En los últimos años he notado que son cada vez menos portales que festejan el Día del escepticismo contra el avance de la pseudociencia y la irracionalidad, al mismo tiempo que he notado un aumento de la polarización política dentro de los pocos portales escépticos que aún existen, divididos entre los que critican el movimiento MAGA en su totalidad, mientras otros aplauden parcialmente (unos pocos han sido consumidos completamente y ya no se les debería considerar parte del movimiento escéptico) algunas de sus políticas, como sus ataques directos a los derechos humanos de inmigrantes, personas LGBT+ (especialmente a la comunidad trans) y a otros temas que llaman de forma oscurantista, "woke". No sugiero que una y otra cosa están causalmente relacionadas, pero sí creo que buena parte de muchos de los que defendían el pensamiento crítico, los valores de la Ilustración (que al final se cristalizan en la defensa de los Derechos Humanos), han pasado de largo en las implicaciones de esta defensa.
Pero me niego a abandonar esta tradición que conmemora el legado y aniversario luctuoso del astrónomo y divulgador Carl Sagan, como ejemplo para todos aquellos que aspiramos a ser y a promover una ciudadanía científica y críticamente responsable. Como ya hemos visto en otra ocasión (por aquí también), y contrario a lo que algunos prejuicios academicistas nos puedan decir, los trabajos divulgativos de Sagan son un ejemplo de lo filosófica y socialmente enriquecedora que puede ser la divulgación científica, tanto para los interesados no profesionales como para los especialistas en filosofía de la ciencia.
Y también, como he buscado mostrar con mi trabajo de tesis, para la aún por nacer filosofía de la pseudociencia. Pero hay un punto que no he tratado aún, una propuesta original del filósofo de la ciencia Lee McIntyre, para quien El mundo y sus demonios (1997) ofrece una idea esencial con implicaciones para aquellas áreas o campos que no son científicas, pero pretenden serlo (o competir con la ciencia), como son las pseudociencias y el negacionismo. McIntyre, en su obra La actitud científica (2020), la llama "la matriz de Sagan" y podría ser bastante útil para diferenciar (aunque no nos dice si demarcar propiamente dicho) entre pseudociencia y negacionismo de la ciencia. Aunque la segunda es una variante de la primera, como bien sabemos, posee algunas características propias que podrían hacerla más atractiva y más peligrosa que pseudociencias "clásicas", como la astrología o la ufología.


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