"De hecho las pseudociencias comparten toda una filosofía, opuesta a la que presuponen las ciencias. En efecto, las pseudociencias son irracionalistas, irrealistas, espiritualistas, etc."Mario Bunge (comunicación personal, 27 de junio de 2017).
Como algunos saben, desde hace tiempo he estado promoviendo el estudio filosófico de la pseudociencia, no solo como una línea de investigación más dentro de la filosofía de la ciencia, sino como una rama completa y autónoma de la epistemología. En mi defensa de tesis, la palabra "autonomía" me acarreó una curiosa discusión con una de mis sinodales. Su interpretacion, más o menos, era que yo sostengo que un campo autónomo es uno que funciona sin intervención ni relacón con otros campos. Así, en el caso que me cuestionaba mi sinodal, yo estaría defendiendo que la ciencia, en tanto "campo autónomo", no se relacionaría con otros (como la política, la religión o la ideología), algo que es factualmente falso.
Como en ese caso, sostengo que la filosofía de la pseudociencia debe ser autónoma, en el sentido de que debería ser un campo académico con objetivos y problemáticas de investigación propios, pero esto implica a su vez que, como campo del conocimiento legítimo, estaría prácticamente obligado a nutrir y nutrirse de otros campos relacionados, como la filosofía de la ciencia y la ciencia misma.
Como verán, mi tesis no defiende una idea que se encuentre en otro autor sobre algún tema tradicional de la filosofía. Mi trabajo consistió en defender por qué deberíamos construir un nuevo campo de la filosofía, más en particular de la epistemología, recurriendo tanto a ejemplos de problemáticas originales de la filosofía de la pseudociencia, un enfoque en el que puede encuadrarse (el de la llamada filosofía científica), así como un ejercicio especulativo de posibles contra-argumentos inspirados en objeciones clásicas a la legitimidad del problema de demarcación ciencia-pseudociencia.
Ya que en mi tesis usé el formato APA, dejaré el mismo para aquellas referencias a libros y artículos de revista que no estén disponibles en internet, pero lo suprimiré en aquellos artículos, notas, ensayos o videos de internet, colocando un enlace que los lleve a la fuente original desde otra ventana, y así evitar engrosar la bibliografía final innecesariamente.
Introducción: la epistemología como campo de conocimiento
La filosofía posee una característica especial que pocos campos del conocimiento tienen: es autorreflexiva, es decir, se cuestiona su propia naturaleza y sus principios como parte de sus objetivos, de similar forma al análisis de sus objetos “tradicionales” de estudio como la justicia, el bien, el sentido de la vida o la naturaleza del conocimiento, entre muchos más. Los campos tecnológicos raras veces hacen de la autorreflexión algo propio de su profesión, y solo algunas ciencias sociales (como la historia o la sociología) son autorreflexivas, mientras que en el resto de campos científicos la autorreflexión de lo que se hace como investigación científica es trabajo que se cataloga a veces como obra para estudiantes en sus primeros años, o como material para la divulgación o la filosofía de la ciencia. Pero la filosofía tiene todo un campo de investigación activo dedicado al análisis filosófico de sí misma: la metafilosofía.
Los trabajos metafilosóficos versan en muchas ocasiones sobre cuestiones lógicas, metodológicas y axiológicas que sirven para la investigación filosófica general, aunque ocasionalmente se reformula la extensión de una rama o campo. Aunque hoy en día la metafilosofía es generalmente bien vista, algunos autores, como Popper (1952), cuestionaron este tipo de investigación, argumentando que desvían a las comunidades de investigadores de abordar problemas de relevancia dentro de un campo, al concentrarse en cuestiones tales como “¿qué es la ciencia?”, “¿qué es la filosofía?” o “¿qué es un problema filosófico?”. Pero estos son también problemas que exigen trabajo sistemático, completamente distinto (aunque complementario) de los problemas internos de un campo.
Este trabajo pretende ser un análisis metafilosófico en este último sentido, que denuncia un hueco en la epistemología moderna que se ha dejado pasar por mucho tiempo, a saber, la riqueza de la problemática filosófica derivada de la pseudociencia como campo del conocimiento. La investigación filosófica sobre la pseudociencia suele ser vista como un tema secundario en filosofía de la ciencia, generalmente como consecuencia de alguna tesis particular sobre el problema de la demarcación, algo como:
a) La ciencia se define por las propiedades x, y, z, por lo tanto,
b) la pseudociencia es aquello que imita las propiedades x, y, z, pero no las cumple (todas o algunas).
En este trabajo se problematiza sobre una de las propuestas actuales para la diferencia conceptual, principalmente, entre ciencia y pseudociencia, ubicándolas como dos miembros de los campos del conocimiento y diferenciadas tanto de otros campos como entre sí mismas. La clarificación conceptual permitirá establecer a su vez que, ya que la pseudociencia es un campo diferenciado de otros, genera problemas generales o filosóficos distintos a los que generan la ciencia y otros campos del conocimiento tradicionalmente estudiados por la epistemología. Estos problemas son hoy en día objeto de estudio de distintos trabajos académicos que se han incrementado con el tiempo, pasando de trabajos académicamente marginales (con mayor aceptación entre publicaciones de divulgación y escepticismo científico) a publicaciones de relevancia que se toman en serio la problemática social y filosófica de la pseudociencia. Varias de estas investigaciones han mostrado que la pseudociencia ha sido especialmente nociva en las últimas décadas al contribuir o ser la base de movimiento sociales que niegan la ciencia, tales como los movimientos creacionistas, los terraplanistas, los teóricos de la conspiración, los negacionistas climáticos, los antivacunas y los antitransgénicos.
El trabajo metafilosófico aquí expuesto hace uso a su vez de varios principios que, siempre que sea necesario, serán explícitamente señalados. Por ejemplo, hasta aquí se ha presupuesto que los campos del conocimiento (sean la ciencia, la tecnología, la filosofía o la pseudociencia) son el objeto de estudio de la epistemología. La epistemología es entendida algunas veces como un sinónimo de gnoseología (o teoría general del conocimiento) y otras, en un contexto anglosajón, como sinónimo de filosofía de la ciencia (Quintanilla, 1976, pp. 191-192). En la actualidad, incluso algunos de los proponentes de la llamada filosofía científica suelen aportar a la confusión del término, definiendo a la epistemología como “el estudio general de los procesos cognitivos y sus resultados, es decir, el conocimiento” (Romero, 2018, p. 51) o “el estudio de los procesos cognitivos -en particular la indagación- y su resultado (el conocimiento) en términos generales” (Bunge, 2005, p. 62); aunque otras ocasiones señalan que “la epistemología, o filosofía de la ciencia, es la rama de la filosofía que estudia la investigación científica y su producto, el conocimiento científico” (Bunge, 1976, p.1), misma definición que sostienen en otras partes (Bunge, 1980, 2000).
En la presente investigación haremos la distinción entre epistemología y gnoseología. Entenderemos la primera como la rama de la filosofía o campo de investigación que estudia los problemas generales derivados de la actividad o práctica de los campos del conocimiento y sus resultados, la producción, aplicación, tergiversación, imitación o falsificación del conocimiento (dependiendo del campo del conocimiento del que se hable). Mientras tanto, supondremos que la gnoseología es la rama de la filosofía que se ocupa del estudio de los problemas generales de los procesos cognitivos y sus resultados, el conocimiento, pero también el aprendizaje, la justificación y la creencia, al tratarse tanto de conceptos como de procesos cognitivos a menudo relacionados (y confundidos) con el conocimiento. Vistas así, la epistemología parecería estar más relacionada con la historia y la sociología del conocimiento, mientras que la gnoseología sería un campo necesariamente asociado a las ciencias cognitivas. El primero se ocuparía del producto de ciertas actividades humanas que serán definidas como campos del conocimiento, y el segundo investigaría la parte de la problemática más general derivada de la comprensión actual de los procesos cognitivos. Esta separación contribuye a una mayor claridad a la hora de referirnos a “problemas epistemológicos”, “madurez epistémica”, “consenso” y otros conceptos utilizados a lo largo de este trabajo. Diferenciar estas dos grandes ramas de la filosofía no implica que no se encuentren íntimamente relacionadas entre sí, como con otras áreas del campo.
Así, puede verse este texto también como uno que ofrece un aporte a un problema de la demarcación distinto, el de diferenciar campos filosóficos en favor del mejor entendimiento de los problemas que cada campo aborda y cómo se relacionan. Como todos los trabajos, el presente tiene límites, y el más notorio para su autor es el haberse concentrado en el estudio y comprensión conceptual de la pseudociencia y la filosofía de la pseudociencia (término que aparece por primera vez como el título de la antología editada por Pigliucci y Boudry, 2013a), pero también el haber dejado pendientes las preguntas sobre otras formas de falsificación del conocimiento que en la actualidad comienzan a generar líneas de investigación interesantes. Tales son la pseudoepistemología (Bunge, 1985), la pseudorreligión (Bube, 1977, Alfaro Keim, 2007), la pseudofilosofía (Bunge, 1998, 2002; Rescher, 2005; Pigliucci, 2011; Moberger, 2021), la pseudotecnología (Bunge, 1985; Romero, 2018; Hansson, 2020a) y el pseudocientificismo (Bunge, 2014e, 2017a).
La presente investigación se centra en el esbozo teórico de la filosofía de la pseudociencia, utilizando (aunque no limitándose en) el problema de la demarcación ciencia-pseudociencia como punto de partida o problema fundacional tanto para la filosofía de la ciencia como para la filosofía de la pseudociencia. Mientras los filósofos de la ciencia problematizan sobre qué es la ciencia y qué la hace tan especial, los (futuros) filósofos de la pseudociencia buscarán las mejores respuestas a qué es la pseudociencia, cómo influye en la concepción o visión del mundo de individuos, colectivos e incluso naciones, y cuán socialmente nociva podría llegar a ser.
El primer capítulo se concentra en la definición clara de los conceptos básicos para abordar el problema filosófico de las pseudociencias, como son las definiciones y clasificación de los campos de conocimiento, la definición de ciencia, semiciencia y protociencia como campos de investigación entendidos de mejor manera como un contínuo que mejora o degenera en el tiempo a través de los criterios de demarcación expuestos por Mario Bunge, para terminar con la definición de pseudociencia, los presupuestos filosóficos detrás de este campo de creencia y una primera división entre teorías pseudocientíficas (pseudoteorías) y negacionismo de la ciencia.
Establecida esta primer parte, procederemos a la exposición de problemas filosóficos derivados de la existencia de las pseudociencias en nuestra sociedad, relacionados pero no reducibles al problema de la demarcación ciencia-pseudociencia, enriqueciendo el naciente campo con propuestas a líneas de investigación abiertas a debate: cómo han sido clasificadas las pseudociencias por aquellos que las han investigado y denunciado públicamente como falsificaciones culturales; cómo es posible que, en ocasiones, prometedoras líneas de investigación e hipótesis inicialmente consideradas como científicas pueden “colapsar” hasta volverse nuevas pseudociencias; por qué es importante abordar el problema de las pseudociencias (tanto en términos académicos como sociales); para finalmente ofrecer un esbozo de una filosofía de la pseudociencia que utilice los conceptos expuestos en el primer capítulo, la problemática del segundo y el enfoque de la filosofía científica, mostrando que tal campo solo será inteligible dentro de un sistema filosófico completo donde la investigación filosófica de la pseudociencia enriquece también otros campos filosóficos y científicos, a la vez que se enriquece de ellos.
El capítulo tres se dedica enteramente al problema metafilosófico de la legitimidad académica de un campo emergente como es la filosofía de la pseudociencia, armando diversos argumentos basados en las objeciones que algunos autores célebres han hecho a la legitimidad del problema de la demarcación como problema epistemológico.
A lo largo de los capítulos se expondrán distintos casos de campos y teorías considerados como pseudocientíficos por el consenso tanto científico, como activista escéptico, filosófico y ciudadano, con el propósito de ilustrar las características, naturaleza y casos concretos de la “pseudociencia en acción” en la sociedad.
Resta añadir que, aunque el marco teórico del presente trabajo no es otro que la filosofía científica defendida por Mario Bunge (1980, 1984, 2002, 2015, 2017a) y otros (Mosterín, 2013; Denegri, 2014; Andrade, 2017; Romero, 2018; Matthews, 2019; Martino, 2019; Teixidó y Carcacía Campos, 2024), enfoque que se centra en análisis conceptuales críticos, que toma en cuenta un fondo de conocimientos científicos bien establecidos y en contínua actualización que enriquece la investigación, centrándose en el carácter sistémico de toda investigación científica o filosófica. También es notable la influencia del escepticismo científico, al ser el enfoque sostenido por el llamado “movimiento escéptico”, un movimiento social compuesto por científicos, historiadores, filósofos, periodistas y público general preocupado por el avance de la pseudociencia, la superstición, las teorías paranoicas de conspiración y demás creencias consideradas “marginales” o “irracionales”, cuyo compromiso moral y social es exponer el embuste que se deriva de creencias irracionales y campos pseudocientíficos. Este movimiento se mantuvo durante décadas como una de las principales fuentes de información crítica y expositiva sobre el tema, a la vez que se cuestionaba el escaso interés mostrado por el mundo académico, donde se sostenía mayoritariamente que estas creencias marginales eran inocuas y/o representaban un problema menor en comparación con las grandes cuestiones académicas. No es casualidad que aquellos pocos autores que consideraremos básicos para la presentación de la filosofía de la pseudociencia (como Popper, Bunge, Hansson, Pigliucci, Mahner, Boudry, Gordin, Oreskes, Romero o McIntyre), hayan sido o sean a su vez nombres destacables del movimiento escéptico contemporáneo.
Basado en esta investigación, se postula como tesis que la filosofía de la pseudociencia es un campo de investigación emergente y particular que forma parte de un campo más general, la epistemología, que a su vez es una rama básica de la filosofía, encontrándose en estrecho contacto con otros campos de investigación, como la ciencia. La producción filosófica sobre los problemas derivados de la pseudociencia se encuentra actualmente en ascenso, tal como muestra la bibliografía constantemente actualizada durante la investigación del presente trabajo. La filosofía de la pseudociencia es parte de un sistema, con la posibilidad de ser planteada o abordada desde distintas doctrinas o enfoques filosóficos, pero sin dejar de ser parte de este campo de conocimiento llamado epistemología.
Agradecimientos
Agradezco especialmente a Mario Bunge, quien dio su “bendición” para la realización de este trabajo pues, según me comentó vía correo electrónico, “Muy pocos filósofos han criticado las seudociencias porque muchos de ellos han creído en ellas” (Bunge, comunicación personal, 27 de junio de 2017).
También agradezco los comentarios y respuestas a mis dudas de parte de Sven Ove Hansson, Antonio Diéguez Lucena, Rafael González del Solar, Manuel Corroza Muro, Carlos Romero Castillo, Sergio Morales Inga y Óscar Frederic Teixidó Durán. Me encuentro igualmente en deuda con todos aquellos que aportaron publicaciones, bibliografía, críticas y comentarios al grupo de estudio que inicié en la red social Facebook, “Historia y Filosofía de la Pseudociencia” y dentro de mi blog personal El escéptico de Jalisco. Así mismo, agradezco a mis sinodales Nalliely Hernández Cornejo, Fabián Bernache Maldonado y Alonso Nava Amescua su lectura, observaciones y críticas de la versión previa a la aquí presentada.
De manera personal, agradezco la paciencia de mi director Mario Alberto Lozano González, quien revisó de manera amable, pero crítica, cada versión de este trabajo, y a Gustavo Esteban Romero por sus observaciones, sugerencias y por compartir conmigo su trabajo de investigación próximo a publicarse. Cualquier error que aún persista en este trabajo, debe mirarse como de exclusiva responsabilidad mía.
Por último, pero no menos importante, agradezco y dedico este trabajo a mis padres Daniel Galarza Santana y Luz María Santiago Castillo, y a mis mejores amigos Gerson Geovanni Alcantar Hernández, Marisela Guzmán García, Francisco Javier López Jauregui, Juan Pablo Vázquez Fraustro y Luis Enrique Rodríguez Ruíz que, aunque a veces frustrados o preocupados por mí, buscaron, a su modo, brindarme todo el apoyo que pudieron.
Bibliografía
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trascendental, y un mensaje de esperanza, en un mundo de cambios. Cuadernos de
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Martino, A. A. (comp.), (2019). El último ilustrado.
Homenaje al centenario del nacimiento de Mario A. Bunge, Editorial Eudeba.
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Teixidó, O. y Carcacía Campos, I. (2024). La filosofía sintética: ¿Qué es y por qué todo filósofo dedicado a la investigación debería adoptarla?, Logos. Anales del Seminario de Metafísica, 57(2), pp. 271 – 290.
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