Si algún día decides ir con un homeópata, un quiropráctico, un acupunturista o un chaman, no te quedes con las ganas de preguntarle justamente el por qué deberías confiar en sus afirmaciones y terapias mas que en las terapias y tratamientos de la medicina científica –que por cierto, esta ultima, tiene pruebas de peso para confirmar y validar lo que dice-. Pídele una razón o un argumento, ya que creo que seria demasiado pedirle una prueba.
Ojo, si el “terapeuta alternativo” te da alguna de las siguientes afirmaciones, tendrás la oportunidad de descubrir el fraude que hace pasar por medicina.
1. “No es malo confiar en la ciencia, pero es tan valida como la terapia X que te presento. Además yo te ofrezco una alternativa natural”. Esta será quizás una de las “argumentaciones” mas usadas, y debemos poner atención en que no es un argumento, sino dos afirmaciones: la primera afirmación (la ciencia es tan valida como la terapia alternativa X) es una afirmación sin fundamento. Medicinas alternativas como la homeopatía, la orinoterapia, la herbolaria y la naturopatía –entre muchas otras-, aunque reclaman una y otra vez su efectividad y por tanto, su “igualdad” con la ciencia, carece de evidencias y estudios que den prueba de tal afirmación. Si a eso le agregamos que muchas de estas pseudomedicinas ni siquiera tienen un fundamento en el pensamiento critico de la ciencia, sino en el pensamiento mágico de la superstición y el dogma, será mas que evidente que es una mentira; un autoengaño, si es que el terapeuta magufo se lo cree.
La segunda afirmación (mi alternativa es una alternativa natural), no es mas que un fiasco de afirmación, común de los vendedores de productos milagro. Si usted utiliza una breve pero directa argumentación retorica –o sea vacía, sin argumentos, referencias, ni evidencias- y le agrega la palabra “natural”, tendrá seguro más de un cliente en su bolsa. La idea de que con extractos de alcachofa o la “esencia” de una fruta infinitesimalmente diluida te curara o te ayudara a tener una mejor salud, carece de razonamientos para sostenerse. Además que tal afirmación hace ver a la palabras “química” o “ciencia” como algo artificial, dañino, peligroso o incluso “antinatural.” Nada más falso, pues la química, y la ciencia en general, está en todas partes. Las sustancias activas de los medicamentos –los verdaderos medicamentos- que se extraen de plantas o derivados animales, los cuales son naturales, son sustancias químicas, por que todo en la naturaleza es, prácticamente, química. Tal y como asegura el divulgador científico, Martin Bonfil Olivera, “hasta el agua pura es pura química”. Los medicamentos de la medicina científica no son medicamentos hechos de algo “antinatural”, sino de sustancias y compuestos químicos, es decir de la naturaleza.
2. “Los Alópatas te tratan como una ficha o un numero sin sentimientos. Pero yo no trato enfermedades, trato personas”. Nuevamente nos encontramos no con un argumento, sino con dos afirmaciones difíciles de sostener una vez razonadas. Para empezar, esa etiqueta de “alópata” es un agregado retórico muy utilizado por homeópatas para hacer creer que la medicina basada en la ciencia está en el mismo nivel que la medicina alternativa “homeopática”. El primer término [alopatía] significa que algo se cura con lo diferente, mientras que el segundo [homeopatía] que se cura “con lo similar”. Esto es una ilusión total, ya que no existe tal “igualdad de competencia” entre ciencia y pseudociencia. la primera se basa en hechos y pruebas públicamente verificables, mientras que la otra se basa en anécdotas, interpretaciones, supersticiones y mucha credulidad. Una vez aclarado esto, concentrémonos de nuevo en las afirmaciones.
La primera (los médicos – ¡no son alópatas, el termino es insultante para muchos médicos científicos!- tratan a los pacientes como fichas sin sentido), puede ser, hasta cierto punto cierta, por desgracia. Y es que los casos de malos tratos y negligencia médica no son la excepción sino la norma en los hospitales civiles. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la eficacia de las terapias y tratamientos que se ofrecen. Por supuesto, un ser humano en su humana conciencia, le importara un comino lo que los datos digan; lo que le importa es ser tratado humanamente y eso es totalmente comprensible. De hecho, muchos médicos comprenden esta problemática, por lo que muchos médicos verdaderos luchan por hacer que esta visión fría y arrogante de la medicina se disminuya tanto entre la sociedad y entre los médicos. Así, podemos ser capaces de encontrar infinidad de casos de médicos que se preocupan por sus pacientes, no como números o fichas, sino como seres humanos. El asunto de la negligencia y el mal trato por parte de médicos arrogantes es un asunto ético, y debemos tener en cuenta que el que un curandero nos hable bonito no significa que lo que nos dijo es verdad.
La segunda afirmación (los terapeutas alternativos tratan humanos, no enfermedades) es cierta en dos sentidos distintos. Es cierta en el sentido que los curanderos se llegan a relacionar íntimamente con los pacientes; pero también es cierta que no tratan enfermedades, ya que no son médicos, sino curanderos y por tanto, no se que estaría haciendo usted al hacerle caso a uno de esos tipos.
3. “Las Industrias farmacéuticas y los laboratorios son monopolios dogmaticos y controladores de la salud, y no permiten la libertad de praxis medica”. Esta es una sola afirmación, que llega a una conclusión non sequitur, es decir una conclusión falsa. De manera formal, el argumento se traduce así:
*premisa 1: las empresas de la salud son monopólicas y dogmaticas.
*premisa 2: las empresas controlan la salud en las grandes naciones.
*conclusión: por tanto, la medicina alternativa X es verdad.
Como vemos, la conclusión no se deriva de las premisas y por tanto no es una conclusión valida ni verdadera. Pareciera que se sacó la “conclusión” de la manga de un mago.
Para empezar, los productos médicos de la industria “monopólica y dogmática”, antes de ser sacadas al mercado son sometidos a rigurosas pruebas, no hechas por empresarios, sino por científicos que, por cierto, saben de pruebas científicas. Pruebas como las de doble ciego por ejemplo, las cuales se aseguran de demostrar la eficacia de un medicamento. La idea de que la medicina científica es una mega conspiración para hacer negocio es absurda, ya que de ser cierta, entonces los médicos empezarían a utilizar en todos los hospitales las terapias alternativas para “acrecentar el negocio”. Esto simplemente no sucede.
Esta idea, más que una argumentación, es una provocación sin sentido que no demuestra nada, salvo un intento desesperado por atraer clientela crédula. Pero eso no es todo, pues si miramos los millones de pesos que se gastan en el país por medicinas alternativas pseudocientíficas y productos milagro fraudulentos, miramos un verdadero negocio descarado.
Si la medicina científica en verdad fuera un negocio redondo y ese fuera su único objetivo, deberíamos agregar que su “negocio” al menos se asegura de salvar la mayor cantidad de vidas posible, mientras que los pseudocientíficos, hasta donde nos dan las estadísticas, NUNCA han curado a nadie y en cambio, se aprovechan de la buena fe y la desesperación –o la esperanza- de personas incautas, para hacer su ‘agosto’ de la ignorancia.
4. “Puede que la ciencia funcione, pero lo que te ofrezco también funciona”. Esta es la más simple afirmación entre todas las que se pueden imaginar. Decir, la ciencia funciona pero mi producto también, puede ser un argumento valido, y cuando algún terapeuta haga esta afirmación usted puede responder: “¿en serio? ¿Tiene pruebas de la eficacia de su terapia?” el curandero, si no tartamudea, dirá muy orgulloso que muchos de sus clientes lo recomiendan por que él los curó o los ayudó con su salud. Esto sin embargo no es un argumento o una prueba, y se convierte una afirmación irrelevante. Usted no está preguntando si alguien lo recomiendan como terapeuta o si alguien puede dar testimonio de la terapia alternativa X; usted está preguntando por pruebas que demuestren la eficacia de esa terapia. Las anécdotas no hacen ciencia y no son prueba de nada.
El que una persona crea o suponga que un tratamiento alternativo lo curó, no es prueba de que ese tratamiento alternativo en verdad lo curó. Muchas personas creen que pasarse un huevo crudo por el cuerpo libra de las “malas vibras”; mientras que otras creen haber visto a pie grande en Norteamérica o a un plesiosaurio en Escocia, y eso no demuestra que las malas vibras existan o que exista un primate de dos metros en un bosque o un animal prehistórico en un lago.
Otro aspecto importante sobre el valor nulo del testimonio, es que no importa si es un testigo o si son miles. El número no hace más valido el testimonio.
Un testimonio es tanta prueba así como mil testimonios. Es decir, no prueban nada.
5. “la ciencia es una mentira, todo lo que aseguran es falso y todo es un fraude bien hecho que te puede dañar. Ejemplo de ello, los casos de autismo por vacunas”. Esta afirmación –nuevamente no es un argumento- es otra provocación sin sustento, gritada a los cuatro vientos actualmente por aquellos que se dicen ser anti-vacunas principalmente. Los grupos anti-vacunas son un ejemplo de la amenaza de la pseudociencia a la sociedad; la pseudociencia es un peligro a la salud y la integridad del ciudadano, cuando se hacen afirmaciones de este tipo.
En primera, la idea que el autismo es causado por las vacunas tiene su origen en un estudio que, se demostró, era un fraude.
Afirmaciones de este tipo generadas por la anticiencia no solo carecen de fundamento, sino que además son muy peligrosas. Sabemos que inventos de la ciencia, como las vacunas, han salvado miles o incluso, millones de vidas. Esto es notable cuando encontramos que enfermedades mortales de hace unos siglos, fueron casi totalmente erradicados o combatidas por las vacunas y los antibióticos.
Otro ejemplo es el caso del Sida. Mientras hace un par de décadas era una enfermedad mortal en la que no mucho se podía hacer, hoy en día tenemos una cantidad impresionante de conocimientos sobre el virus que la causa; y dicho conocimiento nos ha dado las herramientas para hacer que el sida ya no sea tan mortal en tan poco tiempo. Ahora los infectados de sida, con los medicamentos correctos, pueden vivir una vida normal hasta envejecer sin presentar problemas graves. Esto es solo un paso pequeño. Aun la ciencia continúa investigando, descubriendo, conociendo; y en una de esas investigaciones bien podríamos tener la respuesta a la cura de esta y de otras enfermedades virales. Mientras tanto, los anticientíficos siguen asegurando que la medicina, con todo y sus productos, son un verdadero peligro sin fundamentos sólidos.
El verdadero peligro aquí, son las personas que afirman tonterías de este tipo y que, desgraciadamente, son escuchadas. Representan un peligro para la sociedad y para ellos mismos.
Estas son pues, a mi consideración, las respuestas más comunes con las que se hallaran al preguntarles a pseudoterapeutas y anticientíficos ignorantes, el por qué es mejor confiar en ellos y no en la ciencia. Por supuesto, quedarse solo con estas afirmaciones, es limitar la creatividad humana; estoy muy seguro que se podrían encontrarse con mas de 20 afirmaciones distintas para confiar mas en la pseudociencia que en la ciencia.
Una cosa más a considerar, es que cuando usted haga esta pregunta a su magufo favorito, posiblemente éste le preguntara: ¿Por qué debería creer en la ciencia? A lo cual, usted puede responder: por que la ciencia no es asunto de creencia, es asunto de conocimiento y de demostración.
SI TE INTERESA ESTE TEMA
*El sitio web Quackwatch, posé información precisa y fácil de digerir sobre fraudes en la salud y el peligro de algunas pseudociencias.
*El grupo Sobrenatural.net publica de forma periódica artículos sobre críticas a los productos milagro y otras estafas.
*El libro y blog “El Médico Escéptico”, da un repaso simple pero documentado por la charlatanería en la salud.