Hoy es 12 de febrero y como de costumbre celebramos en este espacio el Día de Darwin con un artículo especial (aquí puede ver los especiales de 2012, 2013, 2016 y 2017) relacionado al legado de este gran científico y humanista. Si en el pasado hemos mencionado a los antidarwinistas y creacionistas, esta vez toca el turno de hablar sobre los mitos entorno de una de las ramas de la tecnología y la ciencia aplicada más prometedoras y brillantes, pero más atacadas sin razones verdaderas: la biotecnología, y más en específico, la creación, producción y consumo de organismos transgénicos.
En México, además de hablar de los mismos argumentos anti-trasngénicos de siempre, los tecnófobos invocan también la tradición, el milenarismo y la biodiversidad de ciertas plantas como el maíz (una riqueza biocultural y patrimonio cultural) para asegurar que los transgénicos no son necesarios, y por tanto el gobierno de la nación debería prescindir de ellos y/o prohibir su consumo (cuando eres activista anti-transgénicos la lógica sale sobrando). Quizás no haya mayor vocera de la tecnofobia alarmista en nuestro país que la doctora Elena Álvarez-Buylla (de quien ya habíamos comentado por aquí), quien ha sido denunciada por atacar ideológicamente a la ciencia por J. M. Mulet, Martín Bonfil Olivera y (de manera indirecta) por los miembros del Instituto de Biotecnología de la UNAM, los doctores Francisco G. Bolívar Zapata, Luis Herrera Estrella y Agustín López Munguía Canales.
En diciembre pasado se le otorgó a Álvarez-Buylla el Premio Nacional de Ciencias 2017 en la categoría de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales "por su aportación a la comprensión de la dispersión de los transgenes de las variedades nativas del maíz, y su contribución al entendimiento de la progresión del cáncer epitelial." La doctora no tardó mucho en aprovechar el momento en que cámaras y micrófonos estaban a su disposición para volver a despotricar contra la biotecnología, alegando que sus ataques son científicos y no ideológicos. Esta afirmación, basado en los argumentos falsos que esgrime la premiada bióloga y miembro fundador de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (que de compromiso científico tiene poco), no tiene sustento.
lunes, 12 de febrero de 2018
jueves, 8 de febrero de 2018
Escepticismo (a la mexicana) para homeópatas
Edición enero-febrero 2017, volúmen 86. |
Como es usual en redes sociales, a muchos de mis contactos (casi todos los etiquetados en la publicación de Tonini) les causó gracia que una revista de homeopatía hablara sobre los escépticos mexicanos que han llegado a escribir algo sobre homeopatía. Otro de mis facebook-friends, Martín Fragoso, escribió una divertida nota en su blog sobre este artículo, sobretodo aclarando de manera sarcástica algunos errores menores del escrito de Vite-Flores. Hay dos puntos interesantes en este "informe" para homeópatas "profesionales": 1) las generalizaciones y supuestos errores en los que cae el movimiento escéptico, al menos en México; y 2) la llamada de atención que el autor hace sobre la necesidad de abrazar el escepticismo dentro de la "profesión" de la homeopatía. Veamos de manera más detallada estos puntos.
jueves, 1 de febrero de 2018
La guerra del multiverso y el problema de demarcación
"El proceso de la ciencia -explorar las opciones cosmológicas, incluida la posible existencia o no de un multiverso- es lo que debería suceder. El resultado científico es que no hay un resultado observable único predicho en las propuestas de multiverso. Esto se debe a que, como lo afirman a menudo los proponentes, todo lo que puede pasar ocurre en la mayoría de los multiversos. Al llegar a este punto, uno tiene que dar un paso atrás y considerar el estado científico de los reclamos por su existencia. El proceso de la ciencia también debe incluir esta evaluación." George Ellis.
Probablemente no existe un debate tan más interesante en cosmología (para el público general pero no para todos los cosmólogos) que el relacionado con la posibilidad de que existan miles de millones de universos. En el pasado se pensaba que nuestro sistema solar (más una esfera extra donde se encontraban las demás estrellas orbitando a nuestro alrededor) era el límite del universo, con un único planeta en el centro que albergaba vida: nuestro mundo. Luego descubrimos que el sistema solar (además de tener al sol en el "centro" y no a la Tierra) no era único, ya que existe una variedad de sistemas solares en toda la galaxia. Por algún tiempo se pensó que la galaxia era todo lo que existía en el cosmos. Pero después se demostró que extrañas "nebulosas" como Andrómeda eran en realidad otras galaxias alejadas y distintas de la nuestra. Gracias a proezas de la tecnología, como el telescopio espacial Hubble, logramos mirar miles de millones de galaxias a lo largo de todo el universo observable. También hemos descubierto "otras tierras", planetas extrasolares similares al nuestro que podrían albergar vida o al menos nos dan un indicio de que posiblemente mundos como el nuestro son más comunes de lo que imaginamos.
No hay un único sistema solar, no hay una única galaxia, ni siquiera un único planeta como la Tierra en este universo. ¿Sería posible que tampoco haya un único universo? Desde la ciencia-ficción, la literatura de fantasía y la metafísica de los mundos posibles, hasta la moderna cosmología, se ha planteado la posible existencia de un océano de multiversos. Hoy en día, la física teórica está plagada de hipótesis matemáticas imposibles de comprender por personas no especializadas, pero que se supone reflejan las supuestas probabilidades de la existencia de otros cosmos. Lo que hoy se entiende por multiverso es justamente eso, un conjunto de hipótesis matemáticas que se supone son la implicación lógica (o deducción) de ciertos modelos cosmológicos, tal como la teoría de cuerdas (otro enorme debate). Entre los defensores del multiverso se encuentran algunos de los divulgadores y físicos más conocidos del momento, como Brian Greene, Michio Kaku, John Gribbin, Leonard Susskind, Leonard Mlodinow, Victor Stenger, Max Tegmark y Stephen Hawking. El multiverso y la teoría de cuerdas (como mejor candidata a ser la teoría del todo) son conceptos usuales en la divulgación científica actual, aunque aún poco entendidos por aquellos que somos ajenos a la física y la cosmología. Sin embargo, también ha sido duramente cuestionado el si incluso es moral hacer divulgación de teorías tan especulativas como si fueran algo aceptado en la comunidad científica. Hay quienes incluso aseguran que las teorías de cuerdas y sus consecuentes hipótesis de multiversos son ejemplos de pseudociencia, o que la divulgación que se ha hecho de éstas es pseudocientífica. Esto ha sido llamado en algunos medios como la "guerra de las cuerdas y el multiverso".
En los últimos días se ha generado un "nuevo capítulo" (¿nueva batalla?) en esta "guerra" entre dos "pesos pesados": el cosmólogo Sean Carroll defendiendo la cientificidad del multiverso, y el físico teórico Peter Woit, reconocido crítico de estas teorías altamente especulativas. Si algo ha demostrado esta "guerra del multiverso", es la importancia de establecer de manera precisa qué es la ciencia, qué puede ser considerado como una línea de investigación científica genuina, y qué no lo es.
Probablemente a muchos les vino a la mente una imagen como esta al leer "la guerra del multiverso." Demasiado friki, pero genial. |
En los últimos días se ha generado un "nuevo capítulo" (¿nueva batalla?) en esta "guerra" entre dos "pesos pesados": el cosmólogo Sean Carroll defendiendo la cientificidad del multiverso, y el físico teórico Peter Woit, reconocido crítico de estas teorías altamente especulativas. Si algo ha demostrado esta "guerra del multiverso", es la importancia de establecer de manera precisa qué es la ciencia, qué puede ser considerado como una línea de investigación científica genuina, y qué no lo es.
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