Por fin, he terminado todas las materias de mi carrera. Ahora me encuentro elaborando mi tesis (un poco más lento de lo que tenía planeado en realidad, debido a algunos problemas personales) en la que trataré de establecer los fundamentos para la filosofía de la pseudociencia como rama independiente de la epistemología. Tal vez pronto podamos hablar más del asunto, pero por ahora me gustaría ofrecer algunos de mis puntos de vista sobre lo que un filósofo debe saber sobre la filosofía, la cultura, la naturaleza, la mente y el propio ser humano. La idea de hacer una serie expresando mi filosofía hasta el momento (sí, aún tengo pendiente terminar el top sobre mitos de Hitler, lo sé) es algo que el filósofo de la ciencia, Massimo Pigliucci, hizo hace unos cuantos años, y retomo su idea para hacer la mía (vea aquí y aquí la serie de Pigliucci). Reconozco que nada de lo que escribiré aquí es absoluto. Tal vez, con más estudios futuros, pueda llegar a cambiar mi opinión sobre ciertos temas o corrija y aumente algunos detalles. Eso el tiempo lo dirá.
Aunque ahora soy egresado de la carrera de filosofía (y próximamente licenciado), lo primero que debo confesar es que, aún con el título en la mano, me negaré a denominarme a mí mismo filósofo. Tal vez licenciado en filosofía, y a lo mucho, especialista en filosofía de la ciencia (y la pseudociencia), pero no puedo llamarme a mí mismo filósofo, por lo menos no en el sentido más técnico de la palabra. Expliquemos por qué, junto a algunas observaciones iniciales sobre ciertos problemas fundamentales de la filosofía, ¿les parece?