VisualEconomik (desde aquí, solo VE) es el popular canal hermano de VisualPolitik (VP) en YouTube, proyectos españoles en los que nos explican de forma divulgativa la economía y la política internacional, respectivamente, aunque muchos señalan que no desde un punto de vista neutral. Filias y fobias ideológicas aparte, nadie puede negar que VE es uno de los más importantes canales sobre divulgación de la economía en español, con más de 3 millones de visitas y casi medio millón de suscriptores. También hay que destacar que su contenido siempre es claro e intentan argumentarlo de la mejor manera posible, aunque suelen ser bastante breves, lo que da la sensación que siempre quedan más cosas por decir.
El día de hoy tuve justo esa sensación con su nuevo video "¿Es la ECONOMÍA una PSEUDOCIENCIA?". No hace falta decir que soy un completo donnadie para hablar de economía (bueno, creo que eso igual aplica para cualquier tema, lo que me da lo mismo de todos modos ), y no podría ni compararme con el manejo de los conocimientos que seguramente tienen los creadores de VE, independientemente si coincidimos o no en nuestros puntos de vista ideológicos y políticos. Sin embargo, VE decidió hacer un abordaje epistemológico de la economía para intentar defender que esta ciencia social no es una pseudociencia, un tema en el que me siento más cómodo expresando opiniones y compartiendo argumentos. Aunque, en general, comparto la conclusión de VE de que la economía como campo no es una pseudociencia, creo que se han quedado muy cortos en éste, un tema que ha sido polémico desde hace bastante.
VisualEconomik, ciencia y pseudociencia
Históricamente, la ciencia se ha entendido como una serie de métodos que sirven para alcanzar conocimiento. Un método es el clásico método científico del que hemos hablado antes. Otros métodos consisten, por ejemplo, en la deducción como el apriorismo. O incluso otros métodos, como el falsacionismo, tan solo consideran ciencia las cosas que pueden demostrarse falsas. Pero la cuestión es, que siempre que se habla ciencia, siempre se habla de método, no del objeto que se estudia. Da igual qué se estudie al ser humano, a las rocas o a las estrellas. Lo importante es cómo se estudia.
Tal vez algunos amigos divulgadores estén de acuerdo en esta postura (y ciertamente tiene algo de verdad), pero los filósofos de la ciencia saben que se trata de una afirmación falsa, considerando cómo se ha desarrollado la ciencia en la historia. Primero que nada, si la ciencia solo consiste en alcanzar conocimiento metódicamente, debemos admitir no solo a la economía como ciencia, sino también a un montón de otros campos considerados no científicos que irían de la ingeniería y la tecnología, a la filosofía, la crítica literaria, el periodismo de investigación, la hermenéutica teológica o la carpintería, ya que todos consisten en la producción de ciertos conocimientos siguiendo ciertos métodos. Segundo, no da igual qué se estudie para establecer si es ciencia. Uno podría decir, bajo esta definición, que la criptozoología es una ciencia, puesto que no nos importa si su objeto de estudio (Nessie, el chupacabras o pie grande) es real o no, solo con que los estudie bajo ciertos métodos basta para considerarla ciencia. ¿Qué pasa con la cacería de fantasmas? Existen tratados bastante metódicos sobre cómo identificar una casa embrujada, qué razones hay para que un fantasma no "cruce" al más allá y qué aparatos tecnológicos sirven para detectar su presencia. ¿Y qué tal la homeopatía y otras pseudoterapias? Hoy en día existen laboratorios que hacen estudios clínicos, observacionales y de otras clases con métodos expuestos en revistas indexadas sobre cómo afectan ciertos productos homeopáticos. ¿No importaría saber primero si lo que se está estudiando en realidad existe? Bueno, si aspiramos a formar una ciencia fáctica, ciertamente importa.
¿Notamos lo difícil que acaba siendo el asunto? VE acierta en decirnos que muchas críticas a la economía se basan en concepciones muy restrictivas de la ciencia, pero comete el error de dejar tan abierta la definición de ciencia, que ahí acaba encajando igual la economía como cualquier otra cosa.
Entonces, ¿demuestra VisualEconomik que la economía no es una pseudociencia?
Si a mí me preguntan, el mayor error de VE es ese intento por vendernos que si no es negro, entonces es blanco. Si la economía no es pseudociencia, entonces es ciencia. No aparecen tintes grises en el razonamiento del video. Y es que, bien podríamos decir que no, la economía no es una pseudociencia, pero eso no implicaría que sea una ciencia. La filosofía, la política o el arte no son pseudociencias, pero eso no nos dice si son parte de la ciencia, si tienen (o deberían tener) algún grado de cientificidad, ni nada remotamente parecido.
VE aporta algunos puntos importantes para decir que la economía no es una pseudociencia: tiene un objeto de estudio que aborda mediante aproximaciones (modelos y teorías), posee un fondo de conocimiento originado de la investigación, sustentada en métodos variados (experimentales, estadísticos, históricos), y aunque no siempre, podemos decir que sí ha proporcionado conocimientos que se mejoran a lo largo del tiempo. VE pudo haber añadido además que su objeto es un legítimo objeto de estudio (que existe y afecta a miles de millones de personas), presupone que su objeto de estudio es material y sistémico en lugar de ser abstracto, espiritual o ideal, que cuenta con una comunidad de investigadores (no solo defensores ideológicos), que continuamente contrastan las hipótesis y teorías manejadas, y que se nutre de otros campos, desde la estadística a la psicología social. Todos estos puntos o criterios (por lo menos, podríamos argumentar) acercan a la economía como un legítimo campo científico o en vías de consolidarse como uno.
Podríamos ser muy amables con VE y decir que intentaron acercarse a algo parecido, pero lo cierto es que no lo hicieron porque no abordaron la demarcación entre ciencia y pseudociencia como un problema de fronteras difusas y no un asunto de líneas que separan una y otra de forma clara. Partiendo de esas fronteras difusas y caminando hacia un lado u otro del espectro, es posible encontrarnos con disciplinas, teorías, modelos e hipótesis que se catalogan en ocasiones como semicientíficas y protocientíficas.
La semiciencia suele definirse, de forma muy escueta, como un campo, doctrina o teoría que aún no ha alcanzado la madurez epistémica completa. Puede que algunas de sus partes sean indiscutiblemente aceptadas como ciencia, teoría científica o conocimiento científico, pero otras aún no, o peor, se mantenga infectada de nociones igualmente identificables como ideológicas, especulativas o hasta pseudocientíficas. Los mejores ejemplos son la mayoría de ciencias sociales y la psicología. Nadie duda de la necesidad del estudio científico del origen de nuestra civilización, nuestras creencias, costumbres, lenguajes y nuestras conductas. Tampoco parece que haya gran controversia al decir que hay mucho conocimiento detrás de tales temas. Sin embargo, es cierto que la investigación científica de temas sociales y psicológicas se han visto empañadas por ciertas ideologías, doctrinas filosóficas y teorías pseudocientíficas que siguen siendo ampliamente populares dentro de buena parte de la comunidad de especialistas en estos campos. La economía, como muchos críticos han hecho notar, no está exenta de estos problemas.
Es cierto que ha habido poderosas ideologías político-económicas, como el stalinismo o el neoliberalismo, defendidas por sectores importantes de economistas. Es cierto que la economía ha defendido, adoptado y aplicado, teorías pseudocientíficas, como las defendidas por la escuela de Chicago o la escuela austriaca. Y también es cierto que existen presupuestos filosóficos, como el ideal crecimiento infinito aún cuando el mercado y los recursos sean finitos, que son defendidos por modelos económicos que aún se estudian en las universidades.
Un último punto a destacar es la actitud contraria a la ciencia de muchos economistas, o de teorías y escuelas económicas completas, en las que se defiende el modelo a costa de la realidad social. Llamada economía escolástica, puede verse como una actitud pseudocientífica, y ha estado presente igualmente en economistas ideológicamente posicionados a la izquierda (como en el marxismo), como a la derecha (con el neoliberalismo, por ejemplo).
VE acierta en darnos a entender que, a pesar de tratar con seres humanos (que poseen ideologías y preferencias políticas que influyen en su economía), la economía puede seguir siendo un campo legítimo de investigación científica, pero tal vez debió darnos más énfasis que, precisamente su inevitable carga ideológica y política han hecho que la madurez epistémica de este campo sea más lento que el de otras semiciencias.
No puedo culpar a VE por no abordar ninguno de estos problemas, esenciales para decir si la economía no solo no es una pseudociencia, sino que es (o está cerca de ser) una ciencia, pues acabarían con una serie completa de videos, no solo con uno de casi 15 minutos. Pero tampoco puedo decir que el video demuestre que la economía no es una pseudociencia. No considerar que lo sea no es lo mismo que aceptar que VE no demostró que no lo sea. La economía bien podría ser la (semi)ciencia social más científica de todas (como creen muchos economistas, para la diversión del resto de científicos sociales), pero VE solo nos muestra que la economía hace más cosas consideradas parte de la ciencia de lo que sus presuntos críticos de concepciones restringidas nos quieren hacer creer.
NOTA: Sí, usted tiene razón. Yo tampoco demuestro que la economía sea una ciencia o que no sea una pseudociencia. Recuerde que este artículo solo buscaba establecer si VisualEconomik lo hacía. Creo que el problema es muy grande y rebasa tanto este espacio, como mis conocimientos. Me basta con concluir que, al parecer, también rebasó a VisualEconomik... ¿por ahora?
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* "Philosophy of Economics", por Daniel M. Hausman, Stanford Encyclopedia of Philosophy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se permiten ataques personales, ofensas, enlaces a páginas inseguras o no deseadas, ni ningún tipo de trolleo en general. Si planeabas publicar alguna de las anteriores, ahórrame el tiempo de rechazar tu comentario y vete a otro lado.