"La filosofía de la ciencia es una disciplina académica híbrida
joven, vigorosa y en plena etapa de crecimiento y diferenciación.
A través de su breve historia (apenas 2 siglos) ha pasado
por varias etapas, unas dominadas por los filósofos y otras por
los científicos. En mi opinión, ha llegado el tiempo para que
en este campo del conocimiento surja una nueva clase de personajes,
humanistas de corazón con la experiencia profesional
de científicos, o bien hombres de ciencia experimentados con
intereses serios en la filosofía. Y si ya hemos llegado a ese momento,
los personajes no sólo surgirán muy pronto sino que
probablemente ya se encuentran entre bambalinas, esperando
oír su clave para aparecer en escena, iluminados y sonrientes,
como corresponde a los principiantes llenos de confianza en su
destino." Ruy Pérez Tamayo.
Esta es una entrada a modo de "prefacio" a otra que estoy preparando en respuesta al periodista Mauricio-José Schwarz, quien en una larga entrevista donde habla del contenido de su más reciente obra, La izquierda feng shui (2017), despotrica nuevamente incoherencias sobre la filosofía. Estoy bastante interesado en comprender de la mejor manera lo que hoy conocemos como el complejo anti-filosofía, un padecimiento imaginario creado por el filósofo de la biología, Massimo Pigliucci, rebajándose al nivel de algunos divulgadores como el cósmologo Lawrence Krauss, quien en una entrevista aseguraba que los filósofos al parecer padecen de un complejo de envidia a la ciencia porque, después de todo, la ciencia ha producido conocimientos sobre el mundo en que vivimos (y sobre nosotros mismos), mientras que la filosofía, evidentemente para Krauss, Schwarz y otros, no. Si los divulgadores se pueden inventar complejos para "explicar" (?) la supuesta envidia de los filósofos a los científicos, ¿por qué un filósofo no podría jugar el mismo juego? Claro está, que a diferencia de estos divulgadores y sus hipótesis ad hoc sobre el trabajo de los filósofos, el objetivo final es el demostrar que tal competencia entre ciencia y filosofía es ficticia.
Sería injusto dejar esta imagen en la que (todos o la mayoría de) los divulgadores científicos padecen del complejo anti-filosofía. Lo cierto es que, por lo menos hasta donde he alcanzado a constatar, hay un "consenso" en divulgación científica sobre la importancia y el lugar que le corresponde a la filosofía, sobre todo a la filosofía de la ciencia, para comprender una actividad humana tan asombrosa como es la ciencia. Esto es algo que podemos constatar a través de artículos de divulgadores como Sean Carroll, Steven Novella, Ruy Pérez Tamayo, Martín Bonfil Olivera, o (esta traducción hecha por) César Tomé López.
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Así comienza el primer capítulo de El gran diseño (2010), de Hawking y Mlodinow. ¿Fin de la filosofía o solo un libro de mala filosofía? |
Sería injusto dejar esta imagen en la que (todos o la mayoría de) los divulgadores científicos padecen del complejo anti-filosofía. Lo cierto es que, por lo menos hasta donde he alcanzado a constatar, hay un "consenso" en divulgación científica sobre la importancia y el lugar que le corresponde a la filosofía, sobre todo a la filosofía de la ciencia, para comprender una actividad humana tan asombrosa como es la ciencia. Esto es algo que podemos constatar a través de artículos de divulgadores como Sean Carroll, Steven Novella, Ruy Pérez Tamayo, Martín Bonfil Olivera, o (esta traducción hecha por) César Tomé López.