismos, de lo que nos podríamos imaginar.

·         Gracias a miles de millones de tortuosa y lenta evolución, por fin surgió en el Cosmos una forma en la que éste es capaz de conocerse a sí mismo: la conciencia. La conciencia humana ha sido la causante de que ahora mismo, nos encontremos reflexionando sobre las ideas de un miembro de nuestra especie. Este miembro de nuestra especie nos enseñó hace unas cuantas décadas que, lo que hacemos al preguntarnos sobre nuestros orígenes, nuestro desarrollo y nuestra historia, no es otra cosa más que cuestionar al Cosmos. Un Cosmos del cual surgimos y del cual surgió todo lo que podemos ver a nuestro alrededor. Un Cosmos en el que materia reciclada de estrellas ahora se pregunta sobre las estrellas y sobre más allá. Somos por tanto, la forma en la que el Cosmos se conoce a sí mismo.

·         Hoy en día somos capaces de responder quién es el representante de cada nación sobre la Tierra. Hoy en día cada nación puede dar cuentas sobre lo que se ha hecho en su territorio, lo bueno y lo malo. Pero debemos preguntarnos cada uno de nosotros ¿quién habla en nombre de la Tierra? Si llegaran extraterrestres desde otra galaxia solicitándonos un informe sobre cómo hemos cuidado el planeta, qué cuentas podríamos rendirles. La amenaza de guerras nucleares, discriminación, irracionalidad, nacionalismos obsoletos, guerras civiles, fanatismos religiosos, hacen pensar a muchos que la humanidad puede dividirse. Sin embargo, vista la Tierra desde el espacio, las fronteras étnicas, nacionales, religiosas o de raza sencillamente desaparecen. Solo puede apreciarse un planeta azul, uno solo. un punto azul que empalidece conforme nos alejamos a través del océano del espacio-tiempo. Un pequeño pedazo de Cosmos en el cual todos habitamos juntos. No existen las divisiones humanas, existe solo una especie humana: homo sapiens, y es esta especie la responsable de preservar la vida en su pequeño y pálido punto azul, ya que ha sido esta especie capaz de reconocer su propia existencia, y como tal, es capaz de reconocer cuánto daño puede causar a su ambiente y a sí mismo.

·         Resulta sencillo engañarnos a nosotros mismos, pero si buscamos el camino del conocimiento, debemos tratar de ser lo más objetivos posibles, dejando de lado nuestras creencias y abriendo la mente a nuevos descubrimientos. El equilibrio entre escepticismo y asombro debe ser tal, que no puedes permitirte el cerrarte a opiniones distintas a las tuyas; debes tener una mente abierta  porque, de otro modo serás incapaz de reconocer nuevas ideas. Pero tampoco permitas que tu mente se abra de mas o de lo contrario se caerá tu cerebro al piso y serás incapaz de distinguir auténticos conocimientos de autenticas charlatanerías. Se debe tener siempre presente que afirmaciones extraordinarias requieren siempre de evidencia extraordinaria.

Si continuáramos, sencillamente lograríamos crear una enciclopedia. Quizás no exista mayor enseñanza saganista que el hecho de hacernos conscientes que, cada uno de nosotros somos ciudadanos, sí, pero ciudadanos del Cosmos.

¿Soy saganista?

La responsabilidad del cuidado de este planeta recae en cada uno de nosotros. Hemos sido durante mucho tiempo, la principal causa de extinciones masivas, cambios climáticos, deforestación y contaminación; sin embargo, aunque fuimos causantes principales de estos problemas, somos a la vez, la mejor y más rápida solución. Contamos con una herramienta, que si bien no es perfecta y dista mucho de otorgarnos verdades absolutas, es sin lugar a dudas la mejor con la que contamos para lograr un equilibrio entre la naturaleza y la sociedad: esta es la ciencia.

El usarla de forma responsable es el mayor legado que podemos dejar a las siguientes generaciones. Claro está que no todos piensan así, de hecho muchos ni siquiera piensan en este asunto. Aun falta mucho por hacer, mucho por conocer, pero sobre todo mucho que valorar y amar. Disfrutar y aprender en el viaje cósmico a través del espacio-tiempo en esta nave llamada Tierra, sería la solución a cientos, tal vez miles de problemas que hoy en día aquejan a la civilización humana. La clave está en querer buscar, en querer cuestionar siempre con cuestión escéptica, qué podemos hacer para que este mundo cambie.
Muchos sin duda, encontraran estas ideas por demás idealistas, alejadas del mundo real. No tendrán ningún escrúpulo en acusarme de ser un saganista hecho y derecho.

Pero la pregunta es qué entienden por saganista. Si estas personas entienden por saganista a un idealista de la ciencia que se deja llevar por fabulosas historias románticas, perdiendo de vista el mundo en el que estamos parados, les contestaría entonces que yo no soy saganista.
 Pero si entendemos por saganista a una persona que mira en la ciencia, no solo la humildad y maravilla que despiertan el placer de conocer solo por conocer, sino que también ve la solución de muchos problemas actuales; una solución en la que, de ser global se alcanzaría una verdadera era de la razón y de paz. Si se entiende por saganista a aquel que es incapaz de decir que el otro es diferente a uno por su color de piel, su nacionalidad o su creencia religiosa. Si entiende por saganista aquel que no duda en cuestionar a aquello que parece fantástico, y aquellos que ocupan un lugar de autoridad. 



Si todo esto es lo que se entiende por saganista, entonces yo contestaría que sí, soy un saganista hecho y derecho… ¡y a mucho orgullo!

SI TE INTERESA ESTE TEMA

*Cosmos, de Carl Sagan. Serie documental y libro, simplemente fantásticos.

*La Ciencia por Gusto, de Martín Bónfil Olivera. Un libro que despierta la curiosidad de conocer de cualquiera, y al ser una obra divulgativa resulta fácil de leer y comprender en poco tiempo.

martes, 20 de diciembre de 2011

Día del Escepticismo: Los herederos de Sagan

Hace solo dos años que el blog de divulgación científica y pensamiento crítico, Proyecto Sandía, postuló un día de celebración para aquellos amantes del pensamiento crítico y enemigos de la irracionalidad pseudocientífica.

Se sugería el Día del Escepticismo Contra el Avance de la Pseudociencia. Hoy es un fenómeno mundial en los blogs de escépticos en el mundo. Este día fue propuesto justo hoy en recordatorio por el aniversario luctuoso del genial divulgador de la ciencia, Carl Sagan. Ya han pasado 15 años desde que Sagan dejó este mundo para convertirse en otra forma de polvo de estrellas.

Probablemente no haya científico o divulgador que se le compare en su genialidad en dar a conocer términos, reservados antes solo para científicos, a un público ajeno a la ciencia y la historia de la conocimiento.

Es una figura legendaria hoy día por su célebre serie, Cosmos, un viaje personal y por sus geniales libros de divulgación crítica. Sería en Cosmos donde haría entender, a cerca de 400 millones de personas, algunos de los mas importantes descubrimientos en la historia. Sin embargo, destacan sus mensajes sobre la importancia de la ciencia en la sociedad y la vida individual; la responsabilidad que todos tenemos al usar la herramienta científica para bien o para mal; la importancia de cuestionar toda afirmación extraordinaria sin evidencia extraordinaria; y de asombrarse con el mayor descubrimiento de la era espacial: esa imagen de la Tierra, ese punto azul pálido, viajando sola y llevando a la especie humana a través del inmenso océano del espacio-tiempo.

Desde Los dragones del Edén y el Cerebro de Broca, hasta El Mundo y Sus Demonios y Miles de Millones, en sus obras revela mas que nada, una forma de filosofía de la ciencia que una divulgación científica. Nos muestra el asombro de un hombre, insignificante a comparación de la grandeza de los fenómenos cósmicos; a un humano que reverencia la maravilla del Cosmos creado por las leyes naturales; a un pequeño punto, un montonsito de polvo de estrellas organizado de forma compleja, cuestionándose y admirándose sobre las estrellas.

Sus mensajes no solo fueron para tener consciencia de esa maravillosa herramienta que genera conocimientos asombrosos llamada ciencia, sino que también fue un llamado al cambio de consciencia. Un llamado para darnos cuenta que todos juntos, conformamos una sola especie; somos solo polvo de estrellas en este océano cósmico. Un montón de polvo de estrellas que mediante la superstición, el mito, la ideología, la religión o la nacionalidad, se ha querido ver diferente o superior a otro montón de polvo que no comparte su mismo pensamiento. Estas diferencias de fronteras o de credos, son indivisibles mirando a la Tierra desde el espacio. Lo único que logramos ver es solo un planeta azul, bello desde cualquier perspectiva.
Ese puntito azul pálido que se muestra detrás de uno de los anillos de Saturno, ese es nuestro hogar la Tierra. Un punto que no tiene nada de importante cuando observamos las maravillas del Universo.

Todo esto es el mayor logro de la investigación científica: el logro de vernos a nosotros tal cual somos, mirando nuestro lugar en el universo, ignorando nuestros delirios de grandeza fusionados con las reflexiones teológicas. Describir la tortuosa historia del conocimiento es un trabajo enorme y por demás difícil; dar a conocer la historia del conocimiento es casi imposible.

Sin embargo, Carl Sagan fue capaz de hacer eso y mucho mas. Fue capaz también de mirar a la civilización, elogiar la inteligencia de los antiguos sabios, mostrar los peligros del fanatismo y el peligro que nosotros representamos para la vida y para nosotros mismos.

Por sus enseñanzas, por sus reflexiones y por compartirlos con todos, es que este día fue hecho para honrar la memoria de este gran hombre a quien admiro profundamente. Pero hace ya 15 años que murió. 15 años de nuevas generaciones de geniales divulgadores de la ciencia que siguen con el trabajo de Sagan (y otros grandes hombres del pasado).

En ciencia, la autoridad es lo que menos importa, pues no importa quien afirma X, sino cómo se demuestra que X es verdad. Pero, sin duda una personalidad carismática, con sentido del humor y una genialidad para compartir conocimientos, es parte esencial de la divulgación científica.

Por eso, hace algunos meses, reflexionando sobre esto, me pregunté a mi mismo: "mi mismos, ¿quien podría perfilarse como el nuevo Carl Sagan?" Aclaro esta idea. Por nuevo Carl Sagan, entiéndase a aquel que con una genialidad similar, sea capaz no solo de transmitir el conocimiento científico de forma accesible, sino que además lo haga ver interesante y fascinante ante un público poco interesado y fascinado por la ciencia. Después de meditar (o sea de flojear), me postulé tres posibles "concursantes" que podrían considerarse como los herederos de Sagan.

Mis tres "prospectos" son los divulgadores siguientes:

*Phil Plait, astrónomo y divulgador científico. Escritor, columnista y gran enemigo de la pseudociencia. Su libro y sitio web Bad Astronomy es uno de los más importantes en la divulgación de la ciencia y el pensamiento crítico. En el sitio-blog, Sobrenatural.net, su principal autor lo llama en mas de una ocasión como el Carl Sagan de hoy en día. Colaborador del Skepticblog, la Skeptic Society y columnista de la revista Discover, Plait además ha participado en series y documentales sobre astronomía y escepticismo en National Geographic y Discovery. Es uno de los 16 mas destacados divulgadores de la ciencia y el escepticismo, según informa el Comité para la Investigación Escéptica (CSI, por sus siglas en inglés). El "Bad Astronomer", como se le llama en su blog, es sin lugar a dudas un poderoso prospecto a tener el título de Nuevo Sagan, pero hay que mirar el perfil de los otros dos.

*David Morrison. Doctor en astronomía, es el senior scientist del Instituto de Astrobiología y el Centro de Investigación Ames, ambos institutos de la NASA. Autor de mas de 150 artículos y documentos sobre ciencias espaciales, autor de una docena de libros de divulgación. Poseedor de la medalla Carl Sagan de comunicación pública, otorgada por la Sociedad Astronómica Norteamericana. Sin duda, este es nuestro prospecto mas premiado por institutos y sociedades científicas por su larga trayectoria. Es además miembro del CSI. Este magnífico divulgador, hace su labor de estar en contacto con el público en la sección del sitio de la NASA, Preguntale a un Astrobiólogo, en donde responde todas las dudas que el pueblo norteamericano y del mundo, tiene sobre ciencia, vida extraterrestre y pseudociencias. Otros autores lo consideran el verdadero nuevo Sagan. Su perfil completo se encuentra lleno de premios, reconocimientos y presentaciones, de modo que era bastante largo como para dárselos aquí, así que ustedes pueden consultar aquí, el enlace publicado por la NASA. Morrison es un fuerte candidato, pero antes de dar mi voto a uno, tenemos que mirar nuestro último "participante".

*Neil deGrasse Tyson. El director del Planetario Hyden en el centro Rose para la Tierra y el Espacio e investigador asociado en el Departamento de Astrofísica del Museo Americano de Historia Natural, el doctor Neil deGrasse Tyson, es nuestro ultimo prospecto a nuevo Sagan. Astrofísico y uno de los principales divulgadores científicos actuales, ha participado en la exitosa serie El Universo, de The History Channel, además de ser un escéptico militante. Este científico será la nueva cara que continuará con el legendario programa de Sagan, Cosmos, cuando este sea estrenado de nuevo en 2013. Sin duda, Tyson es el candidato que mas veces he escuchado como el nuevo Sagan.

Los verdaderos herederos de Sagan.

Entonces, una revisados los candidatos ¿cuál de los tres podría ser considerado el verdadero heredero de Sagan? ¿Quién es el nuevo Carl Sagan? Yo me hice estas preguntas unos meses atrás y la verdad es que no pude elegir a uno de los tres. Los tres divulgadores son excelentes, geniales, divertidos, analíticos... y los tres sienten la misma inspiración y respeto hacía ese basto y gigantesco Cosmos del cual provenimos todos nosotros.

Así que me respondí que el heredero de Sagan no es una persona en específico.

El verdadero heredero de Sagan es toda aquella persona que sienta respeto y maravilla por un Cosmos oscuro, misterioso y sorprendente. aquella persona que reflexione sobre lo que la ciencia puede decirnos de nuestro lugar en el Universo es un heredero de Sagan; aquella persona que antes de creer, elija saber, es un heredero de Sagan. Aquella persona que entienda que la ciencia es mas que un conjunto de conocimientos, que la ciencia es una forma de pensar, una forma de cuestionar de forma escéptica al universo es creo yo, un heredero de Sagan. La persona que entienda que, aunque la ciencia no sea perfecta ni infalible, es, le pese a quien le pese, la mejor herramienta que tenemos para conocer.

Las personas que entiendan que la responsabilidad de la ciencia y la tecnología no cae solo en los científicos y tecnólogos, sino en cada una de las personas de cada nación tecnologizada, es un heredero de Sagan. Esa persona sabe que la combinación de vivir en un mundo profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología, pero que no sabe casi nada sobre ciencia y tecnología, esa fórmula de ignorancia y poder algún día nos estrellara en la cara.

Creo profundamente que esos son los verdaderos herederos de Sagan.

Gracias Carl Sagan, aquel hombre que a 15 años de ya no estar entre nosotros sus palabras siguen vivas, inspirando a nuevas generaciones de amantes de la ciencia y el conocimiento. Gracias por enseñar a mas 400 millones de personas de tu generación y miles mas de nuestra generación que cada uno de nosotros, somos la forma en que el Cosmos se conoce así mismo.

Gracias Sagan por haber pasado un tiempo de existencia en este punto azul pálido.



sábado, 16 de abril de 2011

Lo que Adamski nos enseñó sobre los ovnis


Cuando no hay de plano nada en la tele, en ocasiones, uno se decide a ver los famosos (y desesperantes) programas sensacionalistas y paranormalistas de Extranormal o Los Grandes Misterios del Tercer Milenio. Con mucha –pero con mucha- frecuencia, se presentan casos en los que algunos testigos aseguran haber visto un ovni o que fueron contactados por extraterrestres. Por supuesto, no se presenta una sola evidencia que corrobore el caso; todo lo que se muestra son personas aparentemente preocupadas o confundidas por lo ocurrido. En otras ocasiones, presentan algo así como "predicadores cósmicos" quienes aseguran que cosas como los círculos de cosecha, las mutilaciones de ganado o la muerte de Michael Jackson, son presagio de que se avecina un gran contacto con "los hermanos del cielo". Los periodistas (si a eso se les puede llamar periodistas) de estos programas, pregonan que los testigos son sorprendentes y que estos dicen la verdad. ¿En qué se basan para saber que  estos testigos dicen la verdad? En la promesa de que son honestos y nada más.

Ahora, si bien, esto no es exclusivo de los casos de ovnis –pues presentan testigos de fantasmas, el chupacabras, de apariciones marianas, entre tantos otros fenómenos paranormales-, lo cierto es que las historias de abducciones, los contactos del tercer tipo,  y las revelaciones espaciales sin evidencias, más que la promesa de sus testigos, es el pan de cada día de los ufólogos.

Adamski, el contactado que
visitaba Venus... en su imaginación.
Si hablamos de testigos comunes de ovnis resultan ser precisamente, personas comunes que vieron algo extraño en el cielo y que no pudieron identificar. A estas personas, en verdad lo último que quieren es llamar la atención. Lo mismo pasa con la mayoría de los abducidos y contactados, quienes, por lo regular, en la noche en sus casas, dicen haber tenido una extraña experiencia. No saben lo que es, pero parece como si hubiera sido de "otro mundo". Por supuesto, en lo último que piensan es que fueron raptados por ET, pero al mirar la TV, un periódico o internet, se encuentran con que otras personas han relatado la misma experiencia, o algo similar. Son personas abducidas que fueron "ayudadas" por algún "especialista" en el tema (ejemplos claros son Budd Hopkins y John Mack).

 Las personas se sienten confundidas y recurren a esos "especialistas" que no hacen otra cosa más que confundirlas y sugestionarlas a tal grado que sienten pena por sí mismos; se sienten atrapados entre este y "otro mundo"; les destruyen la vida para siempre; mientras que aquellos especialistas hacen libros exitosos a raíz de estas "experiencias". Aunque esto es denigrante y es una explotación cruel hacia sujetos de personalidad frágil, no es el tema central de este artículo (no se desesperen, pronto haré uno especial para Hopkins y Mack), pues este tipo de testigos son personas sugestionadas pero que nunca buscaron fama ni dinero.

Sin embargo, la historia de la ufología –así como el repertorio del mundo pseudocientífico-, está lleno de estafadores geniales. Cuando digo estafadores geniales me refiero a que en verdad, son verdaderos sofistas modernos. Es decir, "hipnotizan" a las personas con sus palabras de mensajes preocupantes que en verdad se ponen a pensar y se pregunta a sí mismos: ¿será cierto?

Caso más celebre de este tipo no es otro sino el de George AdamskiEl escritor del Círculo Escéptico, Luis Alfonso Gámez, escribe, en su artículo El Gran Engaño de los Platillos Volantes”, que George Adamski, un simple cocinero, “después de ver un platillo volante en 1946 y… de una escuadrilla de 184 naves interestelares en 1947, se encontró con Orthon, un venusiano, en el desierto californiano el 20 de noviembre de 1952. El extraterrestre le manifestó la preocupación del vecindario cósmico por la ‘radiación de nuestras pruebas nucleares’”.

Adamski juró haber viajado a la luna, cortesía de sus venusianos amigos. Pronto pasó de ser un desconocido a una celebridad que impartía conferencias, llamaba a la conciencia sobre el cuidado de nosotros mismos y de vez en cuando, salía a dar un paseo a alguna parte del sistema solar. En entrevistas grabadas Adamski se muestra confiado en su versión de la historia; nunca tartamudeaba, siempre daba la misma versión, y siempre, mirando a los ojos de su entrevistador. Toda persona que conversó con Adamski juraba que no podía ser mentira lo que decía, pues era un hombre que de inmediato inspiraba confianza.

En ciertos momentos decía que la luna, y más en concreto en “la cara oculta del satélite terrestre…decía haber visto ríos y florecientes ciudades pobladas por paisanos de Orthon, Firkon y Ramu, venusiano, marciano y saturniano, respectivamente”, escribe Gámez. Sus fotografías, según el ufólogo español Salvador Freixido, son de las más claras evidencias de visitas extraterrestres y su caso, uno de los más importantes de la historia.

Gámez nos cuenta también que, de acuerdo a Adamski, “todo el sistema solar estaba preocupado por el futuro de la humanidad, y el cocinero aprovechó la revelación para abandonar la carne picada y dedicarse a impartir conferencias bien remuneradas”. Para mala suerte de los escépticos y debunkers, Adamski murió de un ataque cardiaco en 1965. Él nunca fue testigo de cómo se derrumbaba su circo de mentiras.

Lastimosamente fue en los años siguientes a su muerte cuando, durante la carrera espacial, se logró descubrir –gracias a las misiones espaciales robotizadas- que en los planetas Marte y Venus, la vida extraterrestre hoy por hoy es imposible, debido a las condiciones extremas de  estos planetas. No se diga ya alguna civilización avanzada que abdujera humanos. El primero es demasiado frió y árido; y el segundo se encuentra a unos 500° grados centígrados, suficiente para derretir el plomo. De Saturno y más allá, ni se diga, pues los planetas exteriores (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) son planetas gaseosos. Dicho de manera simple, no hay una superficie solida dónde poner a una civilización superior a nosotros.

Aun así, Adamski sigue siendo pronunciado como una "vaca de oro", de la ufología. Los ufólogos aseguran que el caso no está cerrado y que se debe investigar aun más. Y es que al parecer, no bastan las evidencias que demuestran la imposibilidad de vida inteligente extraterrestre en nuestro sistema solar (más allá de la Tierra). De modo que, supongamos que no es suficiente con las contradicciones de Adamski. Analicemos sus fotos y videos, que tantas personas aseguran son auténticos ovnis.

Curiosamente, los creyentes de Adamski, se olvidan de una pequeña cosa. Al igual que el caso del también "increíble" contactado Billy Meier (mira aquí mi artículo sobre su historia), se demostró cómo es que Adamski creaba sus propios platillos voladores con maquetas y platillos de juguete. Incluso si miramos con atención algunas de las fotos de Adamski, podemos observar la abertura por donde se sostenía el juguete con un hilo.

El caso Adamski, así como tantos otros, quedó desechado para la ciencia por ser demasiado absurdo y prácticamente, representa un insulto para la inteligencia del ser humano. En  su tiempo, investigadores destacados como James W. Moseley y Phillip J. Klass se ocuparon de desmitificar el caso Adamski. Algo curioso es el hecho de que aun hoy en día se sigue mencionando a este caso, el primer caso de contacto, como una evidencia histórica de las visitas extraterrestres.
Si no me creen, miremos a Maussán con su "investigación" sobre este caso "histórico":

 
Entonces, con todo esto, ¿cual es la lección que nos dio el caso George Adamski sobre el fenómeno ovni y sobre cualquier fenómeno parecido? Muy simple, la lección se resume en una frase que alguna vez dijo el célebre astrónomo Carl Sagan: No importa que tan carismático o que tan "buena gente" pueda parecer alguien. En todo momento "afirmaciones extraordinarias requieren siempre de evidencias extraordinarias". ¿Así o más simple?

SI TE INTERESA ESTE TEMA

*La serie "Adamski" (aquí la parte 2345, 6  y 7) por Luis Ruiz Noguez, narra toda la historia del fraude de este supuesto contactado.

*"El gran engaño de los platillos volantes", artículo de Luis Alfonso Gámez publicado originalmente en Ovnis a Mogollón.

*El artículo "Faking UFO Photos for the Twenty-First Century"de Tom Callen muestra de manera amplia cómo hacer montajes  simples de platillos voladores en nuestros hogares.

Para consultar más rápido